En los últimos seis años Argentina liberalizó su sector azucarero, tradicionalmente protegido por el Estado, pero productores e industriales rechazan la integración con Brasil hasta que ese país elimine subsidios, estimados en 3.000 millones de dólares anuales.
Un economista argentino, autor de una exhaustiva investigación sobre el azúcar a la que tuvo acceso IPS, recomendó frenar las discusiones dentro del Mercosur y esperar a que se reanude el debate agrícola en la Organización Mundial del Comercio en 1999, donde la explosión azucarera en Brasil no pasará inadvertida.
Desde 1994, los países miembros del Mercosur tienen pendiente la resolución de las asimetrías en el sector azucarero sin que hayan podido hasta ahora ponerse de acuerdo en una fórmula que contemple los intereses de todas las partes.
Argentina, y en menor medida Paraguay y Uruguay, reclaman la eliminación de los subsidios por parte de Brasil, el primer exportador mundial.
"No puede haber integración si no se eliminan los subsidios en Brasil", dijo Eduardo Oliver, gerente general del Centro Azucarero Argentino, quien aseguró que su país "es competitivo y eficiente, y no le teme a la producción brasileña siempre y cuando se eliminen las subvenciones".
Brasil niega que esté aplicando subsidios y reclama un arancel cero para el azúcar dentro del Mercosur.
El azúcar que ingresa a Argentina, sea o no del Mercosur, paga un arancel de 20 por ciento más derechos específicos que lo llevan a 35 o 38 por ciento, según el precio internacional, que ahora está en baja por la caída del consumo asiático.
Pedro Cabral, director del Departamento de Alcohol y Azúcar del Ministerio de Industria, aseguró que la reducción de impuestos a los automóviles movidos por alcohol no representa un subsidio indirecto al azúcar, como afirman los argentinos.
Productores, industriales y economistas argentinos aseguran que con el estímulo financiero a la producción de alcohol como combustible, Brasil motorizó un crecimiento explosivo de la producción de caña, la misma que se usa para alcohol y azúcar.
En 1975, cuando comenzó a aplicarse el plan Proálcool (Programa Nacional de Alcohol) para sustituir el petróleo, la producción de azúcar en Brasil era de 68 millones de toneladas. En 1997 superó los 300 millones de toneladas.
Brasil es el primer exportador mundial, con siete millones de toneladas de ventas externas, y uno de los principales productores, después de India y la Unión Europea. Su expansión absorbió la caída de las exportaciones cubanas tras la crisis de la ex Unión Soviética.
Argentina produce sin subsidios, pero sus volúmenes son mucho menores. En 1997 se produjeron 1,7 millones de toneladas, de las cuales 300.000 se exportaron a Chile y Estados Unidos.
Brasil reclama que los países del Mercosur lleven el arancel externo común del azúcar de 20 a cero por ciento de aquí al año 2001. Una ley argentina consiguió que ese plazo se extendiera hasta tanto Brasil elimine los subsidios, pero el gobierno brasileño considera la norma inconstitucional y busca removerla.
El economista Alberto de las Carreras, experto en comercio exterior, hizo un estudio de la simbiosis entre la producción de alcohol y de azúcar en Brasil, así como del impacto del plan Proalcool en el Mercosur y en la economía mundial del azúcar, en donde comienza también a ser visto con preocupación.
De las Carreras calculó los subisidios en unos 3.000 millones de dólares anuales y recomendó a los argentinos no integrarse en este momento. La integración en las actuales condiciones será un duro golpe para el noroeste del país, que comenzó en 1991 un proceso de reconversión que considera muy positivo.
El cálculo del subsidio brasileño se realizó en base a comparar el costo del petróleo -que cuando comenzó el Proalcool era mucho más alto que hace 10 años- con el del alcohol. Ahora, el combustible de alcohol es más caro y la diferencia la paga el Estado, la petrolera Petrobrás y los consumidores.
Cuando Argentina comenzó a transitar en 1991 la apertura comercial, la liberalización económica y la eliminación de regulaciones, el sector azucarero dio un salto. La cosecha, que antes era manual, ahora es mecánica en 70 por ciento, lo que redujo el costo de nueve a tres dólares la tonelada.
También mejoraron los sistemas de riego y se introdujeron nuevos fertilizantes, herbicidas, pesticidas y maduradores. Estos permiten adelantar la zafra, disminuir el efecto de las heladas y mejorar el rendimiento general del azúcar.
La producción, que es fuerte en las norteñas provincias de Tucumán, Jujuy y Salta, mejoró por la concentracin de tierras y las economías de escala, la incorporación de tecnología importada sin aranceles en la industria y la privatización de servicios de infraestructura claves como el ferrocarril.
En Tucumán, donde la producción era de cuatro toneladas por hectárea cuando el Estado subvencionaba al sector, ahora aumentó a seis toneladas, sin protección estatal y sin que el consumidor pague la diferencia.
El precio del azúcar argentino está entre los más bajos del mundo y es similar al de Brasil.
De las Carreras asegura que el sistema de producción argentino es, además, uno de los más libres del mundo junto con el de Chile y Australia, en un panorama en el que la producción de azúcar suele estar muy protegido debido a la volatilidad de los precios.
El mantenimiento del programa Proalcol en Brasil es una decisión política más que económica, porque desde el punto de vista financiero ya no se justifica, dice el experto. Pero admite que removerlo tendrá un costo social y político, por lo que teme que continúe e incluso sea reforzado con nuevas subvenciones.
Como forma de derribar los resabios proteccionistas, De las Carreras confía más en las negociaciones multilaterales que dentro del Mercosur, donde las relaciones de fuerza son desiguales y el tema no logra una solución que conformen a todos sus miembros.
En enero de 1999 deberá aplicarse la cláusula del Acuerdo Agrícola de la Ronda Uruguay, que plantea revisar los efectos de lo pactado y continuar con el proceso de liberalización iniciado.
De las Carreras considera que ese será el momento y el lugar en el que se debatirá la viabilidad del Proalcool.
"Los estudios sobre el azúcar en el mundo prestan cada vez más atención a la evolución del Proalcool de Brasil, la relación entre la producción de alcohol y de azúcar, y al aumento de las exportaciones", dice su informe "El Proalcool y el azúcar en el Mercosur", financiado por el Centro Azucarero Argentino.
El economista señaló que en una reciente publicación de la Organización Internacional del Azúcar, con sede en Londres, se calificó a la situación brasileña como "la bomba alcoholera", lo que revela la preocupación de la entidad mundial por el tema.
"Todo parece indicar que la transferencia de la producción de caña hacia la exportación de azúcar por parte de Brasil (…) ha repercutido en los mercados mundiales de manera muy importante", subrayó De las Carreras, quien manifestó su confianza en que un cambio a nivel mundial encamine las negociaciones en el Mercosur. (FIN/IPS/mv/ag/if/98