IRAQ: Yeltsin alerta que Clinton podría provocar guerra mundial

El presidente de Rusia, Boris Yeltsin, advirtió hoy a su par de Estados Unidos, Bill Clinton, que sus acciones en torno a Iraq podrían provocar una "guerra mundial".

En declaraciones divulgadas por la agencia de noticias rusa Interfax y luego confirmadas por el Kremlin (gobierno), Yeltsin sostuvo que Clinton estaba "actuando con demasiado ruido" en Iraq.

"Las imprudentes acciones de Clinton en Iraq pueden desencadenar una guerra mundial. Debemos actuar con más cuidado, sin amenazar con el envío de aviones y bombas, en un mundo lleno de todo tipo de armas que podrían quedar en manos de terroristas", afirmó el mandatario ruso.

Moscú no coincide con la política de Washington en Iraq, y tampoco los restantes integrantes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), agregó Yeltsin, quien advirtió que el gobierno de Clinton no cuenta con un mandato del foro mundial para atacar blancos iraquíes.

La misión del enviado especial del gobierno ruso a Iraq, el vicecanciller Viktor Posuvalyuk, está arrojando resultados positivos, afirmó el portavoz de Yeltsin, Sergei Yastrzhembsky.

El Kremlin cree que las posibilidades de las gestiones diplomáticas y políticas aún no se han agotado y que es, por lo tanto, incorrecto apelar solo a la fuerza.

Las gestiones de Rusia sufrieron un revés cuando Bagdad negó el martes que el presidente Saddam Hussein hubiera acordado con Posuvalyuk la admisión de inspectores de armas de la ONU en ocho "palacios presidenciales", como informaron agencias de noticias desde Moscú el lunes.

La información era "totalmente incorrecta" y sin fundamentos, pues "no se discutió tal cosa", afirmó el vicecanciller iraquí Riadh al-Qaisi.

Yastrzhembsky confirmó de inmediato los informes de las agencias. "Vemos un claro cambio en la posición del liderazgo iraquí, que aceptó la inspección de ocho sitios presidenciales. No estamos coordinando nuestras declaraciones con la contraparte iraquí", sostuvo el portavoz.

Pero el embajador de Estados Unidos ante la ONU, Bill Richardson, dijo que, de ser cierta, la oferta iraquí no sería suficiente para impedir los ataques aéreos.

"No depende de Saddam la definición de los sitios presidenciales y la imposición de condiciones. La única respuesta aceptable es el acceso total e incondicional a todos los sitios", declaró Richardson.

Iraq anunció que no permitirá que los inspectores de la ONU ingresen a palacios presidenciales y otras áreas consideradas "importantes para la soberanía nacional".

Los inspectores deben confirmar que Iraq eliminó sus misiles de largo alcance y sus armas químicas y biológicas antes de considerar el levantamiento de las sanciones económicas impuestas tras la guerra del Golfo (1991).

El Kremlin procura solucionar el diferendo entre Bagdad y la ONU en torno al acceso de los inspectores de armas a Iraq, pero también acallar las críticas que genera dentro del país la política exterior rusa.

El líder ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky abrió el martes un debate especial sobre Iraq en la Duma, el principal órgano legislativo ruso, controlado por la oposición comunista y deseoso de acabar con el gobierno de Yeltsin.

Zhirinovsky, quien suele visitar Bagdad y se dice amigo personal de Saddam Hussein, advirtió que las renovadas hostilidades en el Golfo constituyen una amenaza contra Rusia.

Moscú, uno de los grandes vendedores de armas a Iraq en los años de la Unión Soviética, pretende mediar en la crisis para demostrar que aún es un participante de peso en la comunidad internacional y recuperar algo de la influencia que en otros tiempos tuvo en Medio Oriente.

Pero también procura que Iraq pague deudas que se remontan a la era soviética, estimadas en 7.000 millones de dólares, y dé a las empresas rusas ventajas en la competencia por contratos petroleros cuando la ONU levante las sanciones.

Algunas compañías rusas ya firmaron contratos con miras al futuro. Once se comprometieron el mes pasado a adquirir 55 millones de barriles de petróleo a la firma estatal iraquí SOMO en el marco del acuerdo con la ONU "petróleo por alimentos", que alivia el embargo.

Siete empresas rusas firmaron en agosto otros contratos para la compra de 30 millones de barriles.

El acuerdo "petróleo por alimentos", alcanzado en diciembre de 1996, permite a Iraq la venta de hasta 2.000 millones de dólares de petróleo cada seis meses. Ese dinero solo puede utilizarse para la importación de alimentos e insumos médicos.

El trato constituye el primer aflojamiento del embargo petrolero impuesto a Bagdad por su invasión a Kuwait en agosto de 1990.

El Kremlin trata de mantener una buena relación con Iraq pero sin enfrentarse con sus socios occidentales. En los últimos meses, reforzó su estrategia de "mundo multipolar" a través de mejoras a las relaciones con China y Japón en Asia y con Francia y Alemania en Europa. (FIN/IPS/tra-en/ss/mj/ip/98

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