El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, durante su visita a Malasia, alabó al gobierno por su gestión económica, provocando un aumento de más de 23 por ciento en las acciones en la bolsa de Kuala Lumpur, el mayor registrado en un día en el mercado de valores malasio.
Durante una visita de dos días que finalizó el martes, Wolfensohn felicitó a las autoridades financieras de Malasia por la forma en que han dirigido la economía en medio de la tormenta financiera asiática.
"Malasia es un ejemplo de un caso de éxito de asociación entre el Banco Mundial y un gobierno eficaz. El Banco puede aprender algo de esta experiencia", dijo.
Pero los críticos señalan que Malasia no debe su capacidad para evitar una total crisis financiera al Fondo Monetario Internacional ni al Banco Mundial, aunque muchas de sus medidas de austerirdad son similares a las recetas del Fondo en otros países.
Wolfensohn contrastó la actitud de Malasia con la de países del sudeste de Asia como Indonesia, Tailandia y Corea del Sur, que tenían altas deudas privadas externas y debieron negociar con acreedores extranjeros en momentos en que sus monedas "eran arrasadas por el mercado".
Malasia tenía un sistema regulatorio más desarrollado y políticas sociales más avanzadas, dijo el presidente del Banco Mundial.
Por decisión propia, el gobierno de Malasia tragó algo de la amarga medicina que el Fondo fuerza en las gargantas de Tailandia, Indonesia y Corea del Sur.
En los últimos meses, el gobierno recortó los presupuestos de gasto público hasta 18 por ciento, redujo los salarios de los miembros del gabinete y suspendió importantes proyectos de infraestructura.
Los líderes políticos consideran dirigirse al FMI a cambio de ayuda financiera una pérdida de soberanía económica, y trabajan duro por evitar ese camino.
La semana pasada, el primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, dijo en un discurso a la nación que "debemos reconocer el peligro que enfrenta nuestro país. Si no tenemos cuidado, seremos recolonizados".
Varios críticos según quienes los recortes presupuestales pueden dañar las prioridades del desarrollo social, destacaron que Wolfensohn intentó promover redes de seguridad social en los países asiáticos afectados por la crisis.
"El Banco Mundial intenta aliviar las duras condiciones causadas por los programas del FMI en la región", dijo el economista Subramaniam Pillay, agregando que el Banco tiene mayor preocupación por el desarrollo socioeconómico que el Fondo.
Subramaniam, del grupo de reforma social Aliran, se reunió con durante dos horas con Wolfensohn junto a unos 20 activistas, antes de que el presidente de la institución financiera partiera hacia Indonesia.
La reunión el lunes de Wolfensohn con el ministro de Finanzas de Malasia, Anwar Ibrahim, también se centró en la erradicación de la pobreza.
"Tenemos que desarrollar programas que sirvan como redes de seguridad para las villas, ya que el principal impacto del problema monetario es sobre los pobres", afirmó.
Wolfensohn señaló que no descarta la posibilidad de ayuda financiera para Malasia en el futuro, aunque dijo no "estar vendiendo" la idea de ese tipo de ayuda al país.
Malasia redujo la proporción de hogares pobres de 49 por ciento en 1970 a 13 por ciento en 1993, y hasta hace poco, su economía creció más de ocho por ciento anual.
Pero la crisis reducirá los recursos para el alivio de la pobreza, mientras crece el desempleo y el costo de la vida, y la crisis financiera asiática bien puede deshacer gran parte de lo logrado. (FIN/IPS/tra-en/ann/js/lp/dv if/98