Australia enfrenta uno de sus mayores desafíos diplomáticos mientras busca que el FMI suavice algunas condiciones de su paquete de rescate a Indonesia, con el fin de evitar mayores disturbios en ese país y en la región.
La intención del primer ministro australiano, John Howard, quien considera una iniciativa diplomática para convencer al Fondo Monetario Internacional (FMI), es que el régimen del presidente indonesio Ali Suharto recupere la fe en la institución financiera.
Las medidas del FMI no estabilizaron la economía indonesia, mientras Suharto no ofrece una alternativa persuasiva, saboteando esfuerzos para romper la red de corrupción y delincuencia expuesta por la crisis monetaria.
Los planes de Suharto de establecer un régimen de convertibilidad con tipo de cambio fijo, que ataría la rupia al valor del dólar, concitó a comienzos de este mes una amenaza del FMI, el cual dijo que podría cortar los fondos del paquete de rescate a Indonesia.
Este martes, informes desde Jakarta indicaron que el gobierno no seguirá adelante con la propuesta del sistema de convertibilidad en el futuro inmediato, aunque funcionarios dijeron que todo dependerá de Suharto.
Analistas de inteligencia de Estados Unidos advierten sobre las consecuencias de los disturbios en la estabilidad regional. El aumento de los precios hundió a millones de indonesios en la pobreza, a la cual pensaban que no volverían tras décadas de trabajo duro y constante crecimiento económico.
El gobierno de Australia también teme las consecuencias de la crisis. El jefe de Fuerzas de Defensa, John Baker, admitió la preocupación ante la "capacidad" de Jakarta para "hacer frente" a la desestructuración social.
Lo más preocupante es la descarga de violencia sobre el chivo expiatorio étnico en un país que aún está cicatrizando las heridas de masacres comunales en 1965, en las que murieron 500.000 simpatizantes del comunismo y chinos.
En los últimos días, en docenas de ciudades, miles de indonesios pobres, furiosos por el aumento de los precios y el desempleo masivo, incendiaron tiendas y viviendas de la minoría china que domina el comercio minorista.
El grupo de derechos humanos Human Rights Watch acusó a altos funcionarios y militares del régimen de Suharto de alimentar sentimientos contra los chinos.
Gerry van Klinken, de la Escuela de Estudios Asiáticos de la Universidad de Sydney, dijo que "tenemos algunas buenas evidencias de que ciertos elementos del gobierno indonesio están felices de distraer la atención de su papel en la crisis económica hacia los chivos expiatorios chinos".
Las interrogantes de Canberra se refieren a cómo reaccionar si Indonesia, con quien tiene un pacto de seguridad y crecientes lazos de defensa, cae en un desorden social que lleve a fuertes violaciones de los derechos humanos.
Carlyle Thayer, de la Academia Australiana de Fuerzas de Defensa, dijo que la crisis económica abrió escenarios como el de la "balcanización" de Indonesia y conflicto entre miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
Un éxodo de chinos indonesios y sus capitales a países vecinos como Singapur y Malasia podría alterar el delicado equilibrio étnico allí y llevar a la superficie la latente hostilidad hacia la minoría china.
A la vez, barcos con migrantes ilegales tensionarían las relaciones con Malasia, que ya tiene casi un millón de trabajadores indonesios.
La respuesta de China si se ve lanzada a un caos económico podría desatar tensiones étnicas en ASEAN, en el caso en que se propusiera defender a sus descendientes en Indonesia, como ha pasado antes.
En 1960, el gobierno de China acordó la repatriación de 100.000 chinos desde Indonesia, quienes buscaban refugio de grupos de militantes islámicos del entonces floreciente Partido Comunista Indonesio (PKI).
El mayor problema de Australia es la inadecuación de su arquitectura de seguridad regional para tratar los problemas inmediatos en su frontera norte.
El Foro Regional de ASEAN (ARF), grupo de seguridad de Asia- Pacífico, está en etapa embrioniaria.
Dado el recorte de hasta 20 por ciento en los presupuestos de defensa de los países de ASEAN tras la crisis, es invebitable que Estados Unidos tenga una mayor presencia en la región. Pero hay indicaciones de que Estados Unidos tiene dificultades para llevar los cambios económicos y políticos en Indonesia.
Bajo estas circunstancias, no es del interés de Australia, si la situación queda fuera de control en Indonesia, que Estados Unidos margine a Suharto y se centre únicamente en ayudar a Corea del Sur y Tailandia.
A diferencia de Jakarta, ambos países gozan de la simpatía del Capitolio debido a sus credenciales democráticas. (FIN/IPS/tra-en/aa-si/js/lp/ip if/98