Familiares de los 29 muertos en el atentado contra la embajada de Israel en Argentina, del que hoy se cumplen seis años, muestran escepticismo por la falta de avances en la investigación.
Nadie fue detenido y ni siquiera hay sospechosos por este crimen, que precedió al aun más cruento atentado contra el edificio la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994.
El embajador israelí Itzhak Avirán expresó este martes que no se explica "por qué no fue lo suficientemente investigada la conexión local", como se denomina al apoyo de residentes en Argentina que fue necesario para que se cometiera el atentado del 17 de marzo de 1992.
Las autoridades atribuyen el ataque a la acción de una supuesta agrupación terrorista islámica.
Carlos Susevich, padre de una de las víctimas, consideró que no solo no hubo avances en la pesquisa sino que "hubo retrocesos".
"Estamos peor que hace seis años, porque el tiempo borra pistas que nos permitirían llegar a los responsables", manifestó tras recordar a su hija que dejó huérfanos a sus tres hijos, uno de ellos discapacitado.
Susevich cree, al igual que otros familiares, que el crimen quedará impune, de lo que culpó a la Corte Suprema de Justicia, a cargo de la investigación, porque desestimó testimonios valiosos y perdió tiempo con hipótesis "absurdas".
Una de ellas afirma que la explosión ocurrió dentro del sótano de la embajada, por un presunto "arsenal" depositado allí.
La investigación, que recayó sobre la Corte Suprema por tratarse de un ataque contra una legación extranjera, no avanzó hasta que se produjo dos años después el atentado contra la AMIA, con un saldo de 86 muertos.
El dirigente de la comunidad judía argentina Ruben Beraja dijo el lunes que la falta de voluntad para investigar el primer atentado allanó el camino al segundo, en el que murieron empleados de la AMIA, socios, vecinos y personas que pasaban por la calle cuando se desplomó el edificio de siete pisos.
La investigación del atentado contra la embajada no avanzó luego del derrumbe de la AMIA, pero algunos datos obtenidos por la justicia en la pesquisa sobre el segundo ataque antisemita se plantearon como nexos con el primero.
La conexión más firme es el testimonio de Wilson Dos Santos, un brasileño hoy desaparecido que dijo haber frecuentado a quienes habían cometido el primer atentado.
Dos Santos había advertido a las autoridades la posibilidad del segundo ataque 15 días antes de que ocurriera, sin que se diera curso serio a su alerta.
El único informe que produjo la Corte fue difundido en 1997 y desató una ríspida polémica con el gobierno de Israel y con los familiares de las víctimas, pues rechazaba pericias y testimonios coincidentes de expertos argentinos y extranjeros que sostienen la hipótesis de un auto-bomba.
Tres ingenieros contratados por la Corte sostuvieron, como lo habían hecho antes varios de sus integrantes, que la explosión se produjo dentro de la Embajada, explicación que, de ser cierta, transfiere la responsabilidad del atentado al gobierno israelí.
Ese informe difiere de los elaborados por peritos de la policía y la gendarmería, y de otros contratados por dirigentes de la comunidad judía, así como de la propia Directora de Defensa Civil, que vio un cráter en la calzada, producto de la explosión de una camioneta, apenas ocurrido el siniestro.
Los peritos de la policía y la gendarmería afirmaron que una camioneta Ford F-100 se incrustó en el frente de la embajada en momentos en que los custodios policiales habían abandonado sus puestos. Lo mismo sucedió en la AMIA en 1994, razón por la cual la investigación involucra a policías en el ataque.
El juez que lleva adelante la investigación del atentado a la AMIA procesó a varios policías a los que considera responsables del ataque, pues están involucrados con la compra del vehículo que se usó en el atentado.
Ese vehículo fue entregado, al parecer, a un presunto comando suicida que lo hizo estallar cargado de explosivos frente a la AMIA.
En los últimos meses no hubo más avances que una declaración de la Corte en la que los ministros reconocen "indicios" de que habría una agrupación islámica, al parecer pro iraní, detrás de los dos atentados.
Los familiares se reunieron este martes para recordar una vez más a las víctimas. Los miembros de Memoria Activa, agrupación formada por familiares de los muertos en la AMIA, se solidarizaron con ellos y pidieron a las autoridades que pongan fin a la "obstrucción y desviación de las investigaciones". (FIN/IPS/mv/mj/ip/98