Los 5.000 artistas y músicos panameños agrupados en el viejo sindicato tradicional se aprestan a actualizar sus estructuras para acoplarse a la globalización y defender sus menguadas fuentes de trabajo.
La ola de cantantes y grupos extranjeros que arribaron a Panamá durante el carnaval pasado hizo cundir la alarma entre los mal pagados y habitualmente desempleados artistas y músicos locales.
Durante un concierto de rock celebrado el día 8, al que fueron "invitados" el conjunto mexicano "Molotov" y el cantante español Enrique Bumbury, los artistas locales protestaron y pidieron a unos 3.000 jóvenes presentes que no asistieran más a espectáculos en los que actuaran extranjeros.
El cantante Leonte Bordaneo, de la banda panameña "Instinto", pidió al público que apoyara al rock nacional y no permitiera que bandas extranjeras llegaran "con sus arrogancias a suelo panameño".
"Los artistas extranjeros se llevan los grandes contratos y a nosotros nos dejan las migajas", comentó el cantante Lord Panamá.
Pese a llevar más de 40 años dedicados al canto, Lord Panamá se ha visto obligado a trabajar de conductor de taxi para complementar los menguados ingresos que recibe por sus actividades artísticas.
La situación de este reconocido cantante afropanameño es similar a la de alrededor del 90 por ciento de los miembros del Sindicato de Trabajadores de la Música, Artistas y Similares de Panamá, según indicó su asesor y apoderado legal Emidio Manzané.
Subrayó que el tradicional sindicato debe dejar atrás sus antiguos conceptos de grupo de presión y protesta para convertirse en una institución productiva con políticas innovadoras si desea sobrevivir e insertarse en la globalización.
Además de su constante superación y calidad artistica, los hombres y mujeres dedicadas al espectáculo se verán enfrentados a la necesidad de integrarse a nivel internacional para acceder al mercado, indicó Manzané.
La actual política de apertura de los mercados, aseguró, también involucrará a los espectáculos públicos.
Los artistas extranjeros que participan en espectáculos con fines de lucro que se realizan en Panamá deben aportar un cinco por ciento de sus ingresos contractuales a un fondo destinado a la formación de los músicos y artistas nacionales, el cual es administrado por el sindicato.
Manzané advirtió que esos recursos van a desparecer en la medida que avance y se consolide el proceso de globalización, por lo cual el sindicato de músicos y artistas debe ir pensando en nuevas fórmulas de sobrevivencia como grupo.
"El sindicato de músicos tiene una gran cantidad de artistas y agrupaciones que deben ponerse al servicio de la gestión económica a través de actividades donde presenten una muestra musical con intereses lucrativos, con patrocinadores y publicidad, con miras a ser un ente productivo", acotó Manzané.
"De seguir como va irá directo al fracaso porque ahora mismo lo que se requiere es la integración", sentenció. (FIN/IPS/sh/ag/cr/98