MERCOSUR: Paraíso fiscal de Uruguay sacude al fútbol

El peso deportivo que Uruguay perdió en los últimos años tuvo como contrapartida que el paraíso fiscal de su legislación sea utilizado para evadir impuestos en los pases de jugadores hacia otros países de América Latina o Europa.

En Uruguay las instituciones deportivas están exoneradas del pago de impuestos a las transferencias. El único costo son los 500 dólares que cobra la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) cualquiera sea el monto del pase.

Para evadir impuestos, es común que clubes extranjeros utilicen a instituciones empobrecidas de Uruguay como puente para traspasar jugadores.

En las próximas semanas el parlamento uruguayo comenzará a debatir un proyecto de ley del partido Nuevo Espacio, de centroizquierda, que busca establecer un impuesto de 14 por ciento a las transferencias de los jugadores de fútbol.

La iniciativa propone que la recaudación se destine a la AUF, a la Organización de Fútbol del Interior del país y a la estatal Comisión Nacional de Edudación Física. El producido será para fomentar gratuitamente la enseñanza del fútbol y para mejorar la infraestructura de las instituciones.

"No es posible que en pases por centenares de millones de dólares se beneficien los contratistas o intermediarios, ajenos a las instituciones exoneradas por el Estado, y que se abuse de la necesidad de algunos clubes", dijo a IPS el diputado del Nuevo ERspacio Ricardo Falero.

Los pases del colombiano Freddy Rincón y del brasileño Zé Roberto al Real Madrid y los de los argentinos Ruben Capria al Cruz Azul de México y Matías Almeyda a la Lazio de Italia fueron realizados por el modesto club uruguayo Central Español, en el que nunca jugaron, a cambio de una comisión.

En la transferencia del astro uruguayo Alvaro Recoba al Inter de Italia intervino el empobrecido Fénix, de la segunda división de este país, club que el jugador nunca había defendido anteriormente.

Fénix, que cuenta con menos de mil socios, también "transfirió" a los uruguayos José Herrera a México y Nelson Abeijón, Ricardo Canals y Juan González a clubes españoles.

Según Falero, al realizarse las transferencias a través de instituciones uruguayas se evita el pago de impuestos en ambas puntas de la negociación y ésta figura por un monto sustancialmente menor.

El contratista y el jugador cobran en Uruguay el porcentaje del precio total del pase, mientras el futbolista percibe también una prima.

Marcos Wolman, presidente de Central Español, admitió que su club recibe dinero por prestarse para esa tringulación.

"Nos da un dinero muy escaso que ayuda a paliar los déficit enormes que tenemos", dijo Wolman al semanario Brecha.

El club recibe una cifra que oscila entre los 50.000 y los 70.000 dólares en un año, un monto nimio si se considera que sólo el pase de Zé Roberto fue por nueve millones de dólares y que en los últimos dos años Central Español "transfirió" 19 jugadores a diversos clubes de América Latina y Europa.

Falero destacó que en la contabilidad de los clubes no aparece ingresado el monto de la trasnferencia, mientras Wolman admitió que sólo se ingresa la comisión recibida por Central Español.

Mientras en Argentina a Dirección General Impositiva resolvió a mediados de enero investigar las transferencias deportivas para combatir la evasión, en Uruguay el proyecto de ley no ingresa al debate con buen pie, ya que será combatido por las AUF y por las instituciones.

"Si el proyecto se convierte en ley lo más probable es que no se haga más nada", dijo Hugo Jaurena, presidente de Central Eapañol, que generalmente negocia su participación en las transferencias con el contratista brasileño Juan Figer.

Eugenio Figueredo, presidente de la AUF y dirigente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, recordó que Uruguay "es un paraíso fiscal desde hace muchos años, no sólo en fútbol. Acá vienen los argentinos, depositan su dinero y a los dos años se lo llevan. ¿Y qué hace el gobierno? Deja que entre".

"Si mañana viniera una ley, no se podría recaudar con esos pases que benefician a algunos clubes, en su mayoría menores" y se obligaría a falsear el monto de las transferencias, dijo Figueredo al semanario Búsqueda.

Si un jugador se vende por 20 millones de dólares "se dirá que se vendió por 20 mil dólares. Nosotros no vamos a ser más papistas que el Papa y no vamos a controlar la evasión fiscal en Italia, Francia o España", sostuvo el dirigente.

"Hoy al fútbol no lo mandan los clubes, ni las asociaciones, lo gobiernan los contratistas", dijo Falero, quien denunció que también se violan normas del Código Penal uruguayo por cuyo cumplimiento debe velar la AUF.

Una ley de 1980 prohibe la cesión de los pases en favor de personas físicas y en los diarios es frecuente ver que los propios dirigentes admiten haber vendido el pase o la ficha de un jugador a contratistas poderosos como Francisco Casal, sin que pase nada, dijo Falero.

Casal es considerado el 'rey" sintrono del fútbol uruguayo. Es él que maneja las fichas de la gran mayoría de los mejores futbolistas de Uruguay, un país que se ha convertido en neto exportador de buenos jugadores a bajo precio. (FIN/IPS/rr/dg/pr-sp/98)

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