Estados Unidos fracasó en su intento de imponer nuevas sanciones contra Yugoslavia como forma de poner fin a la violencia serbia contra los albaneses de la provincia de Kosovo, en el marco del Grupo de Contacto.
Los cancilleres del Grupo, integrado por Alemania, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Rusia, acordaron en cambio, el miércoles, demandar que el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic inicie urgentemente un "proceso de diálogo incondicional" con Ibrahim Rugova, líder de la comunidad albanesa de Kosovo.
Así mismo, advirtieron en una declaración tras una reunión en Bonn que aplicarán "medidas adicionales" en un plazo de cuatro semanas si el diálogo permanece bloqueado por Belgrado o las autoridades federales de Yugoslavia, integrada por Serbia y Montenegro.
El Grupo había amenazado el lunes 9, en Londres, con congelar los activos yugoslavos en el exterior.
La actual crisis en Kosovo, gobernada por Serbia y 90 por ciento de cuya población es de origen albanés, ya cobró más de 80 vidas.
El Grupo de Contacto reclama que los serbios retiren sus fuerzas de seguridad de Kosovo y satisfagan las demandas de restauración de la autonomía regional de los albaneses, eliminada por Milosevic en 1989.
En Bonn, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, urgió a adoptar acciones más enérgicas contra Milosevic, pero su exhortación fue rechazada por el canciller ruso Yevgeny Primakov, quien dijo que no son necesarias medidas punitivas. Ambos habían cenado juntos el martes.
"Precisamos mantener una presión creíble sobre Belgrado para poner fin a la represión y restaurar la autonomía" en Kosovo, arguyó Albright el miércoles en Bonn.
"Dejamos claro que responsabilizaremos al presidente Milosevic" por los actos de violencia, agregó la secretaria de Estado, y aclaró que su gobierno no apoya la independencia para los yugoslavos de origen albanés y condena el terrorismo de todas las partes.
El Grupo espera "que el presidente Milosevic implemente el proceso de diálogo incondicional y asuma su responsabilidad política garantizando que Belgrado inicie una negociación seria sobre el estatuto de Kosovo".
Primakov señaló que se fomentarán las "medidas positivas" adoptadas en Kosovo desde la reunión de los cancilleres en Londres, el día 9, sobre todo la firma el lunes de un acuerdo de transacción sobre derechos de educación para los albaneses.
El acuerdo tiene el fin de reincorporar a los estudiantes y maestros albaneses a las escuelas y la universidad de Kosovo, después de años de boicot que llevó a la creación de un sistema educativo prácticamente clandestino para los cientos de miles de escolares.
Más de la mitad de los dos millones de habitantes de Kosovo son menores de 15 años. Sólo un cuarto de la población se considera económicamente activa y, de ella, unos 125.000 son desempleados.
El acuerdo establece que estudiantes y profesores de origen albanés podrán reingresar a tres facultades de la universidad de Pristina para el 30 de abril, otras tres para el 31 de mayo y siete más para el 30 de junio.
Residentes serbios de Kosovo consideraron el acuerdo una "traición" y grupos nacionalistas de la Iglesia Ortodoxa Serbia en Belgrado criticaron la mediación de un católico, el obispo Vincenzo Paglia, de la Fundación Sant'Egidio, de Roma.
"La firma del acuerdo representa el comienzo de la desintegración del pueblo serbio", declaró el lunes Radivoje Papovic, decano serbio de la universidad de Pristina, ante unos 20.000 serbios, en su mayoría estudiantes.
"Todos pueden estudiar en nuestra universidad en el idioma serbio. Estamos en nuestra tierra, no en la suya", dijo Papovic, refiriéndose a los albaneses.
"La situación en Kosovo es tan turbulenta que no existe información ni observación suficiente de los hechos como para verificarlos", señaló esta semana el canciller británico Tony Lloyd.
"La Cruz Roja no pudo proporcionar información confiable porque su personal recibió amenazas de muerte y se tuvo que retirar", añadió.
Sin embargo, "podemos decir con certeza que hay civiles entre los muertos y la modalidad de estas muertes parece corresponder a una ejecución y no al producto de la lucha armada", indicó Lloyd.
Los nacionalistas serbios consideran a Kosovo como la "cuna del Estado serbio" y la Iglesia Ortodoxa Serbia.
