El Sur en desarrollo demandó al Norte industrial la apertura urgente de un diálogo destinado a crear un nuevo modelo para el sistema financiero internacional,que se adapte a las necesidades de la globalización y evite la recurrencia de crisis como la asiática.
La propuesta fue fruto de la reunión extraordinaria celebrada en la capital de Venezuela por el Grupo de los 24 (G-24), que representa los intereses de los países en desarrollo ante el Foro Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
"Ha llegado la hora de construir un nuevo paradigma" en el sistema financiero internacional, dijo el presidente del G-24, el venezolano Antonio Casas, porque el modelo surgido hace 52 años en Bretton Woods "tiene fallas sistémicas" y nació para atender realidades muy diferentes a las actuales.
Lal Jayawardena, gobernador del Banco Central de Sri Lanka, precisó que el G-24 concluyó que será más beneficioso para las economías y las poblaciones de todo el mundo abrir "un diálogo global" que buscar impulsar una escalera de cambios.
El directivo del Banco Central de Argelia, Abdelouahab Rezig, destacó que el Sur considera que no es momento para la confrontación sino para un "diálogo armonioso entre países industrializados y en desarrollo" porque las crisis que produce el sistema actual impactan a todos, así se originen en el Sur.
"La crisis asiática puso de manifiesto con claridad y contundencia que la actividad económica de los países en desarrollo incide de manera determinante en la economía global y afecta igualmente a países industrializados", remarcó Casas, también presidente del Banco Central local.
Casas, quien preside hasta abril el G-24, cuando el cargo pasará por un año a Argelia, negó que la búsqueda de un diálogo directo con los gobiernos industrializados sea un voto de desconfianza al trabajo del FMI y el Banco Mundial. "La gravedad de la situación obliga a este paso", acotó.
El director gerente del FMI, el francés Michel Camdessus, participó en la reunión del G-24 el sábado, junto con el secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, el brasileño Rubens Ricupero, y autoridades del Banco Mundial y otros foros mundiales.
Jayawardena dijo que la Declaración de Caracas II de esta cita marca un momento tan importante para el G-24 como el que en 1972 se produjo cuando se realizó en esta ciudad su primera reunión, como respuesta a la crisis internacional surgida por el abandono del patrón oro por Estados Unidos.
Los orígenes y efectos de la crisis asiática la convierten en la más grave para el sistema financiero internacional desde entonces, coincidieron Ricupero y los miembros del G-24.
"La crisis asiática amenaza con crear presiones deflacionarias en todo el mundo", indicó la declaración, y Casas planteó que deben eliminarse "egoísmos miopes" y entenderse que la situación requiere medidas conjuntas, donde los acreedores públicos y privados participen activamente.
Casas destacó la alarma por las señales negativas en la economía y el comercio mundial tras la crisis del sudeste asiático, por el hecho de que esa región fue un gran motor del dinamismo económico mundial durante esta década.
"Una contracción económica a nivel mundial debe evitarse", reiteró Casas, antes de insistir que "eso requiere una nueva arquitectura para el sistema financiero y monetario internacional".
En la declaración se subrayó que es imperativo contar con políticas macroeconómicas idóneas, transparencia en el funcionamiento público y adecuada gobernabilidad. También que el desarrollo y la reducción de la pobreza son una responsabilidad de pueblos, gobiernos y organismos.
Casas aseguró que no tiene sentido buscar culpables por las deficiencias de prevención y superación de la crisis después de que no se atendieron las lecciones de otras crisis previas, como la latinoamericana de la deuda en los 80 y la de México en 1995.
Las fallas son del propio sistema, adujo y el hecho es que "la incertidumbre sigue estando presente y la confianza ausente, en una situación que resalta más los riesgos de la gobalización que sus beneficios".
La propuesta concreta del G-24 es la de establecer inicialmente un grupo de trabajo conjunto Norte-Sur que analice las nuevas realidades, mida sus implicaciones para todas las economías y defina la adaptación de las instituciones financieras internacionales a los nuevos paradigmas.
En la declaración, el G-24 plantea que este diálogo es de "apremiante necesidad". Para iniciar de inmediato la difusión de la propuesta ante los gobiernos industrializados fue designado el venezolano Willian Larralde como coordinador especial para hacer realidad el plan.
Larralde explicó que se enviará la Declaración de Caracas a todos los bloques de los industrializados. También se reforzará el diálogo existente con Gran Bretaña, para que la propuesta sea analizada durante la Cumbre que realizará allí en mayo el Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados.
"El G-7 es uno de nuestros grandes objetivos, pero no el único, no pretendemos un diálogo excluyente", precisó Larralde.
En Caracas se definieron seis puntos específicos para abrir la reflexión conjunta sobre la situación financiera mundial.
El primero es el de analizar "las capacidades y modalidades de las instituciones internacionales monetarias y de financiamiento para el desarrollo de responder en forma oportuna y eficaz ante crisis inducidas por movimientos de capital a gran escala".
Otros dos puntos son el de "la idoneidad de las condiciones recetadas por ests instituciones para enfrentar crisis de esta índole" y el de "la repartición equitativa entre acreedores privados, prestatarios y gobiernos, de los costos de la estabilización financiera post-crisis".
Otro elemento para debatir es el establecimiento de "una vigilancia más efectiva en las políticas adelantadas por los principales países industrializados y que afectan las variables monetarias y financieras internacioanles claves, incluidas las corrientes de capital".
El diálogo también estudiaría "modaliades para la creación de redes nacioanles de protección social, como parte integral de los programas de estabilización y ajuste, con miras a proteger a los individuos más vulnerables de la población en los países afectados por una crisis".
Por último, el G-24 quiere llevar a una mesa de diálogo con el Norte la demandada "mayor representación y participación por parte de los países en desarrollo en los órganos con facultad decisoria en la comundiad financiera internacional".
El objetivo en ese sentido del G-24 es "reflejar la influencia cada vez mayor que tienen los países en desarrollo en la economía mundial, incluyendo la modificación de los fundamentos para determinar los derechos de voto e nlas instituciones financieras internacionales".
Los países de Africa, Asia y América Latina y el Caribe vienen demandando que se les permita aumentar sus cuotas en esos organismos, de manera de poder tener mayor capacidad de decisión, ya que 10 países controlan 54 por ciento de los votos en el FMI.
Las posiciones establecidas por el G-24 en Caracas serán llevadas a la llamada asamblea general de primevera del FMI y el Banco Mundial, que se realizará en Washington en abril. (FIN/IPS/eg/dg/if/98