/BOLETIN-DD HH/ UGANDA: Ocultan a niños de la calle de la mirada de Clinton

El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, mantuvo la capital del país "limpia" de niños de la calle para evitar una mala impresión a su par de Estados Unidos, Bill Clinton, quien anunció a su llegada un programa a favor de la infancia africana.

La iniciativa de 26 millones de dólares para suministrar educación básica a niños y niñas de Africa no fue advertida por Gladys Namboye, de 11 años.

Mientras Clinton visitaba una escuela 15 kilómetros al este de Kampala el martes durante su primer día de visita, Namboye no estaba en clase. Estaba huyendo del centro de reclusión transitoria de menores en Nsumba, 30 kilómetros al oeste de la capital.

Allí fueron conducidos Namboye y otros 123 niños y niñas desamparados que deambulaban por las calles de Kampala poco antes de que comenzara la visita de Clinton.

Dos días después, Namboye regresó a la capital. "Aquí estoy mejor. Es mejor que el hogar de caridad donde lo único que nos dan de comer es maíz", dijo.

Más de 300 personas fueron detenidas en Kampala cinco días antes de la llegada del presidente estadounidense el martes. Fueron llevados en camiones en un ejercicio conjunto de la policía y el Concejo Municipal de Kampala con el fin de "limpiar la ciudad de mendigos" y niños y niñas de la calle.

Algunos fueron detenidos en los centros de reclusión en los vecindarios de Mulago, Naguru y Kisubi, en la capital. Otros, como Namboye, terminaron fuera de Kampala.

La "operación limpieza", que también incluyó recolección de basura así como la reparación y pintura de viejos edificios y calles, fue ordenada por el gobierno de Museveni.

Clinton llegó al aeropuerto de Entebbe, 21 kilómetros al sur de Kampala, el martes de mañana, en la segunda escala de su gira de 11 días por seis países de Africa que comenzó el domingo pasado en Ghana y concluirá el próximo miércoles en Senegal.

El presidente estadounidense, acompañado por su esposa Hillary Rodham y su hija Chelsea, se reunió el miércoles en Kampala con jefes de Estado y de gobierno de 10 países del este y centro de Africa.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) informó que más de 10.000 niños y niñas habitan en las calles de Kampala. Pero Clinton no tuvo oportunidad de ver la pobreza generalizada en la capital de Uganda en los dos días que estuvo allí.

La acción provocó la protesta de grupos ugandeses de acción social y derechos humanos. "El Concejo y la policía están resueltos a desalojar a los niños de las calles, pero eso no resuelve el problema. Solo habrá solución si el gobierno cambia sus políticas opresivas", dijo, furioso, un trabajador social.

"Esto es ridículo. ¿Quién les dijo a estos zalameros que no hay prostitutas y niños de la calle en Estados Unidos?", dijo Tajudeen Abdul kRaheem, secretario del Movimiento Panafricano con sede en Kampala, a The New Vision, el principal diario de Uganda.

El columnista político Rigiireheh Runaku parangonó esta acción con una similar del ex dictador Idi Amín, quien ordenó en 1975 el arresto de todos los mendigos y niños de la calle antes de una cumbre de la Organización para la Unidad Africana.

"Estos pobres ugandeses acabaron entonces como alimento para cocodrilos", recordó Runaku.

Las autoridades replicaron que la medida no tuvo relación con la visita de Clinton, sino que es parte de un programa de reubicación a largo plazo.

"Solo pasarán un mes en hogares transitorios antes de que se los conduzca a sus distritos respectivos", dijo el funcionario del gobierno a cargo de Bienestar Social en Kampala, Dan Mujjukizi.

Pero Raheem sostuvo que la existencia de niños y niñas de la calle reflejan la pobreza derivada de las reformas económicas del gobierno de Museveni.

Desde que Museveni se alzó con el poder en 1986, este país de Africa oriental es objeto de reformas económicas que lo ubicaron entre las 15 economías de crecimiento más acelerado del mundo.

Pero Gladys Namboye no está al tanto de ese dato. Aunque sabe que es muy probable que la policía la atrape y la conduzca de nuevo a un centro de reclusión, prefiere quedar en las calles, donde puede mendigar poco más de tres dólares diarios, suficientes para alimentarse. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/pm/mj/hd dv/98

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