Representantes de la industria y autoridades del gobierno de Estados Unidos atacaron la propuesta del estado de Maryland para prohibir los contratos con firmas que hagan negocios con Nigeria, alegando que la medida es contraria al libre comercio.
Las continuas informaciones sobre violaciones de derechos humanos y devastación ambiental en Nigeria llevaron a la legislatura de Maryland a considerar una ley que aplicara sanciones contra el país más poblado de Africa.
El principal efecto sería la prohibición del uso de petróleo de Nigeria, que representa un total de 12.000 millones de dólares en las exportaciones del país.
Autoridades federales y una fuerte coalición de grupos industriales y comerciales estadounidenses intentan bloquear la ley alegando que las sanciones violarían los acuerdos internacionales de libre comercio.
Grupos de ambientalistas y defensores de los derechos humanos alegan que la medida es otra evidencia de que los intereses de las corporaciones multinacionales son la fuerza motriz de la política exterior de Estados Unidos.
"Si nos hubiéramos guiado por las reglas comerciales durante la lucha por liberar a Sudáfrica, Nelson Mandela aún estaría en prisión", dijo Randall Robinson, presidente de TransaAfrica, un grupo de presión africano-estadounidense.
"Espero que los legisladores de Maryland no se dejen intimidar por estas tácticas de línea dura", agregó.
Si el proyecto de ley es aprobado, se verían afectadas las compras del estado de Maryland de productos como gasolina de Shell Oil, junto a las opciones de pensiones e inversión del estado.
Pero autoridades federales afirman que la propuesta va contra la política exterior de Estados Unidos y violan normas internacionales de libre comercio.
La semana pasada William Ramsay, subsecretario asistente de Sanciones Económicas y de Energía advirtió a las autoridades estatales de Maryland que el proyecto de "compra selectiva" va contra las disposiciones internacionales de libre comercio.
A los opositores del proyecto se sumó una coalición de empresas e industrias llamada USA Engage, que incluye fuertes grupos de presión y gigantes de la industria como el American Petroleum Institute, Exxon, Union Carbide y Unocal.
Estas grandes compañías temen que las sanciones afecten sus ganancias por ponerlos en desventaja comparativa. "Las sancines unilaterales del estado de Maryland no ayudarán al gobierno de Nigeria a embarcarse en reformas positivas", dijo Frank Kittredge, vicepresidente de USA Engage.
Aunque el presidente Bill Clinton prohibió las inversiones de Estados Unidos en Birmania, se opone a estrictas sanciones contra Nigeria, alegando que la "participación constructiva" con los líderes de la nación tiene más posibilidades de conducir a la mejora de la situación de los derechos humanos.
"La respuesta del gobierno de Clinton a la brutal persecución de activistas defensores del medio ambiente en Nigeria ha sido débil, en el mejor de los casos", dijo Carl Pope, director ejecutivo del Sierra Club, con sede en Washington, uno de los más antiguos y mayores grupos de ambientalistas de Estados Unidos.
"No podemos dejar que burócratas del comercio impulsados por los intereses de las corporaciones internacionales nos priven del derecho de proteger los derechos humanos y el medio ambiente", agregó.
Los críticos del régimen militar del general Sani Abacha en Nigeria responsabilizan a las corporaciones, pero también a las relaciones públicas y las presiones en respaldo del país africano.
Desde que Abacha tomó el gobierno en 1993, más de 7.000 personas fueron encarceladas sin juicio, según Amnistía Internacional.
La atención internacional se centró en el país africano en 1995, cuando el régimen militar ahorcó a Ken Saro-Wiwa, escritor de fama mundial y reconocido activista, y a otros ocho nigerianos, por su campaña contra la dictadura militar y las actividades de la petrolera Royal Dutch Shell.
Más de 30 años de explotación de petróleo en el delta del río Níger en la región conocida como Ogoniland contaminaron el agua potable y extinguieron los peces de los ríos.
Los cultivos no prosperan en grandes extensiones de tierras ahora infértiles en el delta, y la vida silvestre animal y vegetal desapareció casi por completo, denuncian ambientalistas locales e internacionales. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/lp/ip if hd/98