La pobreza, la protección ambiental y la deuda externa dominaron la gira de acercamiento con América Central que realizó esta semana el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn.
Compromisos por 300 millones de dólares para el istmo y el anuncio de la instalación de una oficina, con sede permanente en Guatemala, para tramitar créditos al sector privado, fueron los principales anuncios de Wolfensohn durante esta visita.
El presidente del Banco Mundial destacó la importancia de la paz y del combate a la pobreza, dos áreas hacia las que se dirige la mayor parte de los recursos del organismo en América Central.
En Honduras, última escala de la gira que concluye este sábado, el funcionario recibió una propuesta de organizaciones civiles para aliviar el peso de la deuda externa de ese país y disminuir así la pobreza.
El Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), integrado por la Iglesia Católica, grupos campesinos, colegios profesionales y organizaciones de defensa de los derechos humanos, propuso la ejecución de programas de canje de deuda externa por desarrollo.
Más de la mitad de la deuda externa de Honduras, estimada en más de 4.000 millones de dólares, fue contraída con organismos multilaterales, que según Fosdeh son inflexibles a opciones como la condonación.
Honduras le paga al Banco Mundial desde hace cinco años 128 millones de dólares anuales en intereses que habrían servido para construir y equipar un centenar de hospitales en la zona rural y alfabetizar a todo el país, señaló Fosdeh.
Pero Honduras no es el país de América Central más agobiado por la deuda externa. Nicaragua enfrenta compromisos por más de 6.000 millones de dólares y Wolfensohn anunció en Managua la posibilidad de que se le condone su deuda.
"Condonar la deuda de un país o de una persona que desperdicia el dinero no tiene sentido. Nuestra impresión es que Nicaragua se merece una condonación", dijo el presidente del Banco Mundial.
En El Salvador, Wolfensohn fue informado del avance de proyectos financiados por el Banco Mundial para combatir la pobreza a través de mecanismos como el acceso a la educación, uno de los más importantes.
En ese país centroamericano, uno de los más pobres del continente, con alrededor de 80 por ciento de su población se condiciones de pobreza y extrema pobreza, el Banco Mundial financia con 58 millones de dólares la reforma de la educación secundaria.
Wolfensohn conoció el Plan de Nación, un proyecto que establece las prioridades para el desarrollo salvadoreñas, en cuya elaboración participaron organizaciones del gobierno como del sector privado y la sociedad civil.
El Banco Mundial está interesado en contribuir en el diseño de una estrategia de desarrollo a largo plazo en América Central que le permita contar con una agenda común para la región.
"Esta ha sido una gira muy positiva porque he podido ver los esfuerzos por un desarrollo sobre la base regional. Es esencial pensar en una base regional para tener desarrollo económico", aseguró Wolfensohn en Costa Rica.
El combate de la pobreza es también uno de los objetivos del Banco Mundial en Guatemala. Según datos de la Universidad de San Carlos, 71,1 por ciento de la población estaban por debajo de la línea de pobreza en 1980 y en 1989-90 llegó a 89,9 por ciento.
En su visita a Guatemala, Wolfensohn dio un fuerte apoyo al proceso de paz, con la firma de un acuerdo de asistencia por 46,2 millones de dólares. El gobierno y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) firmaron en diciembre de 1996 un acuerdo de paz que terminó con 36 años de conflicto armado.
"Si es bien implementado en los próximos años, (el proceso de paz) encaminará a Guatemala hacia una sociedad más inclusiva y colocará al país en el camino del desarrollo sostenible", dijo.
En Costa Rica, el presidente del Banco Mundial respaldó las políticas ambientales del país, con la firma de un acuerdo por 500.000 dólares para desarrollar el mercado de carbono.
Costa Rica, que según las últimas mediciones por satélite tiene 40 por ciento de su territorio arbolado, ha emitido certificados de fijación de carbono, que pueden ser aportados por sus poseedores como reducción de las emisiones de gases que causan el efecto invernadero.
Wolfensohn firmó también un acuerdo por siete millones de dólares con el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio), que permitirá realizar el inventario de cuatro grupos taxonómicos. (FIN/IPS/mso/ag/if-en/98