/REPETICION/ ARGENTINA: Cada vez más niños con agenda completa

Cada vez más niños argentinos de clase media están siendo ocupados por sus padres en talleres, crusus y actividades extraescolares que los dejan extenuados y sin tiempo para jugar.

"Yanina es hiperactiva, no puede ir sólo a la escuela, necesita más actividad", cuenta su madre a IPS. Yanina tiene cuatro años y está inquieta por jugar. Su madre interpreta la demanda de la niña pero descarta el parque.

"Va los lunes y jueves a hebreo, martes y viernes a rikudím – una danza hebrea- y los miércoles a gimnasia artística", comenta.

La "agenda" de Yanina no es rara entre niños de clase media de un país que padece el fenómeno del alto desempleo (14 por ciento) con sus secuelas incluso para los que aún no perdieron su trabajo: incertidumbre por el futuro, competencia por acceder a puestos cada vez más escasos y aumento de las horas extras.

"Hay una tendencia generalizada a programarles la vida a los niños, inclusive para divertirse", explica la psicóloga Gabriela Cerrutti.

"Es bueno que los niños participen de actividades regladas, pero también tienen que tener tiempo vacío para que salga algo de su creatividad, no exigirles que cumplan horarios y sobreocuparlos", añadió.

Otra madre cuenta su caso. "Lucas está muy caprichoso. No quiso ir a un cumpleaños porque decía que quería estar en casa conmigo pero yo tenía que trabajar", dice su madre. Lucas tiene cuatro años, va al jardín todo el día, y cuando vuelve va a fútbol dos veces por semana y otra vez a un taller de música.

Cuando está en su casa, apenas tiene tiempo de jugar en su cuarto, mucho menos de aburrirse o invitar a un amigo.

Su madre cree que es por capricho que Lucas no quiere salir, pero después de un rato piensa en otras posibilidades. "Claro, no está nunca en casa…quizás está cansado, pero yo necesito terminar este trabajo para entregarlo y cobrarlo", confiesa.

En este contexto, un niño que sólo va al jardín y tiene las tardes libres, difícilmente encuentre con quién jugar.

En diálogo con IPS, Sandra Novas, psiquiatra de niños, consideró que muchos niños de la clase media están sobreexigidos y sufren estrés.

"Hay padres que los cargan de actividades porque no saben qué hacer con ellos, y otros porque creen que de esa manera les están dando más posibilidades para el futuro", explicó.

Sin embargo, advirtió que cada vez es más frecuente ver patologías que, en el fondo, están relacionadas con la exigencia y la falta de tiempo para el juego.

Pueden ser niños estresados, con fatiga crónica, depresión, trastornos en el sueño o de la alimentación. También un simple dolor de cabeza puede manifestar que el pequeño intenta poner un límite.

"Un niño no puede tener responsabilidades de adulto. Una vez que fue a la escuela, tiene que tener tiempo de jugar, porque si no juega no está bien", añadió.

"Ellos tienen que aprender qu es el ocio, deambular por la casa hasta inventarse algo que les permita desarrollar su fantasía".

El psicoanalista Julio Marotta sostuvo que muchas veces el estrés del niño es consecuencia del estrés de los padres que no pueden parar.

"El padre y la madre trasladan a los niños la exigencia con la que ellos mismos se acostumbraron a cargar, y de paso sienten alivio por la angustia que les causa el futuro de sus hijos", afirma.

Conocedores de esa angustia, directivos de jardines de infantes cada vez ofrecen más temprano cursos que antes estaban destinados a los más grandecitos.

"Desde los tres años les damos los rudimentos de computación e inglés", reza un volante con la propaganda de un jardín de infantes de Buenos Aires, dirigido por Graciela Montes. En privado, Montes acepta que la oferta fue impuesta por los propios padres.

"Hoy un jardín que no ofrece inglés o computación no tiene posibilidades porque los padres no quieren tener que pagar eso aparte ni se resignan a que su hijo sea un 'analfabeto informático"', explica la directora, preocupada también por su fuente de trabajo.

Hace algunas décadas, la clase media argentina creía que si sus hijos iban a la universidad y conquistaban un título era suficiente para asegurarse un futuro y mejorar su estatus respecto de los mayores.

Ahora con eso no basta porque un graduado puede ser un marginal sin empleo por muchos años. Ahora los mitos son básicamente inglés y computación.

De todos modos, las actividades artísticas y deportivas no están ajenas a la agenda del niño.

El entrenamiento pautado de deportes tales como fútbol, natación y jockey -por mencionar sólo los más frecuentes- son cada vez más comunes como compensación por tanta escolaridad y estímulos intelectuales, pero a veces se tornan una nueva exigencia.

Ver a los padres vociferando junto a la cancha de fútbol para que el niño de siete años patee bien la pelota, es una de las exigencias más comunes sobre el niño que hace deportes, una actividad que en Argentina puede resultar en una buena carrera siempre que el talento y el esfuerzo vayan paralelos.

Si un niño muestra habilidad para un deporte, una danza, el canto o la pintura, lo más habitual es que los padres, exigidos ellos mismos por la necesidad de "estimularlo", lo inscriban inmediatamente en un curso.

También se abren cada vez más talleres de teatro para niños.

El problema es que la mayoría estpn pensados para que los niños que muestran talente trabajen en televisien o en publicidad, dos destinos muy bien remunerados, explicó a IPS Nora Moseinco, profesora de teatro infantil.

Cuando los padres van a su taller, les explica que allí irán a divertirse y a desarrollar su creatividad, no a aprender un oficio para trabajar.

Los padres de Martín, un nio de seis años que va a la escuela todo el día y además asiste a un curso de plástica, cuentan que su hijo es hábil con la computadora y así aprendió a jugar al ajedrez.

De inmediato, contrataron a un profesor que lo espera dos tardes por semana para nseñarle los secretos del juego cuando llega de la escuela.

"Ultimamente notamos que pasaba demasiado tiempo concentrado frente a la computadora y no jugaba como antes, entonces decidimos mandarlo también a básket dos veces por semana", explica la madre. Ahora Mariano tiene la agenda completa. (FIN/IPS/mv/dg/pr- ed/98)

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