El poblado pescador de Chungungo, en la costa norte de Chile, obtiene su agua potable de la niebla desde hace cinco años. Otros países de América Latina estudian en proyectos piloto este tipo de explotación del recurso.
El agua de niebla, reunida en 75 colectores, es trasladada en un ducto desde los Andes hasta el poblado. El sistema está en funcionamiento desde 1992, después que un proyecto chileno- canandiense estudiara la idea durante un quinquenio.
Cada uno de los 340 habitantes de la villa reciben 30 litros diarios de agua, los cual les permite ampliar la dieta y mejorar su vida de diferentes maneras. Los pobladores tienen una autoridad electa para la gestión del sistema y cobran el agua consumida.
Según los administradores del proyecto, los pobladores prefieren el sabor y la disponibilidad del agua de niebla de las montañas al agua más cara transportada en camiones.
El proyecto de Chunungo es un esfuerzo conjunto de la Universidad Católica Pontificia de Chile, la Universidad de Chile y la Corporación Nacional de Forestación de ese país.
La mayor parte de los fondos fueron aportados por el Centro de Investigación para el Desarrollo Internacional (IDRC) en Ottawa, con apoyo sustancial de Environment Canada y la embajada canadiense en Santiago.
"La recolección de niebla es un recurso que debería ser evaluado en áreas donde los recursos tradicionales de agua, por ejemplo, el agua de la superficie, manantiales o agua de lluvia no puede satisfacer las necesidades de la gente, y donde los ductos o las plantas de desalinización no son prácticas", dijo Robert Schemenauer.
El experto, investigador del Departamento de Medio Ambiente de Canadá, dijo que los costos del proyecto son pequeños, la tecnología simple, la calidad del agua muy buena, y el recurso sostenible por cientos de miles de años.
Un colector de niebla es una estructura vertical con una malla. En general tiene dos postes de soporte y cables en los que se apoya la malla.
Además, hay una red de cuerdas para soportar los postes, una canaleta de plástico para juntar el agua, y ductos para trasladarla de los canales a la reserva o cisterna. Los colectores largos tienen unos 12 metros de largo y 6 metros de alto.
La malla cubre los 4 meses superiores del colector. Esto da una superficie de recolección de 48 metros cuadrados, y cada colector reúne entre 150 y 170 litros al día dependiendo del sitio. En la mayoría de los proyectos, se ha usado una malla doble de polipropileno.
La malla tiene protección ultravioleta y una vida útil de unos 10 años. En Chile, cuesta 25 centavos de dólar por metro cuadrado y está disponible en otros países, ofrecida por otros abastecedores, a un costo un poco más alto.
Al igual que en Chile, hay varios pequeños experimentos para recolección de niebla a lo largo de la costa peruana. En 1993, El IDRC brindó en 1993 fondos para un gran proyecto agrícola y forestal para la comunidad Collanae en las afueras de Lima, un área que sólo recibe cinco milímetros de precipitación anual.
Desde hace varios años, la Comisión de Comunidades Europeas auspicia un proyecto científico en el desierto de la costa sur peruana, el cual usa agua de niebla para irrigar un plantío de árboles nativos y foráneos en las colinas de la costa como parte de un esquema de reforestación.
Este proyecto es llevado a cabo por un consorcio de universidades de América del Sur y Europa presidido por la Universidad San Agustín en Arequipa, Perú.
En Ecuador, donde ya hay antecedentes de este tipo de emprendimientos, un nuevo proyecto empieza a funcionar en Pachamama Grande, una comunidad indígena del sur, a 3.700 metros de altura.
En Africa, Namibia es el primer país en el cual se estudia la posibilidad de usar la recolección de niebla como fuente de agua para pueblos indígenas. También hubo evaluaciones científicas en las Islas Canarias y el sur de Africa. Todas dieron resultados positivos.
Otros proyectos de evaluación se realizan en México y Nepal, para abastecer a zonas rurales con agua para usos domésticos. (FIN/IPS/tra-en/jmp/lp/en dv/98