Fidel Castro asumió por otros cinco años la presidencia de Cuba con una firme negativa a la transición de este país socialista hacia el capitalismo, incluso luego de que él muera.
"Nuestro sistema político no se cambia. Es intocable", dijo Castro tras su quinta elección consecutiva al frente del Consejo de Estado, máximo órgano estatal que actúa entre las sesiones del Parlamento.
El mandatario de 71 años consideró que "el porvenir pertenece a lo que Cuba hace", criticó la apertura política en la cultura, defendió los derechos de la mujer, rechazó el bloqueo de los Estados Unidos y negó haber nombrado un sucesor.
La intervención de más de siete horas se convirtió en la reafirmación del sistema socialista cubano y en una contraofensiva, tanto ideológica como política, tras el paso por este país del papa Juan Pablo II en enero pasado.
El pontífice realizó una visita pastoral a la isla, entre los días 21 y 25 de enero, durante la cual propuso el tránsito hacia "una nueva Cuba", una sociedad donde pudiera conjugarse justicia social y libertad individual.
Juan Pablo II criticó las sanciones económicas contra la isla, pero, también, el ateísmo de Estado, la limitación de determinados derechos civiles, la crisis de los valores tradicionales de la familia, el divorcio y el aborto.
Algunas de las principales manifestaciones del Papa encontraron una respuesta en la intervención de Castro, reelecto este martes de forma unánime por los 601 diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento).
El diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista, afirmó que el Consejo de Estado sufrió una renovación de 45 por ciento de sus escaños por el "natural acceso de las nuevas generaciones" y como "garantía de la continuidad" de la revolución triunfante en 1959.
La constitución de la quinta legislatura echó por tierra la posibilidad, muy comentada el pasado año, de que Castro abandonara alguna de las funciones que le corresponden como jefe de Estado y de Gobierno.
"Suponer que la muerte de un individuo pueda liquidar la obra de un pueblo, de una revolución y de generaciones que se han sacrificado es realmente ridículo", dijo Castro, quien aseguró que el capitalismo y el imperialismo están destinados a desaparecer.
"Con la suerte y el destino de los países no se juega", dijo el mandatario al referirse a informes de la prensa extranjera según los cuales él habría designado a su hermano Raúl su sucesor al frente del gobierno de Cuba.
El general del ejército Raúl Castro, primer vicepresidente del Consejo de Estado también reelecto, permaneció junto con su hermano en las luchas que condujeron al triunfo de la revolución.
Los expertos consideran desde los años 60 a Raúl Castro, también segundo secretario del Partido Comunista de Cuba y ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, la persona que sustituiría a Fidel Castro en caso de que fuera necesario.
El presidente cubano afirmó, sin embargo, que cualquier designación al frente del gobierno de Cuba será una decisión de las instituciones correspondientes, de acuerdo con la Constitución, y que él no tiene atribuciones "para nombrar sucesor".
"Ni que esto fuera un reinado", comentó Castro y agregó que lo que "molesta a alguna gente" es que la Revolución lleve casi 40 años resistiendo, a pesar de los vaticinios de un derrumbe similar al ocurrido al socialismo en Europa.
"Que dejen en paz a Cuba, que cese la guerra contra Cuba y verán lo que Cuba puede hacer", acotó.
Para Castro una cosa es el bloqueo de los Estados Unidos, que debe cesar, y otra es la propuesta de ayuda humanitaria estudiada en ese país y que no sería aceptada por su gobierno porque Cuba no tiene "necesidad de limosnas de ninguna clase".
"Esta revolución no escatima nada para salvar vidas", dijo el mandatario en una abierta crítica a los que hablan de los problemas de Cuba y olvidan los logros de este país en materia de salud, educación y asistencia y seguridad sociales.
La crítica fue más allá de las informaciones que se publican sobre la isla en el extranjero e incluyó lo que podría ser el inicio de una ofensiva oficial contra la política de apertura en la esfera de la cultura que se desarrolla desde la década del 80.
Castro se refirió a películas realizadas en la isla con recursos públicos "por ciertas y determinadas corrientes", que "vienen a ser filmes contrarrevolucionarios" y "no son un llamado a la lucha y a la resistencia".
"Transmitir la idea de que toda revolución y todo socialismo es burocracia y pobreza es desprestigiar las ideas de un país donde se ha salvado la vida a 300.000 niños y la mortalidad infantil está en 7,2 por cada mil nacidos vivos", dijo.
En un clara alusión a las ideas divulgadas por el Papa durante su visita a la isla sobre la pérdida de los valores tradicionales de la familia cubana, Castro aseguró que su gobierno le otorga gran importancia a la estabilidad familiar.
El mandatario cubano afirmó que hay que educar a las nuevas generaciones para que no acudan al aborto como a un método anticonceptivo más, pero que es imposible prohibir el aborto "pues no se puede obligar a una mujer a tener un hijo si no lo desea".
"Si por darles a las mujeres un tratamiento que las hace más libres nos acusan, que nos acusen entonces", dijo el mandatario reafirmando así su política de legalización del aborto y de igualdad entre géneros. (FIN/IPS/da/mj/ip/98