SIERRA LEONA: Expulsión de junta militar no es garantía de paz

La expulsión del gobierno militar de Sierra Leona preparó el camino para la restauración de un régimen civil, pero podría pasar mucho tiempo antes de que la paz y la democracia sean seguras en ese país de Africa occidental.

Según trascendió, el depuesto presidente de facto Johnny Paul Koroma continuaba en libertad este lunes, tres días después de que tropas de la Comunidad Económica de Países de Africa Occidental (ECOWAS), lideradas por Nigeria, desplazaran al Consejo Revolucionario de las Fuerzas Armadas.

Koroma fue expulsado del poder nueve meses después de derrocar al presidente electo Ahmed Tejan Kabbah.

Las fuerzas del Grupo de Control de ECOWAS (ECOMOG) tomaron el centro de Freetown el jueves por la noche y extendieron su control a la mayor parte de la capital el viernes. Este lunes estaban listas para apoderarse del resto del territorio de Sierra Leona.

"ECOMOG controla todos los lugares de importancia en Sierra Leona", declaró a IPS en Bruselas Charles Radcliffe, director de política y comunicación del Grupo Internacional de Crisis.

Fuera de la capital, soldados de la junta militar estaban dispuestos a rendirse este lunes, según informes procedentes de Freetown.

Hervé Delphin, a cargo de Sierra Leona en la Oficina Humanitaria de la Unión Europea, informó a IPS que dos helicópteros con 51 funcionarios de la junta militar aterrizaron el viernes en Monrovia, la capital de Liberia, y que los pasajeros fueron capturados por fuerzas de ECOMOG.

Además, "otros 25 altos oficiales de la junta que llegaron a Monrovia en bote fueron arrestados y ahora están en manos de ECOMOG", agregó.

La caída de los militares que derrocaron a Tejan Kabbah el pasado 25 de mayo fue bienvenida el viernes por el líder de la Organización de Unidad Africana (OUA) y presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe.

Mugabe describió la expulsión de los militares como "una demostración de la OUA a través de ECOWAS, y de ésta a través de ECOMOG, de que se puede revertir una situación que es resultado del derrocamiento de un régimen democrático".

Sin embargo, Sierra Leona no era el único país de Africa, ni de Africa occidental, cuyo gobierno llegó al poder por la vía de las armas.

El presidente de Níger, Ibrahim Barre Mainassara, tomó el gobierno en 1996, y el de Nigeria, general Sani Abacha, es sólo el último de una larga serie de dictadores. Abacha asumió el poder en noviembre de 1993.

Paradójicamente, la fuerza que preparó el camino para el retorno del presidente electo de Sierra Leona es predominantemente nigeriana. Cuando un periodista llamó la atención hacia este hecho, Mugabe respondió que lo considera "una buena señal".

"Si Nigeria fue capaz de revertir una situación antidemocrática, ello se reflejará internamente", manifestó, y agregó que seguramente aumentarán las demandas en Nigeria para un retorno al régimen democrático.

La caída de la junta militar ofrece a los ciudadanos de Sierra Leona la posibilidad de reanudar un proceso de paz abortado en mayo de 1996.

Las conversaciones entre Tejan Kabbah y el líder del rebelde Frente Revolucionario Unido (FRU) produjeron un acuerdo de paz en noviembre de 1996. Parecía entonces que la insurgencia de cinco años, que causó 15.000 muertes y desplazó a un cuarto de la población, había terminado.

Sin embargo, a comienzos de 1997 surgieron enfrentamientos entre los rebeldes y los kamajores, milicianos partidarios del gobierno que estuvieron aliados al ejército durante la lucha contra los insurgentes.

Tras el golpe de Estado de mayo, que provocó el desplazamiento de miles de personas más allá de las fronteras con Guinea y Liberia, las propuestas de paz de la junta militar hacia el FRU condujeron a un reajuste de las alianzas.

Los ex rebeldes se unieron entonces a sus antiguos enemigos contra ECOMOG, que pronto después del golpe inició esfuerzos diplomáticos y militares para reinstaurar en la presidencia a Tejan Kabbah.

Los kamajores, por otra parte, lanzaron una guerra de guerrillas y prometieron no ceder hasta que el presidente depuesto volviera al poder.

Pese al derrocamiento de la junta militar, podría pasar un buen tiempo antes de que la paz retorne a Sierra Leona.

"En el peor de los casos, los esfuerzos de retorno a la democracia fracasarán, y en el mejor, producirán resultados de muy corto plazo, ya que están destinados exclusivamente a reinstaurar en el poder al anterior gobierno", pronosticó Radcliffe, del Grupo Internacional de Crisis.

"Es necesario fortalecer la sociedad civil y erradicar la corrupción, y éste debe ser un esfuerzo a largo plazo", dijo a IPS, y añadió que "la desmovilización y reintegración de todas las fuerzas armadas es indispensable para una democracia y una seguridad duraderas en Sierra Leona". (FIN/IPS/tra-en/ns/kb/pm/ml/ip/98

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