MEXICO: Menores migrantes, sin documentos ni derechos

Alrededor de 80.000 niños mexicanos intentaron sin éxito ingresar a Estados Unidos el año pasado, de los cuales 30.000 lograron su cometido pero fueron deportados, mientras un número indeterminado cumplió con su objetivo. Para todos ellos, los derechos casi no existen.

Nacidos en las calles, en hogares conflictivos o simplemente animados por la aventura, los menores migrantes indocumentados viajan para buscar un empleo, reunirse con familiares o para huir de los maltratos.

Según indica un estudio del proyecto "Interinstitucional de Atención a Menores Fronterizos" dado a conocer este martes, la mayoría de los niños que desean llegar a Estados Unidos tiene entre 12 y 17 años y ocho de cada 10 son varones.

Realizada por la Cancillería, la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Instituto Nacional de Migración, entre otros entes, la investigación señala que tres de cada cuatro menores que ve frustrado su intento de llegar a Estados Unidos está dipuesto a repetir la aventura.

A pesar de sufrir maltratos de todo tipo y ser víctimas muchas veces de abusos sexuales y explotación laboral, los niños migrantes no pierden el deseo de viajar.

Se trata de uno de los grupos más vulnerables de la sociedad mexicana, apunta el estudio.

Al igual que los adultos, los menores migrantes provienen en su mayoría de los estratos sociales de más bajos recursos, añade.

UNICEF sostiene que en México hay alrededor de nueve millones de niños en extrema pobreza, de los cuales 60.000 viven en las calles.

De acuerdo a ese organismo, el número de niños que vive y trabaja en la calle está creciendo a un ritmo de siete por ciento anual. Sólo en la capital de México se calcula que hoy viven 30.000 niños en esa situación.

Al drama de la pobreza se añade el del maltrato. Según estudios oficiales, cerca de 80 por ciento de los niños y niñas mexicanos es víctima del agún tipo de violencia.

Marcados por alguna de esas problemáticas, 80.000 menores planean cada año su viaje a Estados Unidos, donde actualmente viven 7,3 millones de mexicanos de nacimiento.

En el estudio "Colándose por la grietas", de la organización Human Rights Watch, se afirma que miles de los niños y niñas que cruzan la frontera entre México y Estados Unidos lo hacen solos y "con la esperanza de trabajar y enviar dinero a sus familias afectadas por la pobreza".

"Los menores se enfrentan a grandes dificultades antes de llegar a la frontera: viajan cientos o miles de kilómetros y son presas de coyotes (traficantes de personas) y bandidos", señala Human Rights Watch.

A diferencia de los adultos detenidos por el Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos, "los menores no pueden solicitar libertad bajo fianza y muchos permanecen detenidos meses y meses, desconcertados y asustados, sin tener acceso significativo a abogados o a sus familias", afirma.

"Debido a que estos niños hablan poco o nada inglés y que muy pocas veces tienen conocimiento de sus derechos son extremadamente vulnerables", apunta.

Basado en un estudio de campo realizado en Los Angeles y Arizona, Human Rights afirma que en los lugares que se encierra a los menores indocumentados se violan derechos contenidos en leyes internacionales, en la Constitución de Estados Unidos y en el reglamento del Servicio de Inmigración y Naturalización.

Para enfrentar la problemática de estos niños y niñas, las autoridades mexicanas han establecido programas conjuntos con Estados Unidos. El objetivo es que los menores que migran reciban inmediata atención y sean contactados con sus familiares.

Además, realizan campañas especiales en las escuelas, sobre todo las ubicadas en regiones fronterizas, y llevan adelante periódicos programas de entrenamiento para las autoridades de migración. (FIN/IPS/dc/dg/pr-hd/98)

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