El Grupo de Río y la UE concentran su esfuerzo en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de América Latina y Europa, que se realizará en 1999, como vía para resolver los grandes temas de su asociación.
Los asuntos ecónomicos y comerciales, entre ellos el creciente déficit que presenta América Latina en su intercambio con la UE (Unión Europea), cuestiones políticas, culturales y de desarrollo sustentable, figuran entre los capítulos que serán debatidos en la cumbre, prevista en Río de Janeiro.
Una declaración de 32 puntos aprobada el jueves, al finalizar una reunión de dos días de los cancilleres de la UE y el Grupo de Río, destacó que esos serán los puntos principales de la agenda de la cumbre.
El canciller panameño Ricardo Alberto Arias afirmó el jueves de noche que el futuro de las relaciones entre el Grupo de Río y la UE «encierra grandes espectativas en el campo político» y en materia de «desarrollo sostenible y de lucha contra las drogas».
Al referirse a la cumbre de 1999, Arias precisó que lo más importante de la misma «es que se va a fortalecer el proceso de integración comercial y económico» entre ambas regiones.
«Si logramos hacer avanzar la integración y la apertura de mercados, habremos hecho un avance significativo», dijo el canciller de Panamá, el país que desempeña actualmente la secretaría pro tempore del Grupo de Río.
El español Manuel Marín, vicepresidente de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, explicó que, mientras se prepara la cumbre de Río de Janeiro, América Latina y Europa intentarán reducir el desequilibrio de la balanza comercial bilateral.
Marín explicó que el propósito es «facilitar la liberación comercial a través de una agenda de negociación bilateral» con los países de esta región, que comenzará con México y seguirá con Chile, la Comunidad Andina y América Central.
El Sistema Económico Latinoamericano (SELA) advirtió en un documento titulado «Reencuentro de dos Mundos: la Cumbre Europa- América Latina 1999» que la UE no puede limitarse a presentar una alternativa a la proyectada Area de Libre Comercio de las Américas, impulsada por Estados Unidos.
La Cumbre de las Américas, convocada para abril de este año en Santiago de Chile, marcará el punto de partida de las negociaciones para la conformación en el 2005 de de zona de libre comercio panamericana.
Según el SELA, el aspecto comercial exigirá especial atención de los jefes de Estado y de gobierno del Grupo de Río y de la UE, debido al drástico cambio experimentado en los últimos años por las relaciones de intercambio entre las dos áreas.
América Latina obtuvo en 1990 un superávit comercial ante la UE de 9.200 millones de dólares, pero en 1996 registró un déficit de 13.200 millones.
Marín señaló el miércoles en la octava reunión del Grupo de Río con la UE que la cumbre de 1999 debe orientarse a «buscar más sustancia y menos formalidad».
También advirtió que «lo que se construye de prisa puede morir de prisa», en implícita referencia a las presiones de Estados Unidos por acelerar la negociación del ALCA.
El caso de Cuba y el proyecto de creación en Panamá de un Centro Multilateral Antidrogas (CMA) conformado por Estados Unidos y América Latina, fueron convidados de piedra en la reunión del Grupo de Río y la UE.
La «Declaración de Panamá» no identifica a Cuba por su nombre, pero rechaza «toda medida comercial unilateral y con efecto extraterritorial» en las relaciones económicas entre estados, en alusión al embargo que Estados Unidos aplica a la isla desde 1962 y que fue fortalecido por la llamada ley Helms- Burton.
«Ha llegado el momento de adoptar una posición más creativa» respecto de Cuba, que está excluida del Grupo de Río, indicó el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, José Miguel Insulza. Esa nación «no es una amenaza contra ningun país», agregó.
Aunque reclamó del gobierno cubano que acepte la propuesta del papa Juan Pablo II de abrir la isla al mundo, Insulza subrayó que ese objetivo debe perseguirse «mediante la negociación y el diálogo y la cooperación».
Los 29 cancilleres congregados en Panamá también se pronunciaron por buscar fórmulas multilaterales para enfrentar el problema de las drogas y delitos conexos.
El negociador de Estados Unidos para el CMA, Thomas McNamara, se presentó sorpresivamente en Panamá, para exponer ante el Grupo de Río el plan del centro antidrogas, que se levantaría en instalaciones devueltas por Washington a este país.
Las negociaciones bilaterales entre Panamá y Estados Unidos para establecer el CMA están empantanadas, debido a discrepancias en torno de la forma en que otros países de América se incorporarán al proyecto y respecto de las atribuciones de los militares estadounidenses que serán asignados al sitio.
El Grupo de Río, un mecanismo latinoamericano de concertación política, está integrado por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, y por un representante de América Central y otro del Caribe.
En cuanto a la UE, la componen Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Dinamarca, España, Finlandia, Gran Bretaña, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal y Suecia. (FIN/IPS/sh/ff/ip/98