El salario mínimo quedó fijado hoy en Venezuela en 196 dólares, lo que representa un incremento de 33 por ciento, mientras que el gobierno decidió una rebaja de los sueldos de los altos cargos de 10 por ciento, como una señal de austeridad ante la caída de los ingresos petroleros.
La ministra del Trabajo, María Bernardoni, indicó que el nuevo salario mínimo entrará en vigor en mayo, lo que va a equilibrar que el aumento sea superior al 25 por ciento, tal como el gobierno pretendía inicialmente, a fin de contener la inflación.
El nuevo salario mínimo fue concertado por primera vez por la Comisión Tripartita conformada por los gremios sindicales y empresariales junto con el gobierno, después de una dura pulseada entre la exigencia inicial de los trabajadores de un nivel de 235 dólares y la oferta de los patronos de 168 dólares.
En tanto, el Consejo de Ministros dictó un decreto que establece que el presidente Rafael Caldera, su gabinete y los altos funcionarios de la administración rebajen su salario desde marzo en un gesto que el ministro de Hacienda, Freddy Rojas, calificó como "una simbólica muestra de austeridad".
El gabinete instó a los gobiernos regionales y municipales a que adopten medidas extraordinarias de austeridad y la solicitud fue reiterada por Caldera a los gobernadores de los 22 estados del país, en un encuentro este mismo miércoles.
El nuevo salario mínimo para el área urbana fue fijado para el sector privado, que emplea 83 por ciento de los ocupados en el país, con un indice de desempleo de 11,1 por ciento dentro de una población activa de 9,5 millones de personas.
El salario mínimo es el único que sigue siendo determinado fuera de la oferta y la demanda, mientras que los 900.000 empleados en la administración pública ya percibían desde el año pasado la misma cantidad concertada ahora.
Los trabajadores rurales percibirán 176 dólares mensuales.
Bernardoni recordó que en Venezuela la mitad de los trabajadores ganan el salario mínimo en la economía formal y parte del 48 por ciento que labora en el sector informal, por lo que tiene una incidencia directa en la escala salarial general.
La Comisión Tripartita acordó que cualquier despido sin causa justificada que se produzca antes de mayo, será calculado con el nuevo salario, a fin de evitar una ola de despidos como ya se produjo en junio de 1997, cuando se elevó el salario mínimo al equivalente de 147 dólares.
El ministro de Planificación, Teodoro Petkoff, había indicado que la elevación del salario a 196 dólares se traduciría en una inflación de 33,1 por ciento, la posibilidad de despidos para 153.000 trabajadores y un gasto público adicional de 519 millones de dólares.
El gobierno lucha por contener la inflación este año en 25 por ciento, después que en 1997 se situó en 38 por ciento y el año anterior alcanzó el récord de 103 por ciento, y dentro de ese esquema planteó limitar el aumento del salario mínimo en ese nivel.
Pero la salida final fue aceptar un incremento superior y satisfacer parcialmente la demanda sindical, a cambio de demorar el aumento hasta mayo, en lugar de que el aumento fuera retroactivo a enero, como se barajó inicialmente.
Las exigencias sindicales se suavizaron por la notable merma de ingresos prevista para este año, ante la crisis de precios del petróleo, que aporta 77 por ciento de las divisas, 40 por ciento del presupuesto y 22 por ciento del producto interno bruto.
El gobierno se vio forzado a comienzos de mes a reducir el presupuesto en 1.400 millones de dólares, como parte de una estrategia general de contención del gasto de 2.546 millones de dólares, según informó el lunes el ministro Rojas en una alocución al país, en demanda de la comprensión de la ciudadanía.
El valor del barril de exportación de petróleo quedó fijado en 14 dólares en lugar de los 15,5 dólares iniciales, pero su cotización promedio en el año está en 12,9 dólares, si bien el probable ataque de Estados Unidos contra Iraq pudiera modificar la tendencia al hundimiento a los valores del crudo.
El gobierno también debió reducir su previsión de crecimiento del PIB en un punto, para situarlo en 4,5 por ciento. En 1997 la economía rompió un trienio recesivo que se combinó con la desbordada inflación, para crecer a un ritmo de 5,1 por ciento.
Cada reducción de un dólar en el petróleo se traduce en una caída de ingresos de 1.100 millones de dólares, según datos de la estatal industria petrolera. En 1997 el país percibió divisas por el crudo del orden de 19.000 millones de dólares.
Pero los casi 23 millones de venezolanos soportan una brutal caída del ingreso real en los últimos 15 años y las cifras oficiales inndican que 68,7 por ciento de los hogares eran pobres al cierre de 1997, 10 por ciento más que un año antes. Un 40,3 por ciento de esos hogares soportan un estado crítico de pobreza.
Petkoff precisó que desde 1983, cuando Venezuela ingresó en la crisis latinoamericana de la deuda, hasta 1997, el salario real cayó 70 por ciento. El año pasado hubo una recuperación de ocho por ciento, "pero un rezago tan dramático tardará años en equilibrarse", admitió.
El nuevo salario mínimo se equilibra con el costo oficial de la canasta alimentaria, situada en 189 dólares. Pero Carlos Navarro, secretario general de la Central de Trabajadores de Venezuela, dijo este miércoles que el costo real de esa canasta esencial es de 280 dólares para un hogar de cinco personas.
Federico Ramírez, presidente de la misma central, señaló que los trabajadores venezolanos están asumiendo "un gran sacrificio" y que los empresarios y el gobierno deben entender que la situación será insostenible si la inflación supera la previsión oficial.
Datos comparativos de organismos internacionales indican que el salario mínimo venezolano quedó en quinto lugar dentro de la región, pero que la capacidad adquisitiva se mantiene como una de las más bajas por efecto de la inflación. (FIN/IPS/eg/dg/if-lb/98