El proceso de paz de Oslo para Medio Oriente estaría entrando en su fase terminal, bajo la sombra que se cierne sobre Iraq a causa de su negativa de cooperar con los inspectores de armas de la Organización de las Naciones Unidas.
La mediación de Estados Unidos en el proceso de paz no logró un acercamiento en las dos semanas posteriores a las visitas a esta capital del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
El gobierno de Estados Unidos no es optimista sobre un posible progreso cuando se inicien conversaciones la semana próxima en Washington. "Nuestras expectativas no son altas", dijo un funcionario.
"El proceso de Oslo está casi muerto", aseguró Ehud Sprinzak, investigador visitante de Israel en el Instituto para la Paz de Estados Unidos, quien advierte que, ante la intransigencia de Netanyahu, "a los palestinos sólo les queda la insurrección".
Otros observadores no son tan pesimistas, y creen que Washington aún podrá poner en marcha un acuerdo para salvar la situación, con un pequeño retiro de Israel de Cisjordania en los próximos meses que mantenga vivo el proceso de paz.
Pero en general, los especialistas en Medio Oriente tienen menos esperanzas que nunca desde la firma del acuerdo de paz de Oslo en el jardín de la Casa Blanca, en septiembre de 1993.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, cuya participación personal el mes pasado para acercar a las dos partes no tuvo precedentes, está ahora distraído con el escándalo sexual que lo involucra y la crisis de Iraq.
Ambos temas dominaron la conferencia de prensa realizada el viernes por Clinton y el visitante primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair.
Además, Clinton tampoco mencionó el proceso de paz en su discurso de 75 minutos sobre el Estado de la Nación la semana pasada, una omisión que desilusionó a especialistas de Medio Oriente y tendió a confirmar los pronósticos pesimistas.
Con la dirigencia de Estados Unidos debilitada y distraída, otros mediadores intentan llenar el vacío. Noruega, co-auspiciante del acuerdo de Oslo, mandó un enviado el fin de semana, y el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, inició el viernes su primera visita oficial a Medio Oriente.
Ambos se reunirán con líderes cuya disconfianza mutua aumentó en las últimas semanas. Arafat sabe que, cualquiera sea la concesión que haga en seguridad, Netanyahu la encontrará insuficiente, dijo Shibley Telhami, especialista en Medio Oriente de la Universidad de Maryland.
Netanyahu ha hecho muy poco en las últimas dos semanas para convencer a Arafat de lo contrario. Según Sprinzak, Israel se retiró de un mecanismo dirigido por la Agencia Central de Inteligencia para asegurar una cooperación conjunta israelí- palestina en la lucha contra el terrorismo.
Así mismo, su ministro del Interior aprobó la construcción de un nuevo asentamiento judío en Ras al-Amud, un desarrollo que, según advirtieron los palestinos, quebraría el proceso de paz de una vez y para siempre.
El primer ministro israelí también afirmó su posición política en Israel desde que regresó de Washington. Encuestas recientes sugieren que recuperó un déficit de 15 por ciento con el jefe del Partido Laborista, Ehud Barak.
Algunos analistas, como Judith Kipper, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), cree que la declaración de principios de Clinton sobre lo que incluiría un acuerdo de paz final podría colaborar con el proceso de paz, especialmente si fuera endorsada por ex secretarios de Estado de Estados Unidos para dar cobertura política al presidente.
Este acuerdo incluiría el retiro de las tropas israelíes de alrededor de 90 por ciento de Cisjordania, y la creación de un estado palestino que acepte prohibir soldados y alianzas extranjeras. "Estados Unidos tiene que definir el juego final", dijo Adnan Abu Odeh, ex diplomático jordano en CSIS.
Ehud Ya'ari, de la Televisión de Israel, ve un alto riesgo en una nueva confrontación en los territorios ocupados, señalando que cualquier choque afectaría negativamente las relaciones de Israel con sus otros dos socios árabes en la paz, Jordania y Egipto, donde los sentimientos contra Netanyahu han sido intensos.
A la vez, Rashid Khalidi, historiador palestino en la Universidad de Chicago, cree que Netanyahu daría la bienvenida a ese enfrentamiento porque le daría un pretexto para renunciar formalmente a los compromisos de Israel bajo los acuerdos de Oslo. "Netanhyahu se ha opuesto radicalmente a este acuerdo, dijo. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/lp/ip/98