Sri Lanka se dispone a convertir el abuso sexual de menores en un delito no excarcelable mientras aumenta la presión de grupos de derechos humanos para que se persiga a los culpables y se ayude a las víctimas.
El ministro de Justicia, Gamini Lakshman Peiris, anunció que su gobierno está determinado a proteger a los menores del abuso sexual y proyecta elaborar leyes para mantener a los presuntos pedófilos en custodia hasta el fin del juicio.
"Sólo en circunstancias muy excepcionales serán liberados bajo fianza", dijo a la prensa.
Además, los juicios por abuso de menores serán acelerados (actualmente llevan hasta dos años) y se introducirán nuevas medidas para la rehabilitación de las víctimas, informó Peiris el jueves.
Las nuevas medidas están de acuerdo con las recomendaciones de un grupo de trabajo presidencial designado el año pasado para investigar el aumento de los abusos sexuales, la violencia y el acoso de empleadores contra menores.
En octubre de 1995, el gobierno admitió por primera vez que Sri Lanka se había convertido en un paraíso de pedófilos extranjeros e introdujo grandes cambios en las leyes relativas a delitos sexuales contra menores.
La pena máxima de prisión para los pedófilos se duplicó a 20 años y las víctimas obtuvieron derecho a compensación. Dos europeos fueron deportados el pasado año acusados de pedofilia para que fueran juzgados en sus propios países, según una ley que permite la jurisdicción extraterritorial.
Ahora, algunos grupos desean que el gobierno investigue acusaciones de pedofilia contra el escritor Arthur C. Clarke, quien reside en Sri Lanka desde 1956 y habría declarado al diario londinense The Sunday Mirror que tuvo relaciones sexuales con menores del país asiático.
Clarke, que nunca ocultó su homosexualidad, aseguró que el informe es absolutamente falso, que a él personalmente le disgustan los pedófilos y que está procurando ayuda legal.
El ministro Peiris desestimó sugerencias de que las nuevas medidas estén conectadas con el caso Clarke. "No, esto no está relacionado de forma alguna con el caso", aseguró a la prensa.
Sri Lanka se convirtió hace varios años en un destino conveniente para los llamados turistas sexuales, en particular pedófilos occidentales que encuentran presas fáciles en los niños que vagan por las playas.
Se estima que entre 5.000 y 30.000 niños y adolescentes trabajan en la industria del sexo, según activistas nacionales.
Organizaciones no gubernamentales como PEACE, afiliada a ECPAT (Fin a la Prostitución Infantil en el Turismo Asiático), realizan campaña contra la pedofilia desde 1991.
Arun Tampoe, asesora legal de PEACE, cree que parte del problema se debe a la mentalidad colonial. "El hombre blanco es visto como un invitado privilegiado, y nadie se atreve a protestar por su explotación de nuestros niños pobres", dijo.
Las nuevas leyes podrían disuadir a los pedófilos extranjeros, según Hiranthi Wijemanne, funcionario de programa de UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia).
"Los pedófilos ya no podrán desaparecer mientras son investigados", dijo Wijemanne, quien recordó que varios extranjeros sometidos a investigación por abuso de menores huyeron del país luego de ser liberados bajo fianza.
"Ahora será como un cargo de asesinato; no será fácil escapar", agregó. (FIN/IPS/tra-en/fs/an/ml/pr-hd/98