El gobierno de Israel se esfuerza por tranquilizar a su población sobre un posible ataque de Iraq con misiles, pero se negó a garantizar a Estados Unidos que no tomará represalias en caso de ser atacado.
Al menos seis políticos y militares salieron el martes y este miércoles por televisión en una campaña de relaciones públicas que Radio Israel denominó "dosis múltiple de tranquilizantes".
Durante casi una semana, miles de ciudadanos inquietos han formado fila en centros gubernamentales de distribución para renovar sus máscaras de gas vencidas.
A juzgar por las multitudes que se congregan ante los centros de distribución (unas 20.000 personas por día), incitadas por horripilantes informes que describen los efectos de las armas químicas y biológicas, la campaña del gobierno no logró calar hondo.
Sin embargo, muchas de las personas que forman fila dudan que el presidente iraquí Saddam Hussein ataque Tel Aviv de la forma que lo hizo hace siete años, cuando la mayor ciudad de Israel fue blanco de 39 misiles Scud.
"Dudo que pase algo esta vez, pero es mejor estar prevenida", manifestó Shulamit, una madre de 41 años que aguardaba frente a un centro para cambiar el equipo de protección infantil de su hijo por una máscara lo suficientemente grande para un niño de siete años.
Aunque las encuestas de opinión demuestran que poco más de la mitad del público israelí cree que Saddam Hussein enviará Scuds a Israel si Estados Unidos ataca a Iraq, sólo la mitad de ellos cree que Bagdad recurriría a armas químicas o biológicas, es decir, menos de 25 por ciento del total de personas encuestadas.
Casi la mitad de los israelíes consideran también que una solución diplomática es probable.
Por todas estas razones, la atmósfera actual en Tel Aviv es relativamente relajada en comparación con los días previos a la guerra del Golfo.
Ya no hay corridas hacia las tiendas para almacenar alimentos ni huidas desde Tel Aviv hacia la seguridad de localidades del norte o el sur, ni padres que dejan de enviar sus hijos a la escuela.
"La gente cree que la situación es diferente a la de 1991", dijo Abraham Diskin, experto en ciencia política de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que se especializa en opinión pública israelí.
"Creen que Saddam es menos capaz y que tiene menos misiles. Sólo un cuarto de la población está realmente preocupada", agregó.
La actual actitud de los israelíes está relacionada con los cambios producidos en las alianzas de Medio Oriente desde 1991. Desde entonces, Israel firmó acuerdos de paz con jordanos y palestinos, dos pueblos árabes.
Más importante aún, la alianza internacional que atacó Bagdad hace siete años, integrada por varios países árabes, no fue reconstituida, y ello priva a Saddam Hussein de uno de sus principales motivos para lanzar misiles sobre Israel: la ruptura de esa coalición.
El hecho de que los israelíes crean que la vía diplomática todavía no está agotada convence a muchos de que no hay necesidad de pánico por ahora, señalaron observadores. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/ml/ip/98