El mandato del Consejo de Seguridad de la ONU para la misión de paz que cumplirá este viernes en Bagdad el secretario general Kofi Annan consiste en "ser firme en la sustancia y demostrar flexibilidad en la forma", según palabras del propio Annan.
La orden pone en evidencia el dilema que enfrentará Annan en su misión a Medio Oriente, la primera de un secretario general de la ONU desde el fracasado intento de Javier Pérez de Cuéllar de lograr un retiro pacífico de las tropas iraquíes de Kuwait, antes de la guerra del Golfo.
Así mismo, Annan enfrenta la presión de Estados Unidos para lograr que Iraq otorgue a los equipos de inspección de armas pleno acceso a ocho palacios presidenciales.
"No creemos que haya ningún arreglo ni negociación", manifestó este miércoles Bill Richardson, embajador de Estados Unidos ante la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Por otra parte, el secretario general deberá ofrecer al presidente iraquí Saddam Hussein una propuesta mejor que un simple ultimátum idéntico al de Washington.
Como resultado, tras una semana de discusiones, la mayoría de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Francia y Rusia) apoyaron una fórmula de negociación que incluiría en los equipos de inspección de los sitios presidenciales tanto inspectores de la ONU como diplomáticos.
El acuerdo parece haber generado al menos un apoyo suficiente de todos los miembros del Consejo, incluido Estados Unidos, para permitir a Annan pensar que su misión tiene alguna posibilidad de éxito.
"El viaje debió ser preparado con mucho cuidado" para que tenga posibilidades de éxito, declaró Annan este miércoles antes de partir hacia París, donde se reunirá este jueves con el presidente francés Jacques Chirac.
El secretario general destacó que cuenta con "el pleno apoyo de todos los miembros del Consejo de Seguridad", y agregó que ya recibió algunas señales alentadoras de autoridades iraquíes en el sentido de que estarían dispuestas a discutir un arreglo.
Sin embargo, es dudoso que Washington esté interesado en cualquier acuerdo que implique ceder en algún aspecto, en un momento en que miles de soldados estadounidenses son desplegados en la región del Golfo y el presidente Bill Clinton descartó la posibilidad de "un ambiguo tercer camino" de salida de la crisis.
"La vía diplomática está casi agotada", advirtió Richardson mientras Annan ofrecía una salida diplomática al enfrentamiento.
"Estados Unidos se reserva el derecho de oponerse a todo acuerdo que no proteja las resoluciones del Consejo de Seguridad" y el estatuto de los inspectores de la ONU, añadió Richardson, abriendo la posibilidad de que Washington ataque incluso si Annan encuentra una vía de conciliación.
Richardson enfatizó que no se puede permitir que los inspectores tengan límites de tiempo en su inspección de los sitios presidenciales, como propuso Bagdad.
Estados Unidos y Gran Bretaña tampoco permitirán que la labor del equipo de inspección sea obstaculizada por diplomáticos que puedan acompañarlos.
A la vez, el peso de Annan se ve reforzado por el amplio respaldo que le otorga el Consejo de Seguridad para una última ofensiva diplomática.
"Es esencial que todos los miembros de la ONU apoyen las gestiones del secretario general para que su mediación en Iraq tenga las mayores posibilidades de éxito", exhortó el embajador chino Qin Huasun, quien calificó al viaje de Annan como una "oportunidad importante para salvar la paz".
Aunque los funcionarios de Washington mantienen reserva sobre la forma que podría adoptar una transacción viable, insisten en que Annan goza de cierta flexibilidad en las negociaciones que protagonizará en Bagdad.
A pesar de que Washington niega la posibilidad de transacción, se cree que la Casa Blanca permitió a Annan sugerir el envío de algunos equipos de inspección de la Comisión Especial de las Naciones Unidas (UNSCOM) acompañados por diplomáticos de China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.
La forma final de un posible acuerdo es difícil de prever y tanto Estados Unidos como Iraq podrían rechazar la propuesta diplomática, pero al menos la iniciativa de Annan retrasó lo que durante las últimas semanas parecía ser la marcha inexorable hacia la guerra. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ml-aq/ip/98