Ingresos petroleros cada vez más bajos y proyecciones de inflación cada vez más altas comprometen en Venezuela el éxito económico que el presidente Rafael Caldera esperaba para este año, el último de su quinquenio.
Venezuela consiguió en 1997 ingresos petroleros por 18.000 millones de dólares al vender 3,3 millones de barriles por día a razón de 16,48 dólares la unidad. Al precio puntual de este viernes, 11,53 dólares por barril, ingresarían 13.800 millones de dólares, una baja de más de 4.000 millones.
En cuanto a la inflación, que en 1996 marcó un récord de 103,2 por ciento en 1996 y en 1997 llegó a 37,6 por ciento, fue calculada originalmente en 15 por ciento para 1998. Pero ya en noviembre de 1997, los planificadores del gobierno predijeron que no bajará de 20 por ciento.
Para el ministro de Planificación, Teodoro Petkoff, la inflación de 1998 se ubicará "entre 20 y 25 por ciento", y este viernes su colega de Hacienda, Freddy Rojas, comentó que "una inflación de 26 por ciento sigue siendo manejable".
La caída de ingresos por petróleo, aguardada pese a que el grupo estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) sostendrá al alza la producción, y la menor inversión pública, determinarán un crecimiento económico menor de lo previsto, hasta 3,5 o cuatro por ciento, dijo Rojas.
La actividad creció 5,1 por ciento en 1997 (su mejor desempeño desde que Caldera llegó al poder en 1994) y se creyó posible un aumento entre seis y 6,5 puntos este año. A la perspectiva de menor crecimiento y mayor inflación se añade la de menos empleo e ingresos más bajos para la población.
El gobierno redujo ocho por ciento el presupuesto del Estado – lo que desanimará la gestión gubernamental en este año de elecciones generales- y para dar el ejemplo, rebajó 10 por ciento los sueldos de los altos ejecutivos gubernamentales y de PDVSA.
Las ventas de la industria petrolera, fuente de 40 por ciento de los ingresos fiscales, se calcularon en octubre de 1997 en 15,50 dólares por barril, como promedio para 1998. En enero se rebajó la cifra a 14 dólares, y está pendiente una nueva corrección, hasta 13,50 dólares.
El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Camdessus, elogió los ajustes y dijo confiar en que para abril esté listo un "acuerdo sombra", entre su organismo y el gobierno, para asistir a Venezuela sin desembolso de dinero para apuntalar el flujo de caja en este país.
Pero ahora, la perspectiva es que de acuerdo "sombra" se pase a otro (el llamado stand-by o de corto término o el de facilidad ampliada, de mediano plazo) que permita tomar dinero prestado del Fondo, lo que se traducirá en severa austeridad fiscal y monetaria en pleno año electoral.
Hace seis días, Petkoff, ex candidato presidencial socialista, planteó que ante la desfavorable coyuntura petrolera "contemplamos la posibilidad obvia de pedir prestado, interna y externamente, (pues) Venezuela tiene capacidad de endeudamiento".
Rojas, ex presidente del principal gremio empresarial, expresó una opinión diferente: "No se contempla acudir a nuevos endeudamientos externos, con multilaterales u otros organismos", pues "la estrategia del gobierno está orientda a la obtención de mayores recursos por la vía de la recaudación interna".
PDVSA, balón de oxígeno para las finanzas públicas, mantendrá su producción al alza: en vez de los 3,3 millones de barriles diarios de 1997, ya se extraen 3,35 millones, y se pasará a un promedio de 3,4 millones de barriles por jornada, llegando a 3,6 millones de unidades en diciembre.
El aumento de la producción petrolera elevada busca compensar con mayores volúmenes colocados los ingresos que se pierden por la caída de los precios, aunque Venezuela viola la cuota de 2,58 millones de barriles por día que le asignó la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
"Venezuela no debe ceder a presiones internacionales que buscan reducir nuestra participación en los mercados", afirmó el presidente de la privada Cámara de empresas petroleras, Alan Viergutz. "Los mercados que cedamos serán ocupados por petróleo de otros proveedores", añadió.
Más parco, el presidente de producción y exploración de PDVSA, Claus Graf, observó que "la OPEP debe cambiar", y el ministro de Energía, Erwin Arrieta, expresó su "absoluto rechazo" a todo pedido de recorte de la producción venezolana.
En la búsqueda de ingresos, dijo Rojas, se estudia eliminar las exenciones impositivas, comenzando por el Impuesto a ls Ventas (que en Venezuela es de 16,5 por ciento).
Pero esa posibilidad formaba parte de las decisiones que se dejarían al gobierno que se elegirá en diciembre, pues Caldera – quien no muestra inclinación por ninguno de los aspirantes a sucederlo- esperaba que la depresión económica y la turbulencia social no empañaran el última año de su gestión. (FIN/IPS/jz/ff/if/98) = 02271814 NYC134