Se espera que el radicalismo nacionalista se agrave en Belgrado debido a la designación el martes de un nuevo gabinete que incluye, por primera vez, a Vojislav Seselj, líder del ultranacionalista Partido Radical Serbio.
Seselj, calificado públicamente de "fascista" por diplomáticos de Estados Unidos, es ahora uno de los cinco viceprimeros ministros del gobierno.
El político se opone a realizar concesiones a Kosovo y apoya la expulsión masiva de la población de origen albanés hacia Albania, si ésta se enfrenta al gobierno serbio. De los 35 cargos del gabinete, 14 correspondieron al partido de Seselj.
El nombramiento de este gabinete es "como apagar fuego con gasolina", declaró el legislador opositor Vuk Draskovic a la agencia de noticias independiente FoNet.
"El nuevo gabinete es una bofetada a Occidente. Parece que, de nuevo, Milosevic desafía al mundo al permitir que Seselj ingrese al gobierno", señaló Radosa Milutinovic, analista de Belgrado.
Las sanciones podrían incluir el congelamiento de activos yugoslavos en el exterior mientras Washington aún busca prohibir las inversiones en Yugoslavia. Esta medida podría dar el golpe final a la economía afectada por la guerra, la corrupción, la mala administración y las sanciones.
Rusia habría negociado la venta de armas por 1.500 millones de dólares con Serbia y Montenegro, que permanecen federadas bajo el nombre de Yugoslavia. Albright dijo en conferencia de prensa en Bonn que es probable que la prohibición del comercio de armas se aplique sólo a ventas futuras.
Rusia también extendió a Serbia una línea de crédito en noviembre, lo que se acumuló a los 10.000 millones de dólares de deuda externa de Belgrado.
Belgrado también le debe a su población unos 4.000 millones de dólares en ahorros privados de moneda extranjera, congelados en 1991. La deuda interna acumulada desde 1994 supera en casi 20 por ciento al producto interno bruto de 1997.
"Es por ello que Rusia se abstuvo de aceptar de inmediato las sanciones en Londres", dijo el analista económico Zoran Nikolic. Yugoslavia no cuenta con muchos acreedores extranjeros, además de Rusia, y estos "casi no cuentan", aseguró.
El viceprimer ministro federal Danko Djunic advirtió que nuevas sanciones dañarán seriamente a la economía yugoslava, "detendrán las reformas y conducirán al aislamiento y el crecimiento del radicalismo".
"La reintegración de Yugoslavia al mundo es la única opción aceptable para Belgrado y el resto del mundo, sobre todo Europa", concluyó.
Slobodan Milosavljevic, director de investigación económica del Instituto de Investigación de Mercado IZIT, opinó que las sanciones serían un desastre que paralizarían a la economía en un mes.
"Esta economía es como un limón exprimido, ya no le queda jugo. Nuevos castigos sólo dañarían al pueblo, no al gobierno", sostuvo.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) impuso a Yugoslavia un embargo petrolero, comercial y financiero en mayo de 1992, en castigo por el papel de Belgrado en la promoción de la guerra en la vecina Bosnia-Herzegovina.
Se estima que el embargo costó al país entre 50.000 y 100.000 millones de dólares hasta fines de 1995, cuando algunas de las sanciones fueron suspendidas.
El ingreso promedio por habitante cayó de casi 3.000 dólares antes de la guerra de los Balcanes a 700 dólares en 1994. Sin embargo, una pequeña élite se enriqueció mucho mediante la evasión de las sanciones.
Expertos de la ONU temen una hambruna en la propia Kosovo. La mitad de la población de la provincia tiene menos de 15 años, sólo un cuarto de los habitantes se consideran económicamente activos, y un cuarto de éstos, 125.000, están desempleados.
Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), el área más afectada es la comuna de Srbica. Los informes indican que, hasta ahora, unas 10.000 personas se mudaron a comunas vecinas, y muchas más huyeron a Montenegro.
Aún en tiempos de paz, Kosovo tiene déficit de alimentos, ya que la producción y la productividad han declinado en los últimos años.
Funcionarios de FAO estimaron que la producción de trigo y maíz cayó más de 50 por ciento entre 1991 y 1996 al pasar de 700.000 a 310.000 toneladas. (FIN/IPS/tra-en/vpz/aw/wr/raj/rj/ml-aq/ip-hd/98