Los sumos sacerdotes del desarrollo se reunirán con los líderes de las religiones mundiales la semana próxima en Londres, en un "Diálogo sobre la Fe y el Desarrollo Mundial" sin precedentes.
Representantes de las religiones bahai, budista, cristiana, hindú, judía, musulmana, sikh y taoísta participarán en la conferencia del 18 y 19 de febrero, de la que serán anfitriones el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, y el jefe de la Iglesia de Inglaterra, el arzobispo de Canterbury, George Carey.
La meta de las conversaciones es "ampliar las oportunidades para la comprensión y la acción común para hacer frente a la cuestión crítica de la pobreza", destacó una declaración del Banco Mundial.
La declaración agrega que "esta reunión representa un importante paso hacia una nueva relación entre el Banco Mundial y las fes del mundo".
En los últimos años, el Banco Mundial ha sido criticado por jefes religiosos del mundo. Entre ellos, el papa Juan Pablo II lamentó el sufrimiento humano causado por la deuda y los programas de ajuste estructural en el Tercer Mundo.
El propio Wolfensohn reconoció la influencia de un religioso musulmán que lo inspiró para centrarse en la cuestión de la deuda.
En el Palacio Lambeth, sede de la conferencia, Wolfensohn intentará movilizar el respaldo religioso para la Asociación Internacional para el Desarrollo, brazo de préstamos blandos del Banco para los países más pobres, financiado por contribuciones voluntarias de los países miembros, y por lo tanto a su merced.
Los países que viven con menos de dos dólares diarios no pueden pagar ningún interés, dijo Wolfensohn en noviembre a la Arquidiócesis Católica de Los Angeles.
En la agenda de algunos líderes religiosos estará el alivio de la deuda, y en especial, "Jubileo 2000", un esfuerzo por cancelar las deudas impagables de los países más pobres a tiempo para el próximo milenio.
Este es considerado un momento auspicioso para muchos cristianos, quienes citan las denuncias de usura de las escrituras y argumentos a favor de permitir a los deudores empobrecidos que empiecen de nuevo.
"Para seguir actuando como intermediario entre los ricos y los pobres, necesito orientación divina, y necesito vuestra ayuda", dijo Wolfensohn en Los Angeles.
Wolfensohn también buscó paralelos entre el Banco y la Iglesia. "Nuestro objetivo en la vida es hacer del mundo un lugar mejor, al igual que el vuestro", aseguró.
Las similitudes entre la iglesia y la institución financiera internacional fueron presentadas por Susan George y Fabrizio Sabelli, en su libro de 1994 "Faith and Credit: The World Bank's Secular Empire" (Fe y crédito: El imperio secular del Banco Mundial).
En nuestro siglo, afirman los autores, el concepto de desarrollo adquirió un estatuto religioso y doctrinario, y el Banco es comúnmente aceptado como "la Visión Santa del desarrollo".
El "Informe sobre el Desarrollo Mundial", al igual que un edicto papal, es considerado un pronunciamiento sobre "cuáles son los temas de la agenda mundial y del Banco", agregan.
La noción del Banco como intermediario también fue planteada por George y Sabelli, quienes aseveran que "en este escenario teológico moderno, el misionario es reemplazado por el economista neoclásico".
Además, "el experto en desarrollo media entre los mundos desarrollado y en desarrollo como el sacerdote media entre los mundos divino y secular, ayudando a los subdesarrollados a recorrer el largo camino hacia la salvación", consideran.
Los investigadores descubren esta actitud diligente del Banco Mundial en 1968, cuando Robert Strange McNamara dejó su puesto como secretario de Defensa de Estados Unidos para presidir el Banco durante 13 años, en la presidencia más larga de la agencia.
McNamara, en un discurso de 1973 a los gobernadores del Banco, invocó a "todas las grandes religiones que enseñan el valor de cada vida humana".
Además, McNamara proclamó que "de una forma nunca cierta en el pasado, tenemos ahora el poder de crear una vida decente para cada hombre y cada mujer. Los extremos del privilegio y la carencia ya no son aceptables".
Pero, según George y Sabelli, tras dos décadas de mayor pobreza, creciente desigualdad y endeudamiento, el "ajuste estructural", frase usada por McNamara para lo que se convirtió en la misión central del Banco para amoldar las economías de los países a un gran diseño mundial, es vista como una falsa profecía incluso por muchos de sus adherentes. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/lp/dv cr if/98