El fenómeno climático de "El Niño" afecta significativamente la vida cotidiana de los 33 millones de centroamericanos, y en Honduras y Panama se raciona incluso el uso del agua potable y la electricidad.
Llamado así por pescadores peruanos por aparecer cerca de la Navidad, El Niño es una gran corriente marina de elevada temperatura que altera el clima y el régimen de lluvias en las costas del Pacífico y en casi todo el mundo.
Algunos expertos aseguran que nunca en este siglo había tenido mayor efecto destructivo que ahora.
Más de 50 personas murieron en América Central a causa de El Niño, que en el segundo semestre de 1997 dio lugar a inundaciones y ahora provoca sequía y la pérdida de cosechas.
El ministro de Recursos Naturales y Ambiente de Honduras, Enrique Arias, cuantificó las pérdidas en el sector agropecuario en cerca de 100 millones de dólares, pero no incluyó las pérdidas ocasionadas por el racionamiento de electricidad y agua potable impuesto en ese país.
En El Salvador, hasta finales de diciembre se habian perdido alrededor de 100.000 hectáreas de maíz y otros granos que constituyen la dieta basica de la población.
En Panamá, el ministro de Desarrollo Agropecuario, Carlos Sousa Lennox, calculó en 160 millones de dólares los daños causados por El Niño, aunque el recuento de pérdidas aún no ha finalizado.
La crítica situación de América Central también fue considerada en el marco de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Según un informe de la FAO, cinco de los seis países de América Central (El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá) confrontan problemas de suministro de alimentos a causa de El Niño.
En el caso de Panamá, se cree que unas 300.000 personas de bajos recursos económicos, particularmente en las zonas indígenas, tendran que ser asistidas por el Estado y entidades humanitarias. La sequía acabó con sus cultivos de subsistencia.
De ese total, unas 16.000 familias (alrededor de 80.000 personas) se encuentran en "estado crítico", advirtió Sousa Lennox.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) decidieron el envío a Panamá de 6.000 toneladas de alimentos, en apoyo de la población de bajos recursos.
Ligia Elizondo, representante del PNUD, indicó que el costo de las donaciones es de 2,3 millones de dólares, de los cuales un tercio fueron desembarcados la semana pasada.
Elizondo informó que el PNUD tiene previsto asistir a unas 64.600 familias de El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Panamá que se encuentran en situación crítica.
Las zonas más afectadas se encuentran en la costa del océano Pacífico, donde a un régimen de lluvias habitualmente menos intenso que en otras áreas del istmo se agregan problemas de deforestación.
Es el caso de la península de Azuero, en la zona central del litoral panameño, y del golfo de Fonseca, compartido por Honduras, Guatemala y El Salvador.
La desertización redujo la disponibilidad de agua en los suelos de Azuero a sólo siete u ocho meses al año en épocas normales, destacó Arístides Lorlesse, director de Cuencas Hidrográficas del Instituto Nacional de Recursos Naturales Renovables de Panamá.
La corriente de El Niño disminuyó en 1997 el promedio de lluvias en la península a 750 milímetros. O sea, entre 300 y 500 milímetros por debajo del registro normal en esa zona, conocido como "el arco seco", informó Lorlesse.
La mayoria de los ríos que abastecen a las plantas hidroeléctricas de Panamá se encuentran entre 50 y 70 por ciento por debajo de su cauce normal, según el Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación. Esas centrales son fuente de 80 por ciento de la electricidad consumida en el país.
El embalse de la central hidroeléctrica "La Fortuna", en la occidental provincia de Chiriquí, supera apenas cinco metros su nivel crítico y si no llueve esta semana, esa planta será puesta fuera de servicio, advirtió su director, Fernando Aramburu.
Por ahora, las autoridades han reducido dos horas diarias el uso de aire acondicionado en las oficinas públicas, mientras la estatal compañía de agua potable prohibió el riego de jardines y el lavado de automóviles en la capital, y dispuso un programa de cortes del servicio en el interior del país.
El racionamiento de agua potable en la región metropolitana y la reducción del horario de trabajo en la industria y el comercio también se barajan como posibles medidas de urgencia para enfrentar los efectos de El Niño.
Los expertos creen que pueden llegar a 1.500 millones de dólares las pérdidas directas de la economía centroamericana a causa de El Niño. Esa cantidad equivale a más de 3,5 por ciento del producto interno bruto regional, de alrededor de 40.000 millones de dólares. (FIN/IPS/sh/ff/en/98