El fenómeno climático de El Niño obligará a América Latina a aumentar su importación de cereales, que en el ejercicio 1996-1997 fue de 30 millones de toneladas, advirtió hoy la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Pero la FAO, radicada en Roma, no precisó el incremento de importaciones que anunció en un informe sobre las consecuencias del fenómeno de El Niño en la producción agrícola latinoamericana.
Las precipitaciones irregulares y mal distribuidas, la sequía y las alteraciones en la temperatura relacionadas con El Niño perjudican los cultivos en casi toda América Latina.
Fuertes lluvias redujeron el rendimiento del trigo en zonas del Cono Sur de América, aunque favorecen la cosecha de maíz, que comenzó a recogerse a fines de febrero.
En los países andinos, El Niño ha determinado lluvias e inundaciones en algunas zonas y sequía en otras, pero el efecto negativo sobre el cultivo de cereales es el mismo en todos los casos.
En las áreas centrales de la región andina predominan temperaturas excepcionalmente elevadas, que amenazan la siembra de maíz de este año.
En América Central y el Caribe, las condiciones son especialmente difíciles para la cosecha de la segunda campaña agrícola de 1997-1998. La influencia de El Niño tuvo a fines de 1997 su momento culminante en esas dos regiones.
Mientras, en la zona noroccidental de América del Sur persiste un tiempo excepcionalmente cálido y seco, pero se informa de lluvias torrenciales e inundaciones en el litoral de Ecuador y el norte de Perú.
La FAO señaló que Argentina ha finalizado la recolección de trigo, después de algunas perturbaciones causadas por lluvias intensas.
La situación de los cultivos es satisfactoria en el sur de Buenos Aires, la principal provincia productora de Argentina, aunque se señalan problemas de calidad de los cultivos en zonas occidentales de la misma provincia y en el norte y centro de la vecina La Pampa.
Así mismo, se destaca la caída del rendimiento de la cosecha de trigo en el área norte de la zona productora argentina, donde las precipitaciones fueron especialmente intensas.
En Bolivia, la sequía en el altiplano y los valles afecta la siembra en curso de cereales y papas de la primera campaña de 1998, y en algunas áreas retrocedió la superficie cultivada, de acuerdo con las informaciones de la FAO.
La cosecha de trigo de Brasil correspondiente a 1997 fue menor a la de 1996, pero aún así resultó superior a la media.
La caída del volumen de trigo en Brasil se debió sobre todo a las lluvias torrenciales registradas en Paraná, Santa Catarina y Río Grande del Sur, los principales estados productores de ese cereal.
En el nordeste del país, donde la siembra de maíz de 1998 comienza este mes, las perspectivas son desfavorables, dado que durante varias semanas ha predominado un clima extraordinariamente seco, asociado con El Niño.
La extensión de la superficie a sembrar sigue siendo incierta, ya que se pronostica que hasta abril el tiempo será más seco de lo normal.
En Chile, las lluvias caídas en octubre y en noviembre afectaron a la siembra de las principales zonas productoras de trigo del centro del país.
Se prevé que el volumen de la cosecha de 1998, que se recoge actualmente, será menor que en 1997, y Chile deberá aumentar su importación de cereales, para compensar el déficit de la producción.
Por último, la superficie destinada en Colombia a cultivos de secano se redujo considerablemente, a causa del temor de los agricultores a perder las cosechas. (FIN/IPS/jp/ff/dv/98