El gobierno de México anunció hoy los sectores afectados por el recorte del gasto público diseñado para afrontar la caída del precio del petróleo, el cual anula la promesa inicial de que no se tocaría el gasto social.
La infraestructura pública, incluidos hospitales y escuelas, las viviendas de interés social, los subsidios a la producción de la tortilla de maíz y los programas contra la pobreza, son algunos de los rubros perjudicados por el plan de austeridad.
El recorte de 1,8 por ciento del gasto público es consecuencia de la baja del precio del petróleo crudo mexicano en el mercado internacional a 13 dólares, 2,5 menos de lo previsto para este año.
Cuarenta por ciento del presupuesto del gobierno mexicano procede de la comercialización del crudo, que representa apenas 10 por ciento de la exportaciones del país.
El gobierno prometió en enero, cuando anunció que el gasto público debía recortarse, que no se tocarían los gastos sociales. Ahora, sin embargo, informa que lo tendrá que hacer.
"Es una lástima que los recortes no sean más importantes en las áreas de la burocracia", opinó el analista financiero Ignacio Catalán.
México, con 900.000 funcionarios, es uno de los países con mayor cantidad de trabajadores estatales en el mundo.
El secretario de Hacienda, José Gurría, lamentó este viernes en una reunión con diputados tener que decidir los recortes, pero aseguró que eso es preferible a pagar las consecuencias de un déficit.
El ajuste al prespuesto modificó la meta de crecimiento económico para este año de 5,2 a cinco por ciento.
La noticia del recorte de gastos y la caída en el crecimiento previsto se conoció tres días después que las autoridades informaron que el producto interno bruto local creció en 1997 un siete por ciento, el resultado más exitoso en los últimos 16 años.
A pesar de la austeridad y de un entorno económico internacional poco favorable, 1998 será también un excelente año, aseguró Gurría. Pero el plan de austeridad fiscal deberá mantenerse para lograr el crecimiento previsto, advirtió.
En ese sentido, el gobierno restringió su apoyo financiero a las cosechas de maíz, sorgo y trigo, recortó los gastos de programas de abastecimiento de agua potable, redujo la producción de libros de texto y detuvo la construcción de nuevos edificios educativos.
Además, canceló obras de ampliación y remodelación de hospitales y unidades médicas rurales, redujo el número de becas que entrega a estudiantes, restringió la construcción de vivienda sociales y postergó hasta julio la entrada de 250.000 familias a un programa contra la pobreza.
El gobierno también dispuso severas restricciones de gasto corriente en diversas dependencias del Estado.
México ocupa el último lugar en cuanto a indicadores socioeconómicos entre los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que reúne a los 25 países más poderosos del mundo.
México es el país con menor producto interno bruto por persona, menor ahorro interno, el de menos médicos en proporción con el número de habitantes y el penúltimo en cuanto a mortalidad infantil.
"Uno tiene que mirar lo que está detrás de los indicadores económicos de México. Si el diagnóstico es verdadero, la situación social del país es dramática", señaló Benedicte Larre, economista de la OCDE que presentó esta semana un informe sobre México.
Organismos empresariales nacionales sostienen que el país deberá tener un crecimiento sostenido superior a cuatro por ciento por lo menos durante una década para comenzar a revertir sus problemas sociales.
Este país latinoamericano, que registra hoy uno de los crecimientos económicos más acelerados del mundo, tiene más de 50 millones de pobres, 10 de los cuales vienen en la miseria. (FIN/IPS/dc/mj/ip if dv/98
