La Maternidad de Lima informó que en 1997 el 23 por ciento de las mujeres que dieron a luz en dicho centro tenían entre 10 y 16 años, y crece rápidamente el porcentaje de niñas madres, que en 1995 era de 18 por ciento.
Tal vez por esa razón, el presidente de Perú, Alberto Fujimori, aclaró que el Seguro Escolar gratuito, creado el año pasado, incluye atención de maternidad para las niñas embarazadas.
La aclaración presidencial provocó la reacción de sectores conservadores, para los que implicaba reconocer el derecho de las adolescentes a iniciar su vida sexual en la etapa escolar.
Estos mismos sectores habían formulado el año anterior similares objeciones contra la inclusión en la currícula escolar de un curso de educación sexual que contiene información sobre métodos anticonceptivos.
"Los embarazos de adolescentes son cada vez más frecuentes, la respuesta no puede ser ignorarlos porque no deben ocurrir. Existen niñas embarazadas y su atención debe ser cubierta por el servicio de prevision social correspondiente", dice la educadora Nidia Muñoz.
"La solución social de este problema es proporcionar a los menores, tanto varones como niñas, información y conceptos de paternidad responsable", añade.
En el tema de la maternidad de adolescentes, además de los problemas sociales, hay también aspectos médicos especiales que tomar en cuenta.
"Estadísticas de la Organizacion Mundial de la Salud señalan que las adolescentes tienen una mayor probabilidad (entre 20 y 200 por ciento) de morir por causas relacionadas con el embarazo que las mujeres adultas", comenta el médico Ernesto Sánchez.
"Está probado que las mujeres que se embarazan antes de alcanzar su pleno desarrollo físico y hormonal están más expuestas a complicaciones y por lo menos el 20 por ciento de la mortalidad por abortos complicados corresponden a gestantes adolescentes", añade.
El acelerado incremento del número de adolescentes gestantes, y la necesidad de proporcionarles atención diferenciada y especializada, hizo necesario abrir en las maternidades pabellones especializados para atender a las niñas madres.
En casi todos los casos se trata de embarazos no deseados, que suelen ser resultado de la ignorancia de las niñas en el manejo de métodos anticonceptivos, provocan mucha angustia en las protagonistas y se presume que una alta proporción de menores gestantes recurre al aborto clandestino.
El médico Carlos Cáceres, docente de la Universidad Cayetano Heredia, reveló que en una encuesta efectuada por dicho centro académico en 1997, aproximadamente una de cada cuatro menores de 18 años sexualmente activas declaró haber tenido al menos un embarazo no deseado.
Según la misma investigación, el 72 por ciento de los casos de embarazos de adolescente concluyó en aborto, espontáneo en 54 por ciento e inducido en 18 por ciento.
Por otro lado, la difusión de información sobre metodología anticonceptiva no parece ser suficiente para evitar el problema del embarazo en edad prematura, según lo demuestra una investigación de la organización no gubernamental INNPARES.
La encuesta efectuada por INNPARES reveló que la mayoría de los jóvenes entrevistados demostró conocer diversos procedimientos anticonceptivos, sin embargo, sólo el 21 por ciento los utilizó en su primera relación.
Según el psicólogo Edgard Segil, del centro juvenil de INNPARES, una de las claves para entender esta conducta es la respuesta formulada por una alumna líder de cuarto año de educación secundaria: "yo no soy una cualquiera para que usen condón conmigo".
"Además de proporcionar metodología anticonceptiva, hay que trabajar los patrones culturales de los jóvenes sobre el amor, el sexo, la paternidad y la autoestima", concluye Segil.
La sexóloga Susana Galdós, del movimiento feminista Manuela Ramos, advierte que "no se debe englobar el tema de las niñas embarazadas, pues es necesario distinguir dos situaciones: las que son violadas o violentadas (a veces por varones de su propia familia) y aquellas embarazadas por sus parejas".
"Frente a ambos casos hay que recurrir a estrategias diferentes de prevención, porque si bien puede informarse a las niñas sobre los métodos anticonceptivos para que los pongan en práctica cuando decidan iniciar su vida sexual, de nada les servirá ese conocimiento en caso de violacion", comenta.
"Aunque existen leyes y servicios para dar seguridad a las niñas, su baja autoestima y la falta de respeto en sus hogares hacen difícil que ellas recurran oportunamente a la protección de las autoridades e instituciones y la violación suele ser reiterada hasta que el embarazo evidente la descubre", añade.
La experta asegura que La niña violada esconde el episodio, especialmente cuando el autor es de su familia, porque los prejuicios sociales tienden a culparla a ella y a veces, sus propias madres las repudian.
"Las gestantes prematuras requieren más atención que las adultas, pues además de las complicaciones y riesgos propios del parto normal, hay un aspecto emocional a tomar en cuenta, tanto para la madre como para el recién nacido", dice la médica Alicia García, de la Asociación de Salud Mental de la Mujer.
"Si bien el embarazo de menores de edad debe ser prevenido, cuando se produce, la adolescente madre y su bebé deben ser apoyados por la futura salud emocional de ambos", concluye.
Pero, en lugar de apoyo, las madres adolescentes suelen ser blanco de hostilidad social, como lo demostró la intervención de la Defensoría de la Mujer, que en 1997 sancionó a la directora de un colegio público porque pretendió impedir que una chica embarazada se matriculara "por ser mal ejemplo". (FIN/IPS/al/ag/pr/98