COLOMBIA-VENEZUELA: Guerrilla es asumida como problema binacional

Colombia admitió por vez primera en un documento oficial que la seguridad fronteriza de Venezuela es alterada por la guerrilla de su país, en un paso más en el nuevo enfoque internacional con el que Bogotá busca poner fin a un conflicto interno de medio siglo.

La canciller colombiana María Emma Mejía culminó una visita de dos días a Venezuela con la firma de dos acuerdos, la instalación de dos comisiones binacionales y un comunicado conjunto.

En el comunicado, Mejía y su anfitrión, Miguel Angel Burelli, resaltaron que la seguridad a un lado y otro de la frontera de 2.219 kilómetros es agredida por "el accionar de grupos guerrilleros colombianos" y de la delincuencia común.

La ministra dijo en rueda de prensa que es evidente que la insurgencia armada afecta el lado venezolano y que ese reconocimiento "debe y forma parte de nuestra agenda común".

Mejía precisó que ese reconocimiento no es sino una formalidad de algo que los gobiernos del colombiano Ernesto Samper y del venezolano Rafael Caldera vienen indicando públicamente, desde que en 1995 las relaciones bilaterales fueron puestas en tensión por el ataque de rebeldes colombianos a militares venezolanos.

Además, insertó ese reconocimiento oficial, que Caracas ha reclamado con insistencia, en el nuevo enfoque de Bogotá para tratar la violencia armada, que consiste en "la internacionalización de la solución y el reconocimiento de que habrá una salida negociada".

Venezuela, recordó, forma parte del Grupo de Amigos de la paz en Colombia, constituido de modo informal en septiembre y del que también forman parte Costa Rica, España y México. El grupo comenzará a actuar una vez que las dos partes definan la negociación.

Mejía y Samper, que dejará el gobierno en agosto, han indicado que sólo aspiran a dar los pasos preliminares hacia una negociación política al amparo internacional.

También esperan que ese proceso sea desarrollado en forma más decidida por el nuevo presidente, sobre todo si éste resulta ser Horacio Serpa, ex ministro del Interior en la actual administración y ahora candidato del gobernante Partido Liberal.

Esos pasos preliminares sufrieron esta semana un revés cuando Samper rechazó la exigencia de uno de los dos grupos que se mantienen en armas de replegar el ejército de cinco municipios como requisito para iniciar las conversaciones.

Previamente, la guerrilla habia rechazado la oferta hecha en enero por España de servir de sede para las negociaciones de paz.

Ninguna de las partes ganará la guerra, dijo Mejía, quien recordó que el conflicto interno cumplirá 50 años el 9 de abril, cuando se conmemora el llamado "bogotazo", por lo que se impone en forma definitiva buscar la paz políticamente.

Burelli acotó que el Grupo de Amigos sólo se formalizará una vez que los dos grupos guerrilleros que permanecen en armas -las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN)- convengan en la negociación, y que su papel será muy preciso.

España, México y Venezuela ya participaron en los Grupos de Amigos que apoyaron los procesos de paz de El Salvador y Guatemala, que se produjeron al amparo de la Organización de las Naciones Unidas.

Burelli dijo que la función de una instancia similar es la de que las conversaciones sigan el cronograma pautado y que los compromisos adquiridos se cumplan, salvo que las dos partes en conflicto le asignen otras funciones especiales.

Colombia había evitado hasta ahora formalizar el reconocimiento de la actividad de la guerrilla fuera de su país, para evitar que los dos grupos en armas utilizaran ese elemento para demandar un rango de beligerancia internacional.

Pero Mejía dijo que resulta inocultable que Venezuela es un país afectado directamente por la actividad de las FARC y el ELN, con sus ataques a puestos fronterizos, el secuestro de ganaderos venezolanos y las secuelas de los atentados contra instalaciones petroleras vecinas a la frontera.

Por ello mismo, Venezuela "se beneficiaría de ese proceso de paz, una vez solucionado nuestro conflicto interno", dijo la ministra.

Antiguos guerrilleros colombianos creen que, cuando se logre abrir la negociaciación, Venezuela se beneficiará de su participación en el proceso como parte del Grupo de Amigos, porque sería incongruente que la guerrilla actuara entonces dentro de su territorio.

Ese mismo elemento hace que aún no esté totalmente claro que las FARC y el ELN acepten la participación venezolana en el Grupo de Amigos.

Actuales ministros que en los años 60 fueron comandantes de la derrotada guerrilla venezolana y que mantienen buenas relaciones con dirigentes de las FARC y el ELN buscan evitar ese rechazo, según la versión de figuras cercanas a la fase más secreta del proceso preliminar ya abierto.

También se indica que las FARC tienen el problema de que su representante internacional, con sede en México, sufre un proceso cancerígeno terminal, lo que le llevó a decidir retornar a su comando dentro de Colombia, con efecto negativo para el proceso.

Pero dirigentes de izquierda y del gobierno en Caracas coinciden en que, una vez comenzada, una negociación al amparo internacional crea una dinámica difícil de detener, como se demostró en los casos de Guatemala y El Salvador.

De acuerdo con ese enfoque, indican bajo anonimato las fuentes que si las FARC y el ELN aceptan sentarse a la mesa de negociación, antes o después de agosto, se podría aventurar que el último conflicto armado que la guerrilla marxista protagoniza en América Latina tiene su fin en el horizonte. (FIN/IPS/eg/ff/ip/98

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