IRAQ: Asia oriental se suma a oposición contra ataque militar

Estados Unidos refuerza los preparativos para un ataque contra Iraq mientras países asiáticos se suman a la oposición y lo consideran otra señal de la predilección de Washington por imponer su voluntad a la comunidad internacional.

China, Malasia e Indonesia, que a menudo hablan por el mundo en desarrollo, se opusieron a cualquier acción militar contra Iraq y buscan agotar las vías diplomáticas para resolver el bloqueo por la inspección de armamento en sitios sospechosos.

Bill Richardson, embajador de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), estará en Beijing este fin de semana para discutir la crisis con líderes chinos.

Japón pidió a Estados Unidos que persista con los esfuerzos diplomáticos. Australia, no obstante, se destaca como un país de Asia-Pacífico que anunció que dará apoyo militar si Estados Unidos lidera un ataque militar.

Líderes regionales manifestaron su preocupación por los efectos del conflicto sobre la sufriente población iraquí, y las posibles consecuencias de víctimas civiles.

El primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, alabando los esfuerzos de Rusia por encontrar una solución, dijo esperar "que este asunto se negocie", y agregó que los esfuerzos de Estados Unidos por buscar apoyo para el ataque "no están de acuerdo con el espíritu de una acción multilateral adoptada por el mundo".

"No hay valor, lógica o sentido común que justifique la matanza de gente inocente", destacó el canciller indonesio Ali Alatas.

Analistas indican que Beijing está tomando el papel de liderazgo para comunicar al mundo la forma en que la crisis de Iraq expone la divergencia en los puntos de vista de Washington y otros países en un nuevo orden mundial multipolar.

Aunque la posición de China era esperada, un diplomático en Beijing destacó que esta vez su posición alcanzó nuevas dimensiones, e hizo público en un programa de la Televisión Central China el contenido de sus discusiones con la secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright.

"Hablar al público sobre asuntos políticos es una forma muy poco china de hacer las cosas, y revela que Beijing tiene un enfoque diferente sobre los asuntos internacionales", destacó el diplomático.

El mensaje que la dirigencia china intenta transmitir es "Vivimos en un mundo multipolar y China es uno de sus principales jugadores", agregó.

El viaje de Richardson a Beijing parece ser un reconocimiento de Washington de China como un jugador internacional.

Pero lo máximo que Estados Unidos puede esperar de Beijing es una promesa de abstención, en lugar de oposición, al ataque militar, como sucedió durante el ataque de la coalición liderada por Washington a Iraq tras su invasión a Kuwait en 1990.

Estados Unidos ha sido atacado por buscar sus propios intereses políticos en Medio Oriente usando el bloqueo iraquí para ampliar sus metas.

Con la amenaza de un nuevo ataque militar, "Washington intenta matar dos pájaros de un tiro", dijo el jueves la comentrista del China Daily Wang Haihan, del Instituto Chino de Estudios Internacionales.

Estos son "debilitar aún más a Iraq y contener a Irán, de modo que pueda mantener la presencia militar de largo plazo en la región del Golfo", aseguró.

Comentaristas en Asia se refieren a la gran diferencia entre el conflicto del Golfo de 1990/91 y los ataques militares con que Estados Unidos amenazando ahora, con el objetivo declarado de reducir las "capacidades de Iraq para desarrollar armas de destrucción masiva".

El primer conflicto se originó en la agresión iraquí, pero esta vez Washington tomó la ofensiva en un momento en que el mundo está menos dispuesto a aceptar el unilateralismo estadounidense, alegan los analistas.

La acción militar contra Iraq "sería vista como una agresión descubierta de una superpotencia, cuando las vías de la resolución pacífica del conflicto por los equipos de inspección de la ONU aún están abiertas y disponibles", dijo Chandra Muzaffar, del Movimiento Internacional por un Mundo Justo, con sede en Malasia.

Syed Husin Ali, del opositor Parti Rakyat de Malasia, dijo que Estados Unidos "ha intentado persistentemente manipular al Consejo de Seguridad que domina, para acosar a Iraq y prolongar las sanciones, con la esperanza de, además, derrocar al presidente Saddam Huseein".

Haciéndose eco de sentimientos extendidos en el mundo árae, analistas en Malasia, país de mayoría musulmana, afirman que Estados Unidos está usando un doble discurso al ponerse duro con Iraq pero al caminar en puntillas alrededor de su aliado Israel.

Países asiáticos también temen el efecto de un conflicto más amplio por el petróleo en Medio Oriente. En junio de 1997, Beijing firmó un pacto de cooperación petrolero de 22 años por 1.200 millones de dólares, el cual empezará a implementarse cuando se levanten las sanciones impuestas a Iraq por la ONU.

Beijing, cuyas importaciones representan 15 por ciento del consumo de energía y aumentarían cinco veces en el 2010, detestaría ver cómo un nuevo conflicto retrasa la maduración de los frutos de este acuerdo. (FIN/IPS/tra-en/ab-ann-sk/js/lp/ip/98

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