COREA DEL NORTE: La política guía la ayuda alimentaria

La comunidad internacional afronta un complejo dilema moral por Corea del Norte, pues está dispuesta a ayudarla a combatir la hambruna que sufre hace tres años pero teme que eso represente un respaldo al régimen estalinista.

Los gobiernos extranjeros y agencias donantes se debaten entre poner algo en el estómago de 23 millones de norcoreanos o negarse por temor a contribuir así con la permanencia en el poder del dictador Kim Jong Il.

La Unión Europea evita dar a sus programas de asistencia un color político. Estados Unidos y Corea del Sur, en cambio, anunciaron que solo brindarán ayuda alimentaria si Corea del Norte se une a las conversaciones de paz cuatripartitas en las que también participa China.

La Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO) suministró en 1997 un paquete de asistencia humanitaria y alimentaria de 62 millones de dólares a Corea del Norte, y aprobó a fines de enero otro de 11 millones.

El último paquete será empleado en salud pública, suministro de agua, saneamiento y ropa de abrigo para los necesitados. Unos 1,8 millones de dólares se utilizarán para dar ropa a los niños en invierno.

Pero los funcionarios que canalizan la ayuda afirman que se requiere mucha más, en especial comida.

Corea del Norte está 60 por ciento por debajo de los requerimientos mínimos de cereal para que su población sobreviva el invierno, según los expertos. Hasta ahora murieron entre 500.000 y 1.000.000 de personas, según distintos cálculos.

"Sin asistencia alimentaria, muchos norcoreanos morirán de hambre. Pero la dictadura en Pyongyang sobrevivirá mucho más tiempo si la recibe, haciendo sufrir a su propio pueblo horrorosas violaciones de derechos humanos", observó el diario estadounidense The Washington Post en noviembre.

El trabajo humanitario se complica por los nuevos desastres que surgen a diario y por el hecho de que la asistencia llega a veces demasiado tarde o es inadecuada.

En agosto, por ejemplo, un maremoto azotó la costa occidental de Corea del Norte e inundó grandes campos de arroz y dejó a unas 15.000 personas sin techo. La ECHO asignó 326.000 dólares para tiendas de plástico, suministro de agua, combustible y aceite comestible.

De todos modos, pasaron dos meses hasta que el dinero fue canalizado en Pyongyang a través de la Cruz Roja, la agencia encargada de las operaciones de emergencia.

"Muchas de las acciones se implementaron después de la firma del acuerdo de emergencia el 23 de octubre, y no fue fácil", dijo Terje Paulsen, administrador de asistencia de la Cruz Roja en Pyongyang.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) comenzó a suministrar en junio leche vitaminada con destino a niños, mujeres embarazadas y lactantes en las provincias de Pyongyang del Sur y Kangwong.

UNICEF también comenzó a entrenar a médicos y personal hospitalario en técnicas de alimentación terapéutica.

"Vemos progresos muy importantes. La mortalidad de niños en hospitales cayó de 30 por ciento a mediados de 1997 a 15 por ciento a fines del año", dijo Omawali Omawali, representante de UNICEF en la capital surcoreana.

ECHO dio a UNICEF en julio 275.000 dólares para suplementos multivitamínicos destinados a niños. Otros 2,84 millones se aplicaron para financiar tres proyectos de la agencia de las Naciones Unidas de rehabilitación de niños, embarazadas y madres lactantes con desnutrición severa.

Pero la ayuda no es suficiente. Omawali visitará Beijing este mes, y efectuará otro llamado a los donantes internacionales en procura de ayuda alimentaria para los niños, la franja de población que más sufre la hambruna.

"Se requerirá alimento otra vez, pues la cosecha no fue suficiente y los maremotos inundaron muchos cultivos", explicó.

La asistencia se ve complicada por el hecho de que los informes sobre grave escasez de alimentos y hambruna masiva fueron ignoradas durante mucho tiempo por la comunidad internacional.

El gobierno de Corea del Norte afirma que sufrió "tres años de desastres naturales", como persistentes inundaciones, cosechas fallidas y, en 1997, una grave sequía que devastó la agricultura y provocó una seria escasez de alimentos.

En 1995, Pyongyang se tragó su orgullo y solicitó ayuda alimentaria a la comunidad internacional por primera vez en su historia, a pesar de que el gobierno continúa predicando una estricta ideología basada en el autoabastecimiento. (FIN/IPS/tra- en/ab/js/mj/dv/98

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