Ministros de 29 países industrializados se reunieron hoy para reiniciar conversaciones sobre un pacto mundial de inversores y deberán decidir si continuar sin el apoyo de Estados Unidos, que se retiró el viernes.
El propuesto Acuerdo Multilateral sobre Inversión (AMI), que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) negocia desde mayo de 1995, atrajo críticas tanto de partidarios como de oponentes del libre movimiento de los capitales.
Actualmente hay en el mundo 8,3 billones de dólares en inversiones extranjeras directas. Sólo las de los países miembros de la OCDE totalizaron 259.000 millones de dólares en 1996.
El objetivo del AMI consiste en proteger ese dinero garantizando que los gobiernos otorguen el mismo tratamiento a los inversores extranjeros que a los nacionales.
El pacto hará que los países anfitriones protejan a los inversores extranjeros mediante la prohibición del embargo de activos de empresas sin compensación y la remoción de las restricciones al retorno de inversiones hacia otros países.
Los ministros reunidos en París deberán decidir en dos días de conversaciones si firmar el AMI en abril en su estado actual, extender las negociaciones o repensar por completo el tratado.
Los partidarios del acuerdo sostienen que la actual propuesta es muy débil por estar sujeta a demasiadas exoneraciones nacionales, mientras los críticos afirman que el pacto otorga rienda suelta a las grandes empresas multinacionales y despoja de sus derechos a los ciudadanos comunes.
Estados Unidos, que considera demasiado débil la propuesta de acuerdo, anunció el viernes que no lo firmará en su estado actual y no anticipó si lo aceptaría de ser revisado antes del 28 de abril, fecha en que debería ser firmado por ministros de la OCDE en su reunión anual.
Muchos creyeron que el retiro de Estados Unidos era el golpe de gracia para un tratado que el director de la Organización Mundial del Comercio, Renato Ruggiero, consideró "la Constitución de una economía global".
Sin embargo, hace un año los 29 países miembros de la OCDE extendieron el plazo de negociación por un año más al enfrentarse a obstáculos similares, y esa opción permanece abierta.
Otra alternativa es la de proseguir sin Estados Unidos y firmar un acuerdo marco para abril.
La Unión Europea logró un acuerdo en un anterior pacto de servicios financieros mundiales cuando Washington rechazó la versión original, y sólo lo firmó cuando se logró un tratado más fuerte en 1996.
Los críticos afirman que si el AMI se aprueba en su forma actual, perjudicará a los gobiernos nacionales mucho más que acuerdos anteriores como el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Organizaciones ambientalistas, sindicales, de consumidores y de la mujer consideran el tratado como "una carrera hacia el fondo", ya que los países en desarrollo deberán competir por capitales cada vez más móviles mediante la reducción de salarios y el debilitamiento de normas ambientales.
"El AMI constituye una amenaza a la democracia y al medio ambiente", afirmó este lunes Kevin Dunion, presidente de la organización ambientalista Amigos de la Tierra.
"El pacto otorgará demasiado poder a las empresas extranjeras y reducirá el poder de los gobiernos de elaborar normas en interés del público. Esto debe detenerse ahora para evitar un tremendo daño a la gente y al planeta", exhortó Dunion. (FIN/IPS/tra- en/ao/mom/rj/ml/if/98