Una coalición africana de organizaciones no gubernamentales (ONG) pidió hoy al presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, de gira por Africa, que firme un tratado mundial contra las minas terrestres antipersonales.
"¡Sr. Clinton! ¡Está ingresando a una zona sin minas!", expresó la coalición Campañas Africanas para Prohibir las Minas Terrestres, en una declaración emitida en vísperas del arribo del presidente estadounidense a Sudáfrica, este jueves.
Las ONG también exigieron que Estados Unidos reconozca su responsabilidad moral como fuente de las minas que destrozan el continente y que ayude a las víctimas con medios financieros.
"En 1994, el presidente estadounidense se comprometió a prohibir las minas terrestres cuando declaró el objetivo de 'librar al mundo de esas armas, con frecuencia ocultas, para salvar las vidas de decenas de miles de hombres, mujeres y niños inocentes' ", sostuvo la coalición.
"Hoy, la coalición desafía al presidente Clinton a que convierta sus palabras en hechos al reconocer que el Tratado de Prohibición de Minas, firmado en Ottawa en diciembre, es de hecho la mejor forma de lograr lo que prometió", continuó la declaración.
Aunque Clinton fue el primer líder que solicitó a los miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que promuevan la eliminación de las minas terrestres antipersonales, la política de Washington no refleja su pedido, realizado en septiembre de 1994.
Por ejemplo, la política estadounidense permite el uso de minas antipersonales en la zona que separa a Corea del Sur de Corea del Norte hasta el 2006.
China, Estados Unidos, Pakistán y Rusia son los únicos países del mundo que no se sumaron a la casi unánime condena de las minas antipersonales, diseñadas para matar o herir a las personas en lugar de dañar edificios o maquinaria.
Unos 100 millones de minas en más de 70 países mutilan o matan a 24.000 personas por año. La ONU estima que, aunque 100.000 de las armas fueron eliminadas en todo el mundo en 1995, entre dos y cinco millones fueron colocadas con posterioridad.
Treinta y ocho países africanos firmaron en 1997 la Convención de Ottawa sobre la Prohibición del Uso, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersonales y su Destrucción.
También el año pasado, los estados miembros de la Organización de la Unidad Africana aceptaron declarar a Africa zona libre de minas antipersonales.
Sudáfrica, uno de los principales productores de minas terrestres del continente, destruyó 300.000 de las armas de sus depósitos, mientras Uganda, ex productora, convirtió a su planta de producción a un uso no militar.
Pero Washington se niega a firmar el tratado y las minas antipersonales fabricadas en Estados Unidos se pueden hallar en Etiopía, Malawi, Marruecos, Sahara Occidental, Somalia, Túnez y Zambia.
Estados Unidos también habría proporcionado minas a la organización insurgente Unión por la Liberación Total de Angola. Las organizaciones internacionales discrepan sobre el número de minas terrestres existentes en territorio angoleño, pero se calcula que la cifra varía entre ocho y nueve millones.
La coalición, que reúne a activistas de Kenia, Malawi, Mozambique, Somalia, Sudáfrica, Sudán, Zambia y Zimbabwe, también pidió a Clinton que se comprometa a no utilizar las minas terrestres antipersonales en Africa.
La gira de Clinton, la primera visita a Africa de un presidente estadounidense en 20 años, tiene el fin de promover la actividad económica en el continente, largamente ignorado por Washington.
Pero millones de hectáreas de tierras no se pueden utilizar debido a las minas, señaló Richard Sherman, de la Campaña de Sudáfrica para Prohibir las Minas Terrestres.
Mozambique es un ejemplo, como declaró su presidente Joachim Chissano en una conferencia sobre las minas celebrada en Maputo, el año pasado.
"Nuestro país tiene una amarga experiencia con las minas y sus consecuencias. En cada rincón de nuestro territorio estos aparatos explosivos traicioneros dejaron sus innumerables rastros de maldad en las familias y en la vida de nuestros ciudadanos", declaró.
Mozambique y Angola se encuentran entre los países con mayor número de minas colocadas en su territorio. "Se estima que existen dos millones de minas terrestres en Mozambique", dijo Glenn Oosthuysen, del Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales.
"Las minas terrestres afectan en forma directa los esfuerzos de las organizaciones humanitarias como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, que necesitan tener acceso a zonas minadas", añadió.
Las minas terrestres mataron unas 15.000 personas en Mozambique y llevará hasta 10 años más retirar las armas del país, con un costo aproximado de 32.000 millones de dólares, cerca de 30 veces superior al producto interno bruto.
Estados Unidos destinó 95 millones de dólares este año para remover minas terrestres, pero sólo uno por ciento se dedicará a la asistencia de las víctimas.
Los activistas africanos pretenden que Washington integre su iniciativa para remover las minas a la infraestructura civil y de desarrollo de países minados en Africa, y que la separe de sus programas de asistencia militar. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/aq-ml/ip/98