En México está prohibido fabricar o vender máscaras con la imagen del presidente. Quien lo haga se arriesga a que un comando policial "swat" irrumpa en su almacén o taller, se incaute de las máscaras, lo lleve preso, lo interrogue como delicuente y quizá hasta lo bañe en agua fría.
"Procederemos con toda energía" contra quienes insistan en fabricar o vender máscaras del presidente Ernesto Zedillo, pues "están violando la ley de derechos de autor", advirtió el procurador general, Jorge Madrazo.
En operativos similares a los que se realizan contra delincuentes peligrosos, comandos especiales de la polícia federal irrumpieron los días miércoles y jueves en mercados de la capital y en pequeños talleres de la ciudad de Cuernavaca para retirar las máscaras y detener a sus dueños.
"Solo las de Zedillo" parecía ser la consigna de los policías. Las mayoría de máscaras del ex presidente Carlos Salinas (1988-1994) y de algunos políticos, asi como las de monstruos, no fueron incautadas.
Luego de permanecer presos poco más de 13 horas, ser interrogados y en algunos casos bañados, los comerciantes y artesanos fueron liberados. "Es injusto. No pensamos que era una delito", dijeron.
Además, las máscaras de Zedillo eran las que menos se vendían, se quejó uno de los detenidos.
"Nos asustamos mucho en el operativo porque parecía que estábamos en una película de narcotraficantes. Los policías gritaban, golpeaban las puertas y cortaban cartucho", dijo Juan Vargas, artesano que tiene un pequeño taller para fabricar máscaras de látex.
Algunos de los detenidos anunciaron que presentarán una queja formal ante la estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos, pues los acusadores actuaron con excesiva violencia y no pudieron acreditar el delito.
¿Derechos de autor? ¿Cómo puede alguien aducir ese concepto para evitar que se fabriquen máscaras del presidente?, se preguntó el antropólogo Roger Bartra.
"La reacción absurda y tonta de la autoridad sólo contribuye a continuar con el jolgorio colectivo", opinó.
Entre las normas no escritas que rigieron a los mexicanos durante las últimas décadas, las imágenes del presidente y de políticos de renombre se consideraban casi sagradas y no podían ser usada en caricaturas, menos en una máscara.
Con el paso de los años y el retroceso electoral del Partido Revolucinario Institucional (PRI), en el poder desde 1929, la situación cambió al punto que en la televisión nacional hoy se transmite un exitoso programa donde los protagonistas son conocidos políticos representados por muñecos de peluche.
Cuando al dueño del canal se le preguntó si sacará una muñeco de peluche de Zedillo, respondió que "hay cosas que es preferible dejar para después".
En algunas calles de la capital, los automovilistas puden observar a pequeños niños que con una máscara de látex del ex presidente Salinas y disfraz de preso hacen malabares a cambio de una moneda.
El ex mandatario, uno de los personajes más odiados por los mexicanos luego de la crisis económica que estalló a fines de 1994, se transformó en una de las figuras centrales de los comediantes locales.
Para el escritor y actor Germán Dehesa, es penoso que aún prevalezca la sacralidad sobre la figura presidencial.
Los operativos para retirar las máscaras de Zedillo "son amenazantes y absurdos, y muestra de prepotencia y de amedrentamiento inútil", expresó.
"Mientras el objeto de la risa fue Salinas, las máscaras se vendían sin ninguna traba. Yo creo que hasta la fabricaban en Los Pinos (la casa presidencial). Pero cuando aparecen las máscaras de Zedillo, interviene todo el mundo", declaró.
Sobre el argumento que sacar una máscara de Zedillo viola los derechos de autor, Dehesa y Bartra coincidieron que no tiene sentido.
Desde ahora habrá que pagar el derecho de autor al presidente para poder representarlo ya sea en caricatura o en muñeco, o quiza esperar que se emita una máscara oficial, dijeron. (FIN/IPS/dc/mj/ip cr/98
