La industria automovilística, que produjo los más graves conflictos entre Brasil y Argentina, constituye el principal factor del impresionante crecimiento del comercio en el Mercado Común del Sur (Mercosur) y de su integración en el área industrial.
Brasil importó el año pasado 175.000 vehículos desde los países socios en el Mercosur, que integra junto a Argentina, Paraguay y Uruguay, 58 por ciento del total de sus importaciones y 66 por ciento más que en 1996, según la asociación de importadores.
Sumando autopartes, el sector ya representa casi 30 por ciento del comercio entre Brasil y Argentina, que creció de 6.375 millones de dólares en 1993 a 14.886 millones en 1997, de acuerdo a las estadísticas oficiales brasileñas.
El intercambio de vehículos entre los dos países representó 2.900 millones de dólares, con un superavit a favor de Argentina de 900 millones. En autopartes, sin embargo, la ventaja es brasileña por una suma casi similar.
El apertura aduanera impulsó el comercio automotor, con las industrias produciendo y orientando sus inversiones hacia el conjunto del Mercosur. La planta instalada en uno de los países del bloque abastece también a los demás.
Pero ese mercado unificado se construye superando conflictos de intereses que en algunos momentos amenazaron el proceso de integración.
En 1995, Brasil adoptó un programa de incentivos fiscales para atraer inversiones. Se trataba de equilibrar la atracción de capitales, ante el régimen automotor implantado con anterioridad por Argentina, según dijeron las autoridades brasileñas, para enfrentar los cuestionamientos de los países exportadores.
Las protestas y amenazas de Argentina fueron encabezadas por el propio presidente Carlos Menem. Las largas negociaciones para el establecimiento de un régimen común parecen concluir.
Los ministros de Industria y Comercio de Argentina y Brasil anunciaron, tras la reunión de este viernes en Rio de Janeiro, que el 30 de abril será firmado el acuerdo para la total libertad de comercio de vehículos y sus componentes dentro del Mercosur y un arancel común para importaciones extrabloque.
Esas reglas unificadas tendrán vigencia a partir de enero del 2000. El ministro de Industria de Brasil, Francisco Dornelles, aseguró a su colega argentino, Alieto Guadagni, que los incentivos fiscales brasileños serán eliminados el próximo año.
La expansión del mercado brasileño dese 1993 y la recuperación del argentino atrajeron decenas de miles de millones de dólares en inversiones de las grandes industrias mundiales del sector.
Brasil será en el inicio del nuevo milenio el país que produce el mayor número de marcas de automóviles, superando las once de Estados Unidos, si se cumplen todos los proyectos y las inversiones anunciadas, que se acercan a 20.000 millones de dólares.
El Mercosur se convirtió en la más prometedora frontera de expansión de la industria del sector, ante mercados saturados en el Norte desarrollado. Este mercado unificado, que ya absorbe casi 2,5 millones de vehículos al año, tiene en sus dos socios mayores a los más calificados para recibir tantas inversiones.
Brasil logró imponer su mayor mercado. Las plantas montadoras, antes concentradas en los alrededores de Sao Paulo, se están radicando ahora en el sur del país, a raíz de la cercanía de otros grandes centros consumidores del bloque, y en algunos casos también en el empobrecido nordeste.
Para Argentina juntarse con el gran mercado brasileño era la única forma de viabilizar una industria cada día más internacionalizada y competitiva.
Aún así, muchos dudan del futuro de esta industria en el Mercosur. El mercado mundial será dominado únicamente por países que produzcan más de 10 millones de unidades al año, sostiene Silvano Valentino, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (ANFAVEA).
La escala de producción es un arma imbatible en la competencia industrial, argumenta Valentino, también presidente de la empresa Fiat de Brasil.
Para poder competir Brasil tendrá que cuadruplicar la producción esperada para el 2000, que es de 2,5 millones de vehículos por año, un reto similar enfrenta el Mercosur.
Las previsiones pesimistas se apoyan también en las proyecciones que indican una creciente capacidad ociosa en la industria automovilística mundial.
Este año sólo se concretará 71,3 por ciento de la producción potencial de 74 millones de vehículos, según Autofacts, un grupo de investigación estadounidense.
Estos mismos malos augurios ya fueron adelantados por el periodista William Greider, ex editor del diario Washington Post, quien escribió un libro donde preveía que faltaran compradores para 22 millones de vehículos excedentes en el mundo en el 2000.
Antes que se cumplan tales vaticinios, Brasil y Argentina viven una segunda ola de industrialización basada en los automotores, que contribuye a la consolidación del Mercosur. (FIN/IPS/mo/dm- dg/if/98