/BOLETIN-DROGAS/ BOLIVIA: España respaldó lucha contra el narcotráfico

El presidente del gobierno de España, José María Aznar, en su visita de tres días a Bolivia, respaldó la lucha del país latinoamericano contra las drogas y comprometió fondos de ayuda por 135 millones de dólares.

Aznar y su par boliviano Hugo Banzar firmaron siete tratados a través de los que se destinan fondos españoles a programas de desarrollo y el alivio de la deuda externa de Bolivia.

Los planes de lucha contra la pobreza del gobierno de Banzer serán apoyados a través de un programa de cooperación técnica con un respaldo financiero español de 38 millones de dólares.

España también aportará 12 millones de dólares para impulsar el microcrédito en Bolivia, mientras que un programa de cooperación financiera implicará el desembolso de 70 millones de dólares por parte de Madrid para la pequeña industria.

Por último, durante la visita del mandatario español que concluyó el lunes, éste se comprometió a asignar al país andino 15 millones de dólares para alivio de su deuda externa.

"Bolivia y España han subido unos peldaños. En la moderna historia de las relaciones entre los dos países, no ha existido nunca un momento tan importante como éste", dijo Aznar en La Paz.

Banzer, amigo personal del presidente del gobierno español, respondió que "España es la llave de Bolivia para ingresar a Europa", en referencia a futuras iniciativas comerciales pero también para lograr la cooperación de la Comunidad Europea en otros asuntos, como la guerra al narcotráfico.

Bolivia se ganó esta semana un nuevo aliado estratégico para continuar su combate contra las drogas, a pesar de la reciente disminución de la ayuda de Estados Unidos, que bajó el presupuesto destinado al país en la materia de 48 a 12 millones de dólares.

Aznar se comprometió a hacer campaña a favor de Bolivia no sólo en España, sino también en la Organización de las Naciones Unidas y Europa para que la comunidad internacional reconozca los esfuerzos del país para poner fin a la producción de drogas.

"Quiero decirle al presidente de Bolivia, mi amigo Hugo Banzer, que no le va a faltar nunca la comprensión española" en materia de lucha contra el narcotráfico, aseguró Aznar.

El buen momento de las relaciones boliviano-españolas se refleja en las inversiones. Los empresarios españoles figuran en segundo lugar después de los estadounidenses en ese sentido, pero tienen la meta de convertirse a corto plazo en los mayores inversionistas en este país.

Con un total de 207,9 millones de dólares inyectados en Bolivia, las inversiones españolas representan hoy algo más del 30 por ciento del total de inversiones de empresas hasta 1997 en este país.

Hasta ahora, esas inversiones se han canalizado a los sectores de electricidad, administradoras de fondos de pensiones, telecomunicaciones, hidrocarburos, industrias y editoriales. El próximo paso será la banca comercial.

El Banco Central Hispano o el Santander comprarán 67 por ciento de las acciones del Banco de Santa Cruz de Bolivia, el más grande de este país con activos por 1.160 millones de dólares.

Otros bancos bolivianos de primer nivel pasarán en seguida a ser controlados por grandes bancos españoles, de acuerdo con las negociaciones en curso durante los últimos días.

Más que por el mercado boliviano, el interés de la banca española de asentarse en este país radica en razones estratégicas, para trabajar en grandes operaciones financieras en la América Latina, dicen los expertos en esta materia.

En 1997, la actividad de las empresas españolas que ya están en Bolivia representó una facturación de más de 1.775 millones de dólares, según la Cámara de Comercio Boliviano-Española.

"Esto representa el por ciento del producto interno bruto boliviano, lo que reafirma la apuesta del empresariado español en Bolivia", dice José Luis Muñoz, presidente de esa Cámara de Comercio.

En las próximas semanas, importantes firmas comerciales españolas comenzarán a operar con nuevas inversiones en los sectores de petroquímica, cárne, agroindustria y finanzas, anunció Muñoz.

En esas condiciones, Bolivia parece demostrar que dejó de ser un país de riesgo en la región y que, por el contrario, se convierte de a poco en un atractivo mercado de producción y consumo para inversionistas extranjeros. (FIN/IPS/jcr/mj/if ip dv/98

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