Sindicalistas de México y Estados Unidos se reunirán este mes en Las Vegas para revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), que, afirman, no garantiza los derechos de los trabajadores.
En esta cita, la segunda del año, los dirigentes discutirán cómo sumar a sus conversaciones a los sindicatos de Canadá y soluciones a los problemas que enfrentan trabajadores de las empresas de maquila y agrícolas.
Los líderes de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y la Federación de Sindicatos de Bienes y Servicios, ambas mexicanas, y la Federación Estadounidense del Trabajo (AFL-CIO) se reunieron por primera vez en México en febrero para acordar un programa de acción conjunto.
El TLC entró en vigor el 1 de enero de 1994, considerado instrumento de promoción del crecimiento económico de Canadá, Estados Unidos y México a través de la expansión del comercio y las oportunidades de inversión, así como del empleo y los salarios .
Pero no existe al mismo tiempo una reglamentación efectiva del acuerdo que obligue a las grandes empresas transnacionales a respetar los derechos humanos y laborales de los trabajadores, según el secretario de la Unión de Trabajadores de México, Francisco Hernández Juárez,
Las organizaciones de trabajadores mexicanos y estadounidenses ya están en contacto con el Sindicato de Energía y Papel de Canadá y hay buenas perspectivas de involucrar a otras organizaciones de ese país, dijo Eduardo Torres, también de la Unión de Trabajadores de México.
ooNuestra agenda se basa en la internacionalización del sindicalismo, en la necesidad de contar con un código de conducta para las empresas transnacionales y el establecimiento de una carta social, producto de las evaluaciones de los sindicatos de cada paísoo, explicó Torres.
Los representantes sindicales prevén una que tras el intercambio de información efectuarán una evaluación que será transmitida a los congresos los dos países, con la intención de que los legisladores incorporen cambios al texto del TLC.
El presidente de la AFL-CIO, John Sweeney, afirmó es preciso establecer "un nuevo internacionalismo que acentúe los valores humanos" y desafíe "los riesgos morales e inmorales del mercado global".
Las compañías deben ser sometidas a criterios internacionales de "simple decencia" sobre de derechos sociales, laborales y humanos de los trabajadores, dijo Sweeney, cuya central agrupa a 12,2 millones de estadounidenses.
El TLC favoreció a México en materia de comercio e inversión extranjera directa. El país acumuló en 1997 un superávit comercial de 33.319 millones de dólares con sus socios norteamericanos en 1997 y recibió de ambos 59,2 por ciento de la inversión extranjera directa.
México destina 85 por ciento de sus exportaciones, por cerca de 80.000 millones de dólares, a Estados Unidos, y aproximadamente 69 por ciento de los productos que importa proceden de ese país.
El aumento del comercio llevó a los sindicatos mexicanos a un replanteo, pues deben afrontar ahora nuevos modelos de producción ligados con la flexibilidad laboral, la competitividad basada en el abaratamiento de los costos y una nueva división del trabajo originada en la fragmentación del proceso.
En noviembre se creó la Unión de Trabajadores de México, que agrupa a alrededor de 1,5 millones de afiliados y aspira a concentrar en sus filas a los sindicatos no afiliados a las principales centrales mexicanas.
Las centrales tradicionales como la Confederación de Trabajadores de México, el Congreso del Trabajo y la Central Revolucionaria de Obreros y Campesinos atraviesan una severa crisis a causa de su afiliación incondicional al Partido Revolucionario Institucional, en el gobierno desde 1929.
Los sindicalistas pretenden debatir en la reunión en Las Vegas, ciudad del estado de Nevada, formas de coordinación y negociación para organizar a los trabajadores de las maquilas, zonas de procesamiento de exportaciones establecidas en la frontera de México y Estados Unidos.
Las empresas de maquila mexicanas daban en noviembre empleo a 957.734 trabajadores, 18 por ciento más que en noviembre del año anterior. Un total de 775.000 trabajadores de esas empresas están concentrados en las ciudades fronterizas del norte del país.
La maquila es una fórmula de subcontratación internacional por la cual un país provee el capital y la tecnología y el otro mano de obra, materias primas y también parte del capital.
Las plantas de maquila han sido consideradas por diversas organizaciones mexicanas e internacionales centros de explotación que someten a los trabajadores a jornadas superiores a las ocho horas, los exponen a condiciones de inseguridad y les pagan bajos salarios.
Los salarios de los trabajadores de las maquilas aumentaron apenas 0,1 por ciento en noviembre de 1997 respecto al mismo mes del año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística de México, .
Esta situación ha vuelto conflictiva la relación de los trabajadores con las industrias. La Confederación de Trabajadores de México mantiene una amenaza de huelga contra 55 fábricas que emplean a unos 45.000 trabajadores, instaladas en el estado fronterizo de Tamaulipas.
En el caso de los jornaleros agrícolas, dos terceras partes de los mexicanos que viven en la pobreza extrema se concentran en las tierras de cultivo del país.
La población agrícola de México es de 24 millones de personas, pero debido a la crisis del sector cientos de miles emigran cada año a Estados Unidos para realizar trabajos estacionales.
Muchos lo hacen sin documentación legal, por lo cual carecen de la necesaria protección laboral que establece la legislación norteamericana. (FIN/IPS/mb/mj/lb if/98