India tendrá, como la mayoría de los países que se ubicaron en la categoría de no alineados durante la guerra fría, un papel marginal y de reacción contra un eventual ataque contra Iraq como el que propone Estados Unidos.
El primer ministro indio Inder Kumr Gujral pidió en dos ocasiones a la comunidad internacional que no se abandonara la vía diplomática para obligar a Bagdad a cumplir con las resoluciones de la ONU en materia de inspecciones de supuestos arsenales biológicos y químicos.
A fines de enero, Gujral escribió a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para exhortarles a que la diplomacia prime sobre la acción armada.
En febrero también reclamó al secretario general de la ONU, Kofi Annan, su intervención para que la crisis se resuelva de forma pacífica e interrumpir el sufrimiento del pueblo iraquí.
En todas sus cartas, Gujral advirtió que "la ruptura de la paz en el Golfo" tendrá efectos adversos "sobre la economía y el bienestar nacional".
Casi 2,5 millones de indios trabajan en el Golfo y representan una importante fuente de remesas en divisas extranjeras de Nueva Delhi, que considera a la región parte de su "vecindario ampliado".
De todos modos, "India no asumirá al parecer una posición enérgica contra una intervención militar en Iraq", sostuvo una fuente diplomática que reclamó reserva sobre su identidad.
"A menos que se generen circunstancias excepcionales, como un veto de Rusia a una propuesta formal de bombardear Iraq en el Consejo de Seguridad, India no se arriesgará de ningún modo a poner en riesgo su relación con Estados Unidos", agregó el informante.
Lo único que se puede esperar de India es una "crítica tibia" que será ignorada por Estados Unidos y sus poderosos aliados.
India tiene ciertos intereses directos en Iraq. Antes de la guerra del Golfo (1991), había 50.000 trabajadores indios en ese país. Nueva Delhi mantenía una estrecha relación económica con Bagdad, que incluía acuerdos de largo plazo para el suministro de dos millones de toneladas de petróleo al año.
Menos de 1.000 indios permanecen hoy en Iraq. La mayoría de los proyectos para los que trabajaba el resto cerraron como consecuencia de las sanciones que sacudieron la economía iraquí.
India pone cada vez menos énfasis en doctrinas como el principio de no agresión y de no interfencia en los asuntos internos de un país. Prefiere consideraciones inmediatas, específicas y caso por caso cuando traza su política exterior.
Nueva Delhi ya no da importancia a su papel de otrora, como representante y líder del Sur en desarrollo comprometido con el cambio del orden mondual y opuesto a la hegemonía y la dominación de las superpotencias.
Este cambio de políticas se remonta a siete años atrás, cuando se produjo la guerra del Golfo y el colapso de la Unión Soviética, cuando Gujral era ministro de Relaciones Exteriores.
India no condenó con fuerza la invasión de Iraq a Kuwait en 1990 que desencadenó la guerra seis meses más tarde. Gujral hizo escala en Bagdad y Kuwait cuando volvió de un viaje a Washington Unidos e incluso abrazó al presidente Saddam Hussein.
Al principio, India se opuso a los ataques de la coalición militar encabezada por Estados Unidos, por lo que el entonces presidente George Bush ordenó mayor presión sobre Nueva Delhi.
Luego, en un sorpresivo vuelco, India permitió que un escuadrón de 30 aviones de combate estadounidenses se abasteciera de combustible en Mumbay (ex Bombay), un hecho nimio en el contexto bélico pero que constituyó una señal política importante.
Al finalizar la guerra, India dejó de cuestionar la actitud de Estados Unidos en el Golfo y se convirtió en socio de Occidente en los contratos para la reconstrucción de la economía de Kuwait.
Tras el fin de la guerra fría, Nueva Delhi se acercó a Occidente, y en particular a Washington, del que había sido un crítico sin claudicaciones.
India estableció relaciones diplomáticas plenas con Israel, pero criticó la ocupación de territorio palestino, y firmó acuerdos de cooperación militar con Estados Unidos. Al mismo tiempo, abrió su economía al capital privado.
En los años 90 India integró el Consejo de Seguridad e hizo poco para oponerse a las acciones de Occidente en el Golfo o para aliviar las sanciones contra Iraq, aunque envió ayuda humanitaria a ese país.
Al mismo tiempo, la Organización de la Conferencia Islámica, que reúne a los países árabes, ha criticado las supuestas violaciones de derechos humanos cometidas por Nueva Delhi en Kashmir, territorio donde opera una guerrilla secesionista con el supuesto respaldo de Pakistán. (FIN/IPS/tra-en/pb/an/mj/ip/98