EUROPA: Revolución laboral, trabajar menos pero todos

La nueva revolución laboral que sacude a Europa llegó a Italia, donde se abre camino con dificultad una reducción de la semana de trabajo en la industria de 40 a 35 horas, sin pérdida de salario.

El tema está en la agenda política de los gobiernos europeos como respuesta al alto desempleo y también ante las exigencias de valorización del trabajo y de la calidad de la vida.

"Trabajar menos, pero trabajar todos" es el grito de lucha que se siente en todo el continente europeo, donde se ha constituido un verdadero ejército de 20 millones de desocupados, en su mayoría jóvenes.

Esta difícil batalla y de resultado incierto la iniciaron los trabajadores metalmecánicos alemanes, la prosiguieron los franceses, apoyados por el gobierno socialista, y ahora la han emprendido los italianos en un ambiente de gran confusión.

El desempleo en Alemania alcanza a 10,8 por ciento de la población económicamente activa, en Francia a 12,5 y en Italia a 12,2 por ciento.

En Italia, la patronal Confindustria lanzó una verdadera cruzada contra la reducción a 35 horas de la semana laboral a partir del año 2001. Amenazas de cierre de empresas y del peligro de un aumento del desempleo son los argumentos empresariales.

Ante el peligro de crisis política con que amenazó Refundación Comunista en octubre pasado si no aceptaba la reducción, el gobierno de centroizquierda encabezado por el independiente Romano Prodi se comprometió a aprobar una ley que fije la semana de 35 horas en el 2001 para las empresas con más de 15 empleados.

El compromiso no conformó a todas las fuerzas de la coalición encabezada por el ex comunista Partido Democrático de Izquierda (PDS), pero lo aceptaron para evitar la caída de un gobierno que se mantiene gracias al apoyo en el parlamento de los neocomunistas.

La solución tampoco fue del agrado de las tres poderosas centrales sindicales italianas, que estiman que la reducción no se puede imponer por ley, sino que se debe acordar entre las partes sociales sector por sector.

Los técnicos del gobierno están estudiando una solución que satisfaga tanto a Refundación Comunista como a los sindicatos y las propias fuerzas de la coalición, integrada también por los Verdes y grupos de centro, escépticas ante los resultados que se pueden obtener con esta ley.

En primero término, estudian una ley que se limita a incentivar la reducción a través de la negociación, como piden las centrales sindicales, y tres años después, tras una verificación con las partes sociales, una segunda ley para establecer la modalidad de aplicación de las 35 horas.

Al mismo tiempo, se contemplan incentivos económicos a las empresas que aumenten la contratación de personal, reduciendo al mismo tiempo el horario de trabajo.

Los incentivos podrían consistir en la disminución de las contribuciones, para lo cual el gobierno está dispuesto a destinar 1.300 millones de dólares, expresó el ministro del Trabajo, Tiziano Treu.

El camino emprendido en Francia por el gobierno socialista, que presentó un proyecto de ley al parlamento para incentivar la reducción del horario de trabajo durante 1998 y 1999, y a fines de ese año evaluará los resultados y decidirá sobre la reducción de la semana laboral a 35 horas.

Sergio Coferatti, líder de la Confederación General de Trabajadores (CGIL), la mayor de las tres centrales sindicales italianas, y dirigente del PDS, propuso una reducción progresiva hasta llegar a las 35 horas semanales.

El responsable sindical del PDS, Alfiero Grandi, sostuvo que la ley es necesaria, pero no para imponer el nuevo horario, sino para sostener e incentivar la negociación.

El ex dirigente sindical socialista Ottaviano del Turco advirtió que las 35 horas por ley correrían la misma suerte que la del Frente Popular en Francia en 1936: no se aplicó jamás.

No obstante, el secretario de Refundación Comunista, Fausto Bertinotti, dijo que el gobierno debe cumplir el acuerdo y fijar por ley las 35 horas semanales de trabajo a partir del 2001.

Los industriales italianos han lanzado una campaña a nivel continental, con un llamamiento a la movilización a sus colegas de otros países de la Unión Europea (UE) contra las 35 horas.

Para demostrar que esa medida no favorecerá el empleo, el presidente de Confindustria, Giorgio Fossa, citó el caso de los metalmecanicos alemanes, pero aislándolo del contexto económico de la Alemania reunificada. Los primeros que se lanzaron por ese camino, recordó, perdieron 200.000 puestos de trabajo.

En Alemania no se fijó por ley la reducción laboral, sino que fue objeto de negociación entre las partes sociales desde la mitad de la década del 80. El 1 de octubre de 1995 entró en vigor en el sector metalmecánico, después de una larga lucha laboral.

En Italia no existen estudios que demuestren que a una disminución del horario de trabajo corresponda un aumento del empleo, reconoció el economista Paolo Onofri, quien encabeza el equipo que elabora las iniciativas que propondrá el gobierno en esta materia. (FIN/IPS/jp/ag/lb/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe