Las mujeres que trabajan en el hogar son las más perjudicadas por los organofosfatos, sustancias químicas utilizadas en el baño de animales domésticos y para eliminar piojos de la cabeza.
Elizabeth Sigmund, de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en el sudoeste de Gran Bretaña, afirma que los riesgos de exposición a los organofosfatos se extienden mucho más allá de la granja, donde se usan contra pestes de los cultivos y para animales y afectan a agricultores y sus familias.
Sigmund también dirige una organización de apoyo a personas envenenadas con el producto.
Sus principales clientes son agricultores y sus familias, pero Sigmund recibe con más frecuencia pedidos de ayuda de mujeres que usaron organofosfatos en medicinas veterinarias como polvo contra pulgas o en lociones contra los piojos de la cabeza.
"Las mujeres en el hogar sufren considerable riesgo como resultado de la exposición a sustancias químicas peligrosas", afirma la especialista.
En los casos en que las mujeres son quienes hacen el grueso del trabajo en el hogar, a menudo son afectadas en mucho más proporción por las sustancias.
Uno de los principales problemas con este veneno es que los efectos son acumulativos. Una persona puede usar productos contra las pulgas, piojos, moscas y pestes de las plantas sin que el efecto se sienta en seguida, pero de improviso caer enferma cuando el cuerpo queda saturado.
Hasta hace poco, el único tratamiento recomendado contra los piojos del cabello eran champúes conteniendo organofosfatos.
Cuando los niños se infectan, es la madre quien a menudo sufre la mayor exposición a los productos, porque trata a toda la familia a la vez, inclinándose e inhalando los vapores del champú, dijo Sigmund.
Helen Fullerton, investigadora residente en Gales, especialista en homoeopatía, advirtió que los organofosfatos "comienzan a encontrarse en todo".
Por ejemplo, indicó, "en cremas y ungüentos con una base de lanolina, la que se extrae de la lana de oveja, mientras el insecticida, soluble en grasas, puede pasar de esa forma a la piel".
Las madres deben ser cuidadosas y escoger una crema de base vegetal para pezones agrietados o la irritación de la piel de los bebés.
El efecto de los organofosfatos se produce por el bloqueo de una enzima conocida como colinesterasa, un componente clave del sistema nervioso. Este bloqueo puede ser reversible si la dosis del veneno químico es pequeña, pero con dosis acumulativas, otras enzimas pueden ser alcanzadas, dijo la experta.
Con cientos de casos en su base de datos, Sigmund está familiarizada con la amplia gama de síntomas que puede causar la exposición a los organofosfatos.
Algunos de los peores problemas se producen cuando se rocía la casa contra las pulgas, por ejemplo. Como las mujeres y los niños permanecen en el hogar durante más horas, son quienes tienden a sufrir más las consecuencias de la intoxicación.
Según Sigmund, hay una creciente frustración ante la "ignorancia general de la profesión médica en relación al envenenamiento con organofosfatos". Como resultado, la gente se vuelca cada vez más a tratamientos alternativos como la homeopatía.
Las pacientes tratadas por Fullerton experimentaron dolor de cabeza, golpes de calor aunque su temperatura corporal era normal, y gran cansancio. Otras sufrieron palpitaciones, dolores en el pecho, alucinaciones, llanto incotrolable y malestar general.
A pesar de las resistencias de la profesión médica y las compañías médicas, grupos como el de Sigmund comienzan a ver los resultados de sus protestas y llamados de atención.
Mientras, Fullerton cree que los organofosfatos "serán retirados en silencio" del mercado, como "resultado de años de redes creadas entre víctimas, activistas y médicos, científicos y políticos comprometidos". (FIN/IPS/tra-en/jmp/yjc/lp/he/98