COLOMBIA: La guerra no es juego de niños

La Cruz Roja, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), organizaciones no gubernamentales y entidades oficiales de Colombia intentan rescatar a niñas y niños involucrados en el conflicto armado.

Con el lema "La guerra no es un juego de niños", las instituciones participantes buscan sensibilizar "a los actores del enfrentamiento armado para que los menores no sufran los rigores del conflicto y tengan otras opciones", dijo a IPS Fabricio López, coordinador de derechos Humanos de la Cruz Roja.

Según López, se realizan también esfuerzos institucionales para desarrollar programas específicos para "la readaptación y resocialización" de esos menores.

La Cruz Roja interviene en la campaña como intermediario neutral, que busca dar protección y asistencia a niñas y niños afectados por el conflicto.

Los primeros resultados se tuvieron el 30 de enero, cuando el insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN) entregó a intermediarios cinco menores de edad que retenía desde un año atrás por su supuesta participación en actividades de los grupos paramilitares de derecha en el norte del país.

El ELN aseguró que esos menores, que tienen entre 12 y 15 años, fueron informantes de un grupo paramilitar que a principios de 1997 asesinó a campesinos de la localidad de Media Luna, en el departamento del César.

La liberación de los cinco adolescentes fue fruto de un año de conversaciones informales del Instituto de Bienestar Familiar y del defensor del Pueblo con Felipe Torres y Francisco Galán, dos comandantes del ELN encarcelados en Itaguí (noroeste).

La Cruz Roja tuvo a su cargo la coordinación de las condiciones de seguridad para la entrega de los menores y las gestiones ante organismos del gobierno para garantizar su bienestar.

Lo sorprendente fue que los cinco adolescentes se resisitieron a abandonar la guerrilla, y en medio llantos fueron devueltos por los insurgentes.

Para Cecilio Adorno, delegado de Unicef para Colombia, la liberación de esos menores fue un hecho positivo "que puede desencadenar un proceso de desvinculación de los niños involucrados en el conflicto".

Resulta difícil aceptar "que pueda haber tantos niños metidos en un conflicto" sangriento, pero la violencia se ha agudizado y los ha atrapado, comentó Adorno.

En su informe "Los soldados invisibles", Unicef señala que hay cerca de 50.000 niños y niñas combatiendo en más de 20 guerras que se libran en el mundo, pero no es posible conocer la cantidad exacta, porque las fuerzas armadas se niegan a reconocer que tienen menores en sus filas.

Al menos 4.000 menores participan del conflicto armado de Colombia, adscriptos a la guerrilla o a los paramilitares, y 3.000 cumplen el servicio militar obligatorio, informó el Instituto de Bienestar Familiar.

Los bandos enfrentados creen que los adolescentes son "los soldados perfectos", pues tienen espíritu aventurero, no presentan exigencias y se les enseña sin complicaciones, advirtió el Instituto.

Almudena Mazarrasa, delegada de derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas para Colombia, denunció el martes el alto número de niños que participan en el conflicto armado en el país y pidió a las autoridades resolver ese problema.

La campaña por liberar a los menores combatientes coincide con la candidatura para el premio Nobel de la Paz del "Mandato de de los niños por la paz", un movimiento contra la violencia surgido en Colombia.

La postulación de los líderes del "Mandato de los niños por la paz" fue realizada por José Ramos Horta, dirigente del movimiento independentista de Timor Oriental y Nobel de Paz en 1996.

Ramos Horta afirmó que la labor de los menores "a través de una campaña valiente y pacífica" lo dejó "profundamente conmovido".

El "Mandato por la paz", coordinado por Unicef y la Red de Iniciativas por la Paz, integrada por 30 organizaciones no gubernamentales, fue votado el 25 de octubre de 1996 por 2,7 millones de niños en Colombia, donde anualmente mueren por causas violentas 4.300 menores.

El "Mandato" promueve en las comunidades los principios de la tolerancia y el derecho de la infancia a crecer en un ambiente seguro.

Ese movimiento organizado por niños sirvió de base para que en octubre, 10 millones de adultos votaran por el "Mandato ciudadano por la Paz", que pidió el cese de la violencia en Colombia.

Ana Bernal, directora de Red de Iniciativas por la Paz, indicó que la candidatura al Nobel del "Mandato" es un reconocimiento al trabajo de niños que abrieron el camino a la movilización ciudadana.

México se unió en 1997 a la iniciativa de los niños y niñas colombianas, y 3,9 millones de menores mexicanos usaron el voto para pedir la paz en su país. (FIN/IPS/yf/ff/hd/98

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