Estados Unidos y Europa compiten por el honor de quién ejerció mayor presión sobre China, pero Beijing ha dado pocas señales de sus verdaderas intenciones para cambiar su tratamiento de los derechos humanos.
Quienes intentan leer las acciones de China notan que, aunque el anuncio de Beijing de que firmará una convención de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre derechos políticos fue muy destacado en los medios extranjeros, apenas tuvo cobertura en las páginas de los diarios locales.
El anuncio, hecho este mes por el saliente primer ministro Qian Qichen, en vísperas de la reunión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU la semana pasada en Ginebra, se produjo mientras Estados Unidios dijo que no presionaría por una resolución condenando a Beijing en la reunión.
Las presiones por una resolución contra China se convirtieron en un ritual anual que no lleva a ningún sitio. En febrero, la Unión Europea, citando mejoras en la situación de los derechos humanos en China, dijo que esta vez no respaldaría una resolución de ese tipo.
Con el debate anual sobre la actitud de China desde la masacre de Tiananmen de 1989, los analistas debaten si los gobiernos occidentales han sido demasiado blandos al juzgar si China realmente dio pasos significativos para merecer una recompensa.
El canciller de Gran Bretaña, Robin Cook, se apresuró a atribuir a la Unión Europea el logro del cambio en el diálogo sobre derechos humanos con China.
Cook citó lainvitación de Beijing a la Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Mary Robinson, a visitar el país, la cual sería la primera de su tipo.
Otros ven los avances de China como resultado de la visita del presidente Jiang Zemin a Estados Unidos en octubre del año pasado, en un acto de mejora de las relaciones entre China y Estados Unidos. En noviembre, China liberó a su disidente Wei Jingsheng.
Con la reunión de Ginebra, Washington anunció que el viaje del presidente estadounidense Bill Clinton a China se trasladó de noviembre a junio.
Estas medidas son tomadas como pasos positivos, pero las autoridades de Beijing envían el mensaje de que los hechos de Ginebra no son relevantes debido a la presión internacional. Por el contrario, los ven como resultado de las persistentes políticas chinas sobre derechos humanos.
Además, frustraron esperanzas de que Beijing respondería a la reducción de las críticas públicas e internacionales liberando al otro destacado disidente, Wang Dan, el líder encarcelado de las protestas de 1989 en la plaza Tiananmen.
"Siempre favorecemos el diálogo sobre derechos humanos, pero eso no significa que aceptaremos acusaciones sin razón ni interferencia en los asuntos internos de China", dijo el portavoz de la cancillería Zhu Bangzao.
Una mirada más atenta a las mejoras de China en los derechos humanos, citada por la Unión Europea como motivo para restar apoyo a una resolución crítica este mes revela que podría ser menos significativa de lo que muchos pueden creer en un primer momento.
Un ejemplo es la prisión modelo presentada a la delegación de la UE que visitó Beijing en febrero durante una ronda de conversaciones sobre derechos humanos.
En la prisión de Daxing, al sur de Beijing, los visitantes vieron una piscina y mesas de billar, y cada celda con un acuario de peces tropicales y plantas. Los prisioneros hablaban bastante bien inglés, y tenían una banda de rock que tocó en el salón comunal a la llegada de la delegación.
La sorpresa de los miembros de la delegación ante lo que vieron es comprensible, pero muchos destacan que la prisión de Daxing está lejos de ser típica, y el acceso a las cárceles en China ha sido negado a la Cruz Roja durante un largo tiempo.
La Cruz Roja pide a autoridades chinas que permitan el acceso a todos los sitios de detención y tener visitas privadas sin la presencia de testigos oficiales.
Pero el avance ha sido poco. "Aún estamos lejos de la aceptación de parte de China de nuestras pautas", dijo el mes pasado a la prensa de Hong Kong Christian Brummer, vicepresidente regional de la Cruz Roja.
La visita de Mary Robinson a China, anunciada por Beijing un mes antes de la reunión de Ginebra, aún no tiene fecha. Según un funcionario de prensa de la ONU, la planificación del viaje no comenzará hasta dentro de un mes.
Si China firma la Convención Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos de la ONU, significaría que los ciudadanos chinos tienen garantizada la libertad de expresión y religión, la igualdad ante la ley y la participación en asuntos públicos y elecciones.
Un reciente comentario de la Sociedad China de Estudios de Derechos Humanos afirma que "está de acuerdo con las normas internacionales que China restrinja la libertad de información, expresión, publicación, asamblea, asosciación y creencia religiosa, si estas tienen por meta incitar el derrocamiento del gobierno, la dirigencia del Partido Comunista y el socialismo".
A comienzos de este año, las autoridades chinas atacaron un informe anual de derechos humanos del gobierno de Estados Unidos, según el cual los ciudadanos chinos tienen prohibido criticar al gobierno. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/lp/hd ip/98