El Consejo Superior de las Fuerzas Armadas de Honduras declaró el lunes 9 que existe una unidad monolítica en torno a su jefe, el general Mario Hung Pachecho, al tiempo que manifestó la plena subordinación al presidente Carlos Flores.
El Consejo Superior descartó este lunes la existencia de una división entre las diferentes promociones militares que dirigen la institución armada, tras una reunión de cinco horas.
De esta manera, salió al paso de una serie de versiones de prensa sobre una profunda división entre las promociones VI hasta la XII, por la designación del nuevo comandante en jefe, quien será electo en diciembre por la Cámara Legislativa (parlamento).
El coronel David Villanueva, portavoz de las Fuerzas Armadas, dijo que en el curso de reunión extraordinaria se acordó mantener la unidad monolítica y evitar que los asuntos internos de la institución se discutan en los medios de comunicación.
La semana pasada trascendió que miembros de la XII Promoción de la Academía Militar general Francisco Morazán reclamaron a Hung Pachecho sus cabildeos para el nombramiento como máximo jefe militar del coronel Rodolfo Interiano, comandante de la 105 Brigada de Infantería, con sede en la ciudad de San Pedro Sula.
Estas versiones indicaron que corresponde a un oficial de la XII Promoción el cargo de comandante en jefe o, en su defecto, si la Cámara Legislativa modifica la Constitución y la Ley de las Fuerzas Armadas, el de ministro de Defensa.
Flores, quien asumió la Presidencia el 27 de enero, anunció una reforma a la Constitución y a la Ley de las Fuerzas Armadas para suprimir el cargo de Comandante en Jefe y fortalecer el de ministro de Defensa que, inclusive, puede ser un civil.
Hung Pacheco aseguró que no aspira a continuar como Comandante en Jefe o pasar a ministro de Defensa. "No aspiro a continuar en el cargo y si el poder civil dispone cambios en la institución, éstos serán acatados", manifestó.
Pese a que resistieron estos cambios, durante el gobierno del ex presidente Carlos Roberto Reina (1994-98), los militares que jugaron un papel protagónico en la década pasada optaron finalmente por someterse al poder civil.
Reina logró el traslado de la policía del poder militar al civil, al tiempo que desmilitarizó una serie de instituciones públicas que, bajo el argumento de la seguridad nacional, estaban en manos de los militares.
Además, sustituyó el servicio militar obligatorio por uno voluntario y educativo, y eliminaron los malos tratos en las unidades militares.
Los militares, según los organismos de defensa de los derechos humanos, se niegan tácitamente a aceptar que sean juzgados los responsables de la desaparición forzada de personas por motivos políticos, temporal y definitiva, en la década pasada.
Hay varios juicios en los tribunales por violaciones de los derechos humanos en los años 80, pero la semana pasada un juez de Tegucigalpa determinó que los decretos de amnistía, emitidos en 1989 y 1990, abarcan a los militares y grupos armados de izquierda que se enfrentaron durante la guerra fría.
Los organismos humanitarios sostienen que la amnistía no protege a los militares, porque capturaron, torturaron y mataron a opositores políticos, cuando la ley estipula que debían ser presentados a los tribunales.
Dos atentados contra el ex presidente Reina y el resurgimiento de las ejecuciones extrajudiciales evidencia que los militares procurarán bloquear estas inicitiativas que buscan castigar a los violadores de los derechos humanos. (FIN/IPS/jrd/ag/ip-hd/98