El primer movimiento de alcance planetario de oposición a la liberalización del intercambio y a la Organización Mundial del Comercio (OMC) surgió esta semana en Ginebra, creado por 303 delegados de grupos cívicos de todos los continentes.
El poderío de la nueva fuerza se pondrá a prueba en las manifestaciones de protesta que realizará en todo el mundo del 18 al 20 de mayo, en coincidencia con la conferencia ministerial de la OMC que sesionará en esta ciudad suiza.
Un ente coordinador, Acción Global de los Pueblos (AGP), concentrará la información sobre las agitaciones de masas que se efectuarán en mayo, con modalidades adecuadas a cada región.
"Tenemos una estrategia común pero adoptaremos formas de protesta diferentes", explicó Medha Patkar, dirigenta de la Alianza Nacional de Movimientos Populares de la India.
Sin embargo, el manifiesto político de la AGP, aprobado este miércoles en la clausura de la conferencia, adelantó que las protestas contra la OMC y el liberalismo consistirán en actos de desobediencia civil no violenta.
La conferencia de la AGP debatió el carácter pacífico de la desobediencia y luego de consagrar ese método, a petición de delegados indígenas latinoamericanos aclaró en un párrafo del manifiesto que "sin embargo, no juzgamos el uso de otras formas de acción bajo determinadas circunstancias".
El documento responsabilizó "inclusive a gobiernos elegidos democráticamente" de aplicar las políticas de "globalización de la miseria".
En ese panorama, dijo, "al pueblo no le queda otra alternativa que acabar con los acuerdos comerciales" favorecidos por la OMC. "La acción directa democrática trae consigo la esencia de la desobediencia civil no violenta al sistema injusto", precisó.
"Queremos decirles a los gobiernos que están destruyendo a la humanidad con estas políticas. Nosotros aspiramos a un mundo más justo", sintetizó el argentino Alejandro Demichelis, de la Confederación de Trabajadores de la Educación.
El sindicato argentino figuró entre los convocantes de la AGP, junto con la Coordinación Europea de Campesinos, el Movimiento Campesino de Filipinas, el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, la Central Sandinista de Trabajadores de Nicaragua y el Frente Zapatista de Liberación Nacional de México.
René Riesen, de la Confederación Campesina de Francia, sostuvo que los países en desarrollo no son los únicos preocupados por la expansión neoliberal. Los productos agrícolas y alimenticios deben excluirse de la mundialización porque no son mercancías como las otras, afirmó.
La AGP dirigió un llamado a los pueblos para que cooperen en la acción contra el desarrollo antidemocrático. "Convocamos a una confrontación directa con las corporaciones transnacionales que aprovechan el poder del estado para obtener beneficios a corto plazo", dijo.
El manifiesto advirtió que las acciones democráticas directas contra la globalización deberán conjugarse con iniciativas constructivas de estilos de vida sustentables y alternativos.
El español Sergio Hernández, de la organización Juego Limpio, recordó que en los años 90 se realizaron otros intentos por organizar una protesta internacional contra el liberalismo, pero todos fracasaron.
El ejemplo del movimiento zapatista, que irrumpió en México en 1995, contribuyó con el éxito de la conferencia de la AGP, convocada con un criterio pluralista conforme al principio del grupo de Chiapas de "un mundo donde quepan todos los mundos", dijo Hernández.
El dirigente de la AGP aseguró que su movimiento, al igual que el zapatismo, "se desinteresa del poder". (FIN/IPS/pc/mj/dv ip/98