El presidente de Panamá, Ernesto Pérez Balladares, respondió con una sorpresiva visita a La Habana al pedido del papa Juan Pablo II de acabar con el relativo aislamiento de este país.
"Que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba", solicitó el Papa el 21 de enero, al comenzar una visita de cinco días a la isla.
Pérez Balladares arribó el viernes sin previo aviso al mismo Aeropuerto Internacional José Martí, de La Habana, el mismo en el que Juan Pablo II lanzó su exhortación.
Granma, órgano oficial del gobernante Partido Comunista de Cuba, explicó que se trata de una visita de carácter privado. Pero Pérez Balladares ya mantuvo una conversación con el presidente Fidel Castro en el aeropuerto.
Los dos presidentes "departieron animadamente sobre varios temas, incluyendo el positivo desarrollo de las relaciones cubano- panameñas", informó Granma, único diario de alcance nacional de Cuba.
Pérez Balladares, que viajó a La Habana en compañía de familiares y colaboradores, pretende visitar el casco histórico de La Habana y el polo turístico de Varadero, situado 140 kilómetros al este de la capital.
También se desplazará a la ciudad de Camagüey, 570 kilómetros al oriente de La Habana y, según trascendidos, estaría interesados en los servicios médicos de este país.
Las relaciones diplomáticas entre Cuba y Panamá volvieron a la normalidad en enero de 1995, tras permanecer congeladas desde 1989, a causa de la invasión estadounidense a Panamá.
Observadores creen que cualquiera sea el objetivo de la presencia no anunciada de Pérez Balladares, se inserta necesariamente en un proceso de acercamiento a la isla abierto por la visita de Juan Pablo II.
El Papa condenó el bloqueo de Estados Unidos a Cuba como política injusta y éticamente inaceptable y pidió poner punto final al aislamiento de este país, pues "en nuestros días ninguna nación puede vivir sola".
La primera respuesta correspondió a Guatemala, dos días después del regreso de Juan Pablo II al Vaticano. El gobierno guatemalteco anunció entonces el restablecimiento de sus relaciones con Cuba, que permanecían interrumpidas desde 1961.
Una nota oficial de la cancillería guatemalteca, publicada por Granma el día 28, hizo referencia en dos ocasiones a la visita del Papa a la isla entre los motivos que determinaron la reanudación de relaciones.
Las relaciones bilaterales entre Cuba y Ecuador también tuvieron importante impulso este mes, cuando el canciller ecuatoriano José Ayala Lasso visitó la isla junto a 70 empresarios.
Entre el 3 y el 7 de este mes, Ayala se entrevistó con Castro, firmó una declaración conjunta con la cancillería cubana sobre asuntos económicos, financieros y de inversión, y dejó identificadas como áreas de mutuo interés la energía, el sector farmacéutico, la minería, el turismo y la salud.
La intensiva actividad diplomática que sucedió a la presencia del Papa incluyó también la visita oficial del canciller de Ucrania, Guennadi Udovenko, y una sesión de la comisión intergubernamental Cuba-Rusia.
En conversación con Udovenko, el canciller cubano Roberto Robaina se refirió a la posibilidad de la conformación de un triángulo económico entre Moscú, Kiev y La Habana en búsqueda de nuevas vías de colaboración.
La sesión de la comisión cubano-rusa concluyó el viernes con la ratificación de un protocolo comercial del pasado año y la entrega a La Habana de los fondos pendientes de un crédito de 350 millones de dólares para el mantenimiento de una central electronuclear, paralizada a principios de esta década.
Pero estos dos casos podrían estar más allá de la visita del Papa, ya que responden a la tentativa de países que integraban el bloqueo socialista de reconstruir sus relaciones económicas.
No puede interpretarse de igual manera, sin embargo, la visita de seis días a la isla de un grupo de asesores legislativos y de política exterior del Congreso de Estados Unidos, que en su mayoría apoyaron en 1996 la promulgación de la ley Helms-Burton.
Otro grupo similar llegó a La Habana para asistir a las misas de Juan Pablo II y pidió permiso al gobierno para quedarse unos días y entrevistarse con las autoridades.
Asimismo, el arribo de Pérez Balladares coincidió con el anuncio en Uruguay de la invitación al presidente del parlamento cubano, Ricardo Alarcón, para participar de la novena reunión de legisladores iberoamericanos, prevista para abril en Montevideo.
El pasado año Cuba fue invitada sólo en carácter de observador y por lo tanto, excluida del foro parlamentario, que sesionó en España. Los organizadores consideraron que el sistema político cubano no satisface los requisitos que debe tener toda democracia.
Ahora, La Habana espera la visita de los reyes de España y el Partido Comunista de Cuba recibe una delegación oficial de diputados del gobernante Partido Popular. (FIN/IPS/da/ff/ip/98