Treinta y dos personalidades americanas de todos los ámbitos lanzaron una colección de ensayos que será presentada oficialmente esta semana en Lima, con el objetivo de elaborar nuevas propuestas para el continente de cara al milenio que se avecina.
La serie, titulada "La América que queremos", reúne una selección de artículos aparecidos desde 1995 en Tierramérica, una publicación bimestral coauspiciada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la agencia internacional de noticias Inter Press Service (IPS).
Tierramérica aparece como suplemento especial en 11 diarios de 10 países de América Latina, que en conjunto alcanzan un tiraje cercano al millón de ejemplares.
Estos periódicos son Correio Braziliense y Estado de Minas (Brasil), El Espectador (Colombia), El Universal (Venezuela), Hoy (Ecuador), La Epoca (Chile), La Razón (Bolivia), La República (Costa Rica), La República (Perú), La República (Uruguay) y Reforma (México).
"La América que queremos" fue coeditado por el PNUMA, IPS, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica.
El libro, que será lanzado este jueves en la capital de Perú, reproduce contribuciones sobre temas que van desde la biodiversidad hasta la economía ecológica y el consumo sustentable escritos por 32 personalidades políticas, artísticas y científicas del continente americano.
Entre ellas se destacan el vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, los ex presidentes Patricio Aylwin (Chile), Miguel de la Madrid (México) y Fernando Belaúnde Terry (Perú), la premio Nobel de la Paz 1993 Rigoberta Menchú y la ex alcaldesa de Sao Paulo Luiza Erundina.
Además, figuran la ex primera ministra de Noruega y directora electa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Gro Harlem Brundtland, la ex directora ejecutiva del PNUMA, Elizabeth Dowdeswel, el presidente del BID, Enrique Iglesias.
La publicación también cuenta con los escritores Alvaro Mutis (Colombia), Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska (México) y Eduardo Galeano (Uruguay), el director de IPS, Roberto Savio, representantes de la sociedad civil, instituciones y expertos de diversas disciplinas.
El proyecto apunta a reflexionar "sobre la base de un diálogo abierto y plural acerca de los retos y las oportunidades que afronta América para su sustentabilidad social, económica, ambiental y moral en el umbral de un nuevo milenio", comentó a IPS Arsenio Rodríguez, director del PNUMA para América Latina.
"Este diálogo en defensa de la vida refleja el estado de ánimo de un continente que se busca a sí mismo en la época de la globalización al ver que a la misma vez que se aceleran sus procesos económicos y productivos merman sus valores, la integridad de sus recursos naturales y la calidad de vida de la mayoría de su gente", consideró.
"La América que queremos" representa "el inicio de un diálogo vital para redescubrir" el continente, concluyó Rodríguez.
Coincidiendo con el funcionario del PNUMA, Roberto Savio sostuvo que esta serie de ensayos aparece en momentos en que "los principales indicadores de la globalización evidencian una erosión de la soberanía y las instituciones" en todo el planeta.
Al tiempo que "se imponen patrones culturales estándar y resurge el chauvinismo étnico y trivial en todo el mundo, realmente no se está construyendo nada", consideró el director de IPS.
No obstante, Savio llamó a tomar en cuenta la globalización, aun con todas sus características económicas, sociales y culturales negativas, ya que "está aquí para quedarse".
"La gestión global de gobierno para una globalización más justa implica no sólo un marco burocrático sino la creación de nuevas instituciones (o la actualización de las existentes) en base a valores como igualdad, compromiso y participación, elementos claves para la sociedad moderna", estimó.
Para el directivo de IPS, la diversidad de opiniones recogida en "La América que queremos" es "vital para entender cómo se colocará América Latina en el nuevo contexto" internacional.
De hecho, los puntos de vista expresados en esta publicación no siempre son coincidentes.
Poco contacto hay entre Al Gore, que al mencionar los retos que deben afrontar los americanos no distingue grados de responsabilidad en la producción de los daños ambientales, y Eduardo Galeano, que culpa claramente de esos daños a los países industrializados y a los organismos financieros multilaterales.
Por su parte, Gro Harlem Brundtland recoge una vez más en este trabajo su principio de que "quien contamina debe pagar", una idea que Estados Unidos y otros países del Norte industrializado han rechazado.
Galeano observó que el "Banco se llama Mundial" y "el Fondo Monetario se llama Internacional", pero ambos "hermanos gemelos viven, cobran y deciden en Washington", donde "se gobierna" a los países latinoamericanos y se les impone una política económica con un alto costo ambiental, entre otros perjuicios.
Algo similar sostiene, entre líneas, Rigoberta Menchú, y más directamente el arzobispo metropolitano de Sao Paulo, Paulo Evaristo Arns.
"¿Tiene la globalización la ética como criterio?", se pregunta el religioso brasileño, que se pronuncia en favor de la construcción de una "economía con corazón, decidida por los que trabajan y por los excluidos del trabajo y no solo por las leyes invisibles del mercado y de las bolsas de valores".
Arns es partidario de la imposición de límites a la libre circulación de los llamados capitales "golondrina", que a su juicio deben ser controlados por "un grupo ético mundial y no por los mecanismos de acumulación y de lucro", posición que tampoco es compartida por Washington.
"Debemos desechar las tecnologías que excluyen, someten y dañan a personas y ambiente. Diversidad y biocomplementariedad son ejes imprescindibles del futuro continental que soñamos", dice también el arzobispo de Sao Paulo, coincidiendo, al menos en el plano de los principios, con Al Gore.
Alicia Bárcena, coordinadora del Programa de Ciudadanía Ambiental del PNUMA y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), destacó otras "falacias de la economía neoliberal", un sistema en el que "se es por lo que se tiene" y "se protege al consumidor sacrificando al trabajador".
"Dentro de las políticas actuales de libre mercado el consumidor tiene pese a todo un incalculable poder" que debe ejercer cada vez en mayor grado, por ejemplo para ir "desechando las tendencias consumistas e insostenibles", agregó Bárcena.
De ese modo, se convertirá "paulatinamente en un ciudadano planetario, consciente, solidario, justo y por ende más libre".
La funcionaria llamó a poner el acento en cinco principios que resume como "de las cinco 'r"': revaloración (de la capacidad de pensar las necesidades básicas), redistribución (de los recursos en función de un consumno equitativo), reestructuración (del sistema económico), reducción (del uso de productos nocivos) y reutilización y reciclaje.
"Debemos prepararnos para una sociedad que aún no existe", señala Bárcena.
"El ciudadano planetario debe ser educado en la esperanza que significa desarrolar la capacidad para construir una visión e imaginar la utopía que supone un orden nuevo, una sociedad diferente en la que se haga posible la afirmación, la liberación y la recreación del ser", indica.
Bárcena cree ver aplicados esos principios propios de un sistema "que prioriza el ser sobre el tener" en algunas etnias indígenas de América Central, región en la que nació Rigoberta Menchú.
La premio Nobel de la Paz reclamó, al igual que la ejecutiva del PNUMA, la participación de "las culturas milenarias en la toma de decisiones sobre el ambiente y sobre el desarrollo justo e igualitario, basado en el respeto a la naturaleza, a los pueblos y a los hijos de la tierra".
"Quien entiende esta relación de armonía exalta la lucha que se hace por la dignidad humana", piensa menchú. (FIN/IPS/dg/mj/en dv/98