Venezuela prevé una baja en su crecimiento económico de un punto durante 1998 por el impacto de la caída de Los ingresos petroleros, aseguró hoy el ministro de Hacienda, Freddy Rojas.
El jefe de la economía venezolana dijo a corresponsales extranjeros que el sector petrolero mantendrá un ritmo de crecimiento de siete por ciento del producto interno bruto (PIB), mientras las demás áreas serán las más afectadas por la merma forzada del presupuesto.
Durante 1997 el PIB aumentó en 5,1 por ciento, después de un trienio recesivo combinado en 1996 por un récord inflacionario de 103 por ciento, que logró ser bajado el año pasado a un nivel aún superior al resto de América Latina, de 37 por ciento.
En el sector no petrolero el aumento del PIB de 100.000 millones de dólares será de 2,5 por ciento en 1998, aventuró Rojas, después que el gobierno aprobó el día 6 un recorte de unos 1.300 millones de dólares en el presupuesto del año.
De todos modos, Venezuela tendrá el mayor presupuesto de toda su historia si no llegan a producirse recortes adicionales por un hundimiento superior de los precios del petróleo, del que depende 40 por ciento de los ingresos fiscales del país.
Pero Rojas subrayó que éste es el primer gobierno que decide un recorte del presupuesto en un año electoral, algo que fue alabado el sábado por el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, durante una visita al país.
Venezuela escogerá el 6 de diciembre el presidente y el Congreso en unos comicios a los que se sumará por vez primera en la historia la elección de las autoridades ejecutivas y legislativas de los estados y los municipios.
El ministro recordó que ya en diciembre se produjo otra rebaja presupuestaria dentro de la política para abatir la inflación, de 110 millones de dólares, a lo que sumó el estatal grupo Petróleos de Venezuela (PDVSA) casi otros mil millones.
El presupuesto de 1998 se sitúa ahora en torno a los 21,5 mil millones de dólares al cambio actual del bolívar.
Rojas dijo que el recorte se hizo sobre una base mixta de reducción lineal y criterios selectivos y que las prioridades que se decidió mantener intocadas fueron educación, salud, defensa y obras que están en una ejecución superior a 50 por ciento.
Acotó que no está previsto realizar en breve una reestimación de ingresos petroleros, pese a que el precio puntual del barril de exportación está por debajo de 12,5 dólares y el del promedio del año en unos 13 dólares.
En enero, el gobierno y PDVSA decidieron calcular los ingresos sobre un precio del barril de 14 dólares, en lugar de los 15,5 dólares decididos en noviembre.
Rojas coincidió con el presidente de PDVSA, Luis Giusti, en que hay expectativas enfrentadas en juego que pueden hacer repuntar los precios o ahondar su caída y que Venezuela tiene una situación cómoda de reservas monetarias y otros recursos, para poder enfrentar la concreción del escenario más negativo.
El ministro puntualizó que entre esas medidas no está contemplado el incorporar nuevos impuestos, pero admitió que el gobierno sí tiene "mucho margen" para capturar más ingresos tributarios, mediante una mejor recaudación y el control de ilícitos aduaneros, del contrabando y la subfacturación.
Además, admitió que se está estudiando la revisión de las exenciones de bienes que no son gravados por el impuesto general a las ventas y la retransformación de este tributo en un impuesto al valor agregado, después que el presidente Rafael Caldera forzó el disfrazamiento de esta fórmula, al llegar al poder en 1994.
"En la economía de Venezuela hay mucho margen para capturar ingresos", adujo Rojas, y recordó que en el primer trimestre se tiene previsto la venta del conglomerado de empresas del aluminio, cuyo valor total subiría por encima de 3.000 millones de dólares, según algunos cálculos.
Además, la devaluación del bolívar desde enero permitirá aumentar las exportaciones no tradicionales. El ministro de Industria y Comercio, Hector Maldonado, aseguró este jueves que llegarían a 6.000 millones de dólares, frente a 4.700 millones del año pasado.
Cauto a la hora de abordar la política monetaria, porque "esa es competencia del Banco Central", el ministro se mostró seguro que el sistema bancario y el aparato productivo absorberán sin trauma el incremento de las tasas de interés activas, que pasaron bruscamente a ser reales positivas respecto a la inflación.
En 1997, el costo del dinero se situó en 21,8 por ciento de promedio en la banca comercial, casi la mitad que en 1995 y 16 puntos por debajo de la inflación, lo que desató el consumo después de un trienio de demanda muy reducida.
Ahora los tipos de interés para préstamos fueron fijados como referencia en 26 por ciento por el Banco Central, lo que supuso un incremento de 11 puntos y se trasladó a un nivel cercano a 40 por ciento para el público.
El Banco Central contribuyó así a ponerle un dique al desbordado consumo para colaborar en la meta del gobierno de bajar el movimiento de precios este año en 25 por ciento.
Además, el Banco Central deslizó el valor del bolívar en 15 unidades respecto al dólar en lo que va de mes, para corregir parte de la sobrevaloración de la moneda y frenar la evasión de divisas, calculada en 1.200 millones desde el inicio del año.
"Se va a producir una atenuación en la corriente del consumo y un estímulo al ahorro", que favorecerá el cumplimiento de la meta de inflación, aseguró Rojas.
Tampoco consideró que el aumento del salario mínimo en algo más de 25 por ciento, a decidirse la semana próxima, vaya a provocar una presión inmanejable sobre los precios, y aseguró que dentro de la administración pública se mantiene la decisión de no aumentar los salarios por encima de la meta inflacionaria. (FIN/IPS/eg/dg/if/98