/REPETICION/ MERCOSUR: Un dificultoso camino hacia una moneda única

El proyecto de una moneda única para el Mercado Común del Sur (Mercosur), que parecía una utopía hace poco, podría cobrar cuerpo como efecto de la crisis en Asia oriental.

El presidente de Argentina, Carlos Menem, planteó en enero en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, la necesidad de homogeneizar políticas económicas entre los miembros del bloque para ganar confianza y tentar a los inversores.

Casi todos los economistas argentinos que opinaron sobre la propuesta de Menem coinciden en que para que haya moneda única en el bloque es necesario armonizar las políticas macroeconómicas, y en ese sentido, el socio más reacio a perder independencia es Brasil.

Menem presentará formalmente la iniciativa en la próxima cumbre del Mercosur en junio, cuando concluya el turno de su país al frente de la presidencia del bloque.

Desde enero, funcionarios de la presidencia argentina, de los Ministerios de Economía y Relaciones Exteriores y de consultoras privadas trabajan en el proyecto y plantean los diferentes aspectos básicos para la integración monetaria.

El secretario de Relaciones Económicas Internacionales y principal negociador de Argentina en el Mercosur, Jorge Campbell, adelantó que el planteo requiere fijación de márgenes de tolerancia inflacionaria, limitación del endeudamiento y el desequilibrio fiscal, armonización de la legislación laboral.

El proceso concluye con la creación de una moneda y un banco central únicos, explicó Campbell.

El Mercosur nació en enero de 1995, aunque su origen más remoto data de 1985, cuando se firmó el Tratado de Integración entre Argentina y Brasil. Desde aquel tratado hasta hoy, el intercambio comercial en el bloque pasó de 1.100 a 15.000 millones de dólares.

La integración de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay y las ventajas aduaneras que se concedieron mutuamente son un impulso para la unión de empresas en el bloque y para la radicación de inversiones extranjeras que se orientan hacia un mercado ampliado de 220 millones de habitantes.

Luego, la asociación comercial con Chile, la economía más estable y equilibrada de la región, sumó un nuevo atractivo al Mercosur.

En este marco, las crisis financieras externas de los últimos años, como la de México en 1994 y la de Asia en 1997, pusieron a prueba la unión. Pero los socios respondieron en bloque y salieron fortalecidos.

No obstante, ahora Argentina cree que la unión monetaria puede ser una señal muy positiva en momentos en que los inversores abandonan el sudeste asiático en busca de plazas más firmes y temen una nueva ola de devaluaciones en otras regiones pujantes del mundo, como puede ser el Mercosur.

"Ante crisis como la de Asia, el Mercosur debe responder con una decisión política como la adopción de una moneda única que ofrecería una mayor credibilidad frente al mundo", sostuvo Menem.

La consultora económica argentina Fundación Capital coincidió con Menem en que la crisis del sudeste asiática mostró que parte de la debacle se debió a las llamadas devaluaciones competitivas como las que impulsaron los distintos países de esa región durante siete meses.

"La magnitud de la crisis en Asia dejó en evidencia la conveniencia de actuar en bloque, coordinando políticas cambiarias", según el informe encargado por la Secretaría de Planeamiento Estratégico de la presidencia de Argentina a la Fundación Capital.

La firma consultora reconoció que el camino no es sencillo porque exige coordinación de políticas macroeconómicas entre los socios, parámetros de convergencia "más estrictos" que los de la Unión Europea, en especial en materia fiscal, mínimo de reservas disponibles y magnitud del endeudamiento.

La recomendación de la consultora para Brasil es que prometa por ley que los recursos que se obtengan de las privatizaciones este año se destinen a cancelar la abultada deuda interna de ese país, pero los funcionarios brasileños no simpatizan con la propuesta.

La embajada de Argentina en Brasil concluyó luego de un sondeo que el gobierno de Fernando Henrique Cardoso no desea perder su autonomía para definir cuál es la mejor herramienta cambiaria o monetaria en cada coyuntura.

Los expertos reconocen que tampoco es tarea fácil la adopción de un régimen monetario común.

Para algunos deberá establecerse en todo el bloque un sistema de convertibilidad como el argentino. Otros creen en una "convertibilidad libre" con bandas de flotación y otros en un sistema apoyado en una canasta de monedas que incluya el dólar, el marco alemán y el yen.

El economista Eduardo Curia dijo a IPS que el proyecto de la moneda única del Mercosur está atrasado y ya debería estar en marcha. "El problema es cuál será la paridad que se fije, porque los países del bloque arastran un atraso cambiario que es perverso para la economía de la región", sostuvo.

"Yo creo que esta propuesta surge para resistir mejor la crisis de Asia y obligar a Brasil a que no se escape con una maxidevaluación. Pero Brasil no cederá su independencia", vaticinó en un tono pesismista.

La integración monetaria implica además un fuerte ajuste en los países del bloque, que deberán equilibrar sus desequilibrios fiscales a través de la reducción de gastos, el aumento de impuestos y la flexibilización de regímenes laborales de modo de abaratar los costos de contratación.

Pero, por ahora, la sola meta de la moneda única, aun cuando se presenten numerosas dificultades en el proceso de concreción, representa un proyecto común que muestra al bloque comercial buscando caminos para afianzar la unión en el mediano y largo plazo. (FIN/IPS/mv/mj/if/98

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