La peor crisis económica registrada en décadas en Indonesia produjo escasez de alimentos y medicinas importadas, y se pronostican mayores desórdenes sociales si no se encuentra una rápida solución.
El aumento de los precios desató alzamientos en todo el país en las últimas semanas, aumentando la presión social y política sobre el gobierno del presidente Ali Suharto, quien se postula a ser electo en marzo para un séptimo mandato de cinco años.
En las últimas semanas, personas enfermas en numerosas áreas del país no lograron suficientes medicinas como antibióticos o paracetamol aunque tuvieran el dinero para comprarlas.
Siti, madre de un niño de seis años, vendió su aparato de televisión y collar de oro para comprar medicinas para su hijo, hospitalizado por una infección respiratoria. Pero cuando logró el dinero que necesitaba, en las farmacias de Bandung se habían agotado algunos de los medicamentos.
Alrmada por un aumento de 300 por ciento del precio de la leche, otra madre declaró que ya no puede dar leche libremente a sus hijos. "Antes, la tomaban tres veces al día, ahora, sólo por las mañanas".
Tras la crisis financiera de las últimos meses, Indonesia tiene problemas para comprar drogas y material farmacéutico importados de Occidente, cuyos precios se dispararon con la caída del valor de la moneda local, la rupia.
Ademáás, las cartas de crédito de muchas compañías están siendo rechazadas, creando problemas en la cadena de abastecimiento.
En el sector de alimentos, las autoridades hablan sobre la necesidad de un paquete de ayuda para los próximos meses.
Jakarta ya lanzó esfuerzos para que los donantes internacionales lleguen a un acuerdo de mil millones de dólares para un paquete de emergencia para Indonesia, en el cual Japón entregaría un millón de dólares en arroz.
Las importaciones de alimentos son más caras y la producción nacional se redujo debido a la sequía del año pasado. Aun así el gobierno, bajo el programa de austeridad del Fondo Monetario Internacional (FMI), debió levantar los subsidios a los alimentos.
Ali Negara Salim, framacéutico de Bandung, informó sobre una caída de 50 por ciento de clientes a partir de febrero, y se quejó de que su farmacia no pueda atender todos los pedidos por problemas de abastecimiento.
La industria farmacéutica depende 90 por ciento de sustancias importadas, e Indonesia gasta unos 900 millones de dólares al año en materias primas para medicinas y en pagos de patentes.
Los indonesios se preparan para meses de incertidumbre en relación a los alimentos. Los precios de productos claves como el trigo, la soja y el aceite comestible aumentaron demasiado para la población.
En medio de preocupaciones por la sequía, los expertos indicaron que la producción de alimentos cayó cuatro por ciento el año pasado y podría caer en igual medida este mes. Durante largo tiempo orgullosa por ser autosuficiente, Indonesia comenzó a importar arroz en diciembre.
Las perspectivas de futuro reavivaron un debate sobre cómo cumplir las condiciones del FMI y dejar que el mercado fije los precios, mientras se asegura a los indonesios alimentos accesibles durante una situación de crisis.
Las respuestas no son muchas. Hasta ahora, el gobierno intentó aliviar a los consumidores absorbiendo gran parte del costo de las importaciones y entregando las reservas disponibles a precios subsidiados. Pero esta medida no podrá prolongarse. (FIN/IPS/tra-en/ky/js/lp/dv if/